Por Oscar Edgardo García.-

El Presidente de la Nación explicó que la decisión de cambiar el diseño de los billetes de curso legal apunta a rescatar la figura de «hombres y mujeres inmensos y trascendentales que hicieron la Patria que hoy vivimos».

El concepto puede ser aceptable. Sin embargo no es justificable eludir o ignorar que las figuras de ellos están consolidadas por los actos que llevaron a cabo a lo largo de sus vidas.

Hace unos días nos vimos sorprendidos por noticias que se publicaron sobre las banderas que fueron colgadas en las fachadas del edificio del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Dicho edificio público fue engalanado con una bandera de la República Argentina con el indefendible agregado de líneas de color rosa y otra que era del colectivo LGTB.

Asimismo, se difundió la noticia sobre el acto llevado a cabo en el Salón Libertador del Palacio San Martín en el que dos empleados de la Cancillería, con vestimentas femeninas y rostros cubiertos con barba, interpretaron el Himno Nacional de manera ridícula y grotesca.

Es innegable que estos hechos constituyen un desprecio hacia los símbolos más emblemáticos de la Patria y una falta de respeto hacia los próceres autores de los mismos.

Sería muy oportuno que el primer mandatario comenzara por su propia casa con su plan de rescate de la figura de «hombres y mujeres inmensos y trascendentales que hicieron la Patria que hoy vivimos» sancionando a los responsables de estos disparates, inculcando en sus funcionarios un verdadero respeto hacia los próceres y los símbolos patrios de la República, que aún subsiste a pesar de todo, y brindando de ese modo un buen ejemplo del camino a seguir para hacer Patria.

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