Por Por Roque Villazán.-

Cada vez que le preguntan al ministro de economía sobre “jubilaciones”, éste hábilmente toma a la clase pasiva como “escudos humanos” contra las balas de la oposición. Entonces amenaza diciendo que, si no le aprueban la ley ómnibus, será una muy mala noticia (no sólo para él, sino para todos los argentinos). Es necesario que “la ley pase”, porque si no, las medidas van a ser más duras.

“Queremos proteger a los jubilados y no vamos a permitir que caiga su poder adquisitivo”, agregó, aunque no asoman ni vestigios de una fórmula que le dé sustento a sus afirmaciones.

¿Es que acaso supone el ministro que los jubilados no sabemos que el “gasto social” es uno de los puntos en los que ha venido haciendo hincapié el FMI para bajar el déficit desde hace mucho?

Todos los gobiernos han utilizado la misma receta para esquivar el bochazo del Fondo. No bien asumen, encuentran (y demuestran con números) que la fórmula de movilidad “es perjudicial para los viejitos” y la dan de baja reemplazándola por un DNU hasta que hayan encontrado una que va a ser mejor y que, ¡o casualidad!, siempre es peor que la anterior”.

Si está realmente convencido de que con la futura se evitará la pérdida del poder adquisitivo de “nuestros mayores”, ponga en juego su renuncia (si la misma termina convirtiéndose en un nuevo quebranto para los jubilados).

¿Aceptará el desafío?

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