Por Juan José de Guzmán.-

Recuerdo aún a mi vieja, entrando a mi habitación, abriendo las ventanas y aconsejándome que deje entrar el aire que me despabilaría después de un prolongado encierro previo a algún examen.

Así no vas a rendir, me decía, el ambiente está viciado, estás abotagado y se te confundirán las cosas aprendidas.

Creo que algo de esto le está ocurriendo al presidente.

Si bien la gente (a la que felicitó por el aguante) le sigue dando niveles de aceptación similares a los que tuvo cuando irrumpió en medio de 2 alianzas consolidadas en las últimas elecciones, también le envió un mensaje con la multitudinaria marcha de apoyo a las universidades. En esa gigantesca concentración (que se repitió en varias ciudades del interior) hubo muchos jóvenes que en noviembre dijeron mayoritariamente en las urnas que se habían hartado del rumbo decadente del populismo que llevó a la Argentina a los niveles de pobreza y retroceso que todos los indicadores demuestran y decidieron cambiar por quien, no viniendo de la política les prometía un cambio en casi todo (corrupción, cierre de kioscos, negocios para amigos, justicia independiente seguridad y lucha abierta contra el narcotráfico). Aunque esto fuera muy duro, como lo está siendo, sin dudas.

Pero sucede (siempre habrá un “pero” en la gestión de crisis) que en su encierro, las opiniones y consejos de su círculo íntimo podrían estar llevándolo a tomar algunas decisiones equivocadas (no parecería acertado imaginar que los cerca del medio millón de personas que se expresaron de manera pacífica y ordenada fueran “la casta, de los privilegios”.

Es cierto que al escenario se subieron muchos que pertenecen a ella. También subieron muchos cooptados por el kirchnerismo, Taty Almeida entregando su sagrado pañuelo al reconocer la derrota de diciembre (no imaginaría jamás a las hermanas Gard cooptadas, como lo fue Hebe).

Pero esto de twitear como si fuera un chiquilín que desea burlarse del oponente, dibujando un león tomando lágrimas de zurdos no es la actitud que le corresponde a un Presidente.

Tampoco ha sido bien recibida la postulación del Juez Lijo para la Corte Suprema de Justicia.

¿No se ha puesto a pensar lo bien que le caería a la gente que retirara ese pliego y enviara en su reemplazo el de la Fiscal Goyeneche (quien ha dado sobradas muestras de capacidad y valentía logrando la condena del ex gobernador Urribarri), por quien los fiscales de todo el país piden su reincorporación?

Mayor demostración de que ha venido a producir «cambios sustanciales» en la justicia no podría haber. Hay veces que con una sola medida se puede cambiar el ánimo de las personas.

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