Por Hernán Martínez.-

Es una verdadera lástima que la Ley ómnibus vuelva a comisión. Esto es el reflejo de lo que son los representantes de nuestra sociedad, quienes entre sí acuerdan que sí y que no en función de sus intereses y de los bolsillos sin fondo de sus provincias, que han sobredimensionado tanto que saben que explotará en cualquier momento y eso los llevará a que cambien de gobernador y de sus representantes. Por supuesto, la culpa fue de Macri y ahora de Milei, basta con esos escudos para que no voten una ley que cambia todo. Nuestro presente desastroso es el producto de nuestro pasado medido en 2 décadas si somos cortoplacistas y en 8 o 9 si revisionamos la historia. Dar un paso al cambio real les saca privilegios, negocios, poder sobre los necesitados y lo peor, dejar de ser feudos. Somos una sociedad sumida en la desgracia que, cuando aparece alguna luz de esperanza, se apaga por todos estos políticos que se niegan a imitar al exitoso mundo moderno y que esperan que el actual gobierno siga con la dádiva discrecional que genera cada vez más pobres y cada vez más impuestos. Con estos modelos, nuestros hijos no van a volver. Vi quejas sobre las privatizaciones de las «empresas de todos los argentinos», cuando en realidad no son mis empresas, porque si realmente fuesen mías, tendría beneficios y no pérdidas, (vean a Noruega, Dinamarca lo que hace con sus regalías petroleras: generan un superávit que beneficia a todos los ciudadanos). Las «empresas de todos los argentinos» generan pérdidas y que cada vez tengamos que pagar más impuestos y tolerar peores servicios. Hay excepciones, por supuesto, pero son algunas, no todas. ¿De qué me sirve sentirme dueño de una empresa que cada vez tiene más ñoquis y que su existencia le sirve sólo a los gobiernos para hacer política y negocios? Son barriles sin fondo que se disfrazan de reinos. Si la aerolínea de bandera da pérdidas, es una pérdida para mí y para todos; por eso regálenla y no me hagan perder más plata. Si los trenes son deficitarios, regálenlos entonces. No quiero seguir pagando déficit, no quiero seguir sosteniendo un Estado sobrepasado de gente, no quiero vivir limitado por cuanta ley y ocurrencia le venga en gana al político de turno. Los votos dijeron basta; la gente sabe que todo lo que sufran ahora será en pos del progreso. Sanear este país exige de una ley ómnibus, que abarque todo, que sea revolucionaria cambiando nuestras décadas de decadencia. Los DNU de los gobiernos anteriores no fueron sometidos a las cámaras porque se concedieron como la verdad. Entonces hoy ¿por qué hacen esto? Argentina se encamina a un nuevo trazado que muchos niegan. Tenemos todo menos mentes que piensen en forma lúcida para ver y valorar la luz que tenemos al final del camino. No arruinemos la oportunidad, porque de ser así, habrá más padres que se alojarán en el exterior acompañando a sus hijos y quedará cada vez más un país empobrecido, inculto y enfermo.

Share