Por Alfredo Nobre Leite.-

Señor director:

Con respecto al editorial de primera plana de La Prensa (2-4-2023) «La chapuza se paga caro», relativo a «la defectuosa y polémica reestatización de YPF en 2012, derivó en otra carga sobre cada uno de los hombros de los argentinos, y relativo a que «el viernes, una jueza de Nueva York dio la razón a un fondo que compró una demanda contra la Argentina por perjudicar a accionistas minoristas y deberemos pagar miles de millones de dólares, como si sobraran las divisas.

Para Axel Kicillof -el artífice de la expropiación que tramaron los Kirchner, se trató de una embestida buitre en el marco de la campaña electoral», recordemos que Kicillof es el menos indicado y autorizado para meter su basa en esta seria cuestión, teniendo en cuenta que como ministro de Economía, durante 22 meses, del gobierno de CFK, todas las medidas que tomó fueron perjudiciales para nuestro país, téngase en cuenta que el 51% del paquete accionario de YPF, de propiedad de Repsol, que fue confiscado, que el presidente Mauricio Macri -¡responsable de todos nuestros males, según el kirchnerismo!- pagó en bonos por US$ 5.000 millones, la deuda con el Club de París, que se hizo cargo, como, también, los contratos de obras públicas, ante el Banco Mundial, que fueron anulados por el kirchnerismo, todo lo cual el anterior gobierno de Juntos por el Cambio se hizo cargo para honrar el buen nombre de la República Argentina.

Además, el presidente Macri recibió un gasto público que del 27,2% del Producto (PBI) fue elevado al 46,3%, causante de recurrentes déficits fiscales que financiaban con emisión fiduciaria espuria y consiguiente inflación (que continua el presidente Alberto Fernández), que en los primeros cinco meses imprimió el equivalente a US$ 16.000 millones; una presión fiscal del 22,6% al 34,8%, confiscatoria, según la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que ahoga a la empresa privada y licua salarios y jubilaciones, y que el peso de semejante y proverbial dispendio público, es motivo de elevados impuestos, como el «impuesto extraordinario sobre ‘patrimonios altos’, no importando que los empresarios pagan el impuesto a las Ganancias, como también de bienes personales (llevaba «inventado» el presidente AF en menos de dos años unos 20 nuevos impuestos, al año 2021), repitiendo lo que hizo el kirchnerismo durante 12 años y medio de desgobierno al año 2021… Lo cual ha dado lugar a que actualmente las empresas buscan radicarse en países que no «combaten al capital», y benefician a sus empleados y al país, como Uruguay, Paraguay, Brasil y Chile.

Asimismo, el kirchnerismo dejó una deuda externa de US$ 240.000 millones que ignora, sin un dólar cash de reserva en el Banco Central; con todos los mercados voluntarios de crédito cerrados para Argentina, por estar en default, más de 12 millones de pobres (al año 2021, ahora ¿por cuántos millones supimos adquirir?). Todo ello, mientras llenaban sus alforjas con sedicentes US$80.000 millones, con los contratos de obras públicas amañadas, por lo cual CKF está sometida a juicio por presunta jefa de una asociación ilícita para delinquir (y una condena de seis años de prisión).

También, repito, que legó a 2021 doce millones de pobres, y tuvo el coraje (CFK) de decir que Alemania tenía más pobres que Argentina, y siguen echando la culpa de todos los males al ex presidente M. Macri, cuyo error fue llevar a cabo una política económica gradualista y no haber encarado las reformas de segunda generación del Estado, reduciendo los empleados públicos que de 1.900.000 fueron elevados a 3 millones y medio (en 2021); la reforma Tributaria para mermar la presión fiscal -que aumentó el cuarto gobierno K- confiscatoria, según la CSJN; como reformar las leyes laborales, copia de la «Carta de Lavoro» de Benito Mussolini, para eliminar el sindicalismo prebendario, que se enriquece, mientras los operarios se empobrecen, a fin de dar cumplimento del artículo 14 bis de la CN que establece una «organización libre y democrática, reconocida por un simple registro especial», y así terminar con el ‘supuesto’ enriquecimiento (ilícito) -v-gr. personales, como Hugo Moyano y familia-.

Seguimos esperando el plan económico de AF, que livianamente ignora la imprescindible necesidad de que, con metas a alcanzar, movilice inversiones (no tratar a los empresarios de miserables) para producir, eliminar las trabas de normas laborales que entorpecen la producción y productividad, la creación de riqueza y el bienestar general, y al tiempo que se reduzcan la pobreza y la miseria, elevados a la enésima potencia por el kirchnerismo; en un país como Argentina pródiga en fertilidad -produce alimentos para 400 millones de personas-; rica en minerales preciosos, gas y petróleo.

Lo que carecemos, desde 1946, salvo honrosas excepciones, es de una clase dirigente, capaz y honesta para «…promover el bienestar general, y asegurar y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino; invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia», que no lo invento, sino que es el Preámbulo de la sabia Constitución Nacional de 1853/1860; que el presidente Alberto Fernández debe repasar y obrar en consecuencia.

Con cordiales saludos.

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