Por Fernando Cifone.-

Los argentinos hemos aumentado el consumo de carne en los últimos años y una de las causas ha sido la gran oferta hacia el mercado interno debido a las distorsiones provocadas por el último gobierno K, a través de subsidios directos o indirectos.

Las retenciones al maíz, con la consecuente baja de su precio hacia el mercado interno, le han dado a los sectores avícola y porcino la posibilidad de adquirir alimento «barato» a costa de los productores maiceros.

Éstos sectores subsidiados, aumentaron su producción, así como también aumentó el consumo, que paso de 20 kg por habitante y por año a más de 40 kg/hab/año en los últimos 10 años, para el pollo. El de cerdo pasó de 7 a 15 kg por habitante y por año en el mismo período.

Si bien ambos sectores se han integrado verticalmente en muchos casos, ahora deberán demostrar su eficiencia sin que otro sector los sostenga.

Los feed-lots también aprovecharon el bajo precio del maíz (retenciones), además de recibir subsidios directos por parte del Estado, es decir que la producción de carne a corral estuvo subsidiada por todos los argentinos bajo el «protectorado» de Guillermo Moreno.

Muchos de los dueños de éstos corrales de engorde también se fueron integrando verticalmente y ahora que ya no están bancados por el resto de la sociedad deberán buscar alternativas para poder seguir en el negocio. Por lo pronto usaron a los criadores como variable de ajuste, ya que el ternero valía $/kg 38 en diciembre último y ante la suba del precio del maíz pasó a valer $/kg 32.

Todos éstos descalabros producidos por una economía dirigista deberán nivelarse, no sólo con el paso del tiempo, sino también con reglas claras promovidas, no sólo por el Gobierno Nacional, sino también por la Dirigencia Agropecuaria.

Nuestra dirigencia deberá redefinir objetivos. Es hora de pasar de la crítica a la propuesta, a la construcción; aunque todavía se los ve desconectados de la realidad y con una inercia hacia el pasado.

Sociedades Rurales obsoletas que temen proponer y proclamar los desequilibrios que sufre el sector y que es necesario comunicar al nuevo Gobierno del PRO. Hacer docencia sobre los funcionarios que han demostrado una ideología amorfa en varios temas.

La oportunidad es única, el tiempo escaso. La dirigencia del sector deberá marcar la nueva agenda al Gobierno Nacional, pero primero tendrá que sacarse la venda de los ojos.

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