Por Oscar Edgardo García.-

El magistral Joaquín Morales Solá en su columna dominical expresa lo siguiente: «Vincular al Papa con la misa en Luján es una perversión del sentido común y también un aprovechamiento político del jefe universal del catolicismo. Basta ver la agenda mundial del Pontífice y su fragilidad física para comprender que está muy lejos de los desatinos que se cometen en su pobre país».

Su pensamiento es acertado pero no debe desconocerse que el Papa Francisco fomentó la política dentro de la Iglesia Católica Argentina, apoyó al gobierno kirchnerista y amparó con silencio u omisión a sus funcionarios corruptos.

Por tales razones, la incumbencia, directa o indirecta, del Supremo Pontífice en el acto partidario llevado a cabo en la emblemática Casa de Dios en la República Argentina no puede ignorarse.

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