Por Otto Schmucler.-

El 7 de abril de 2022, tras ser condenado por peculado e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, renunció a su cargo de embajador ante la República de Israel pero, como la Cancillería (por ese entonces a cargo de Santiago Cafiero) no hizo llegar el decreto de aceptación y cesación de funciones, pudo darse el gustazo de festejar un 25 de mayo más allí, en la embajada, donde se lo veía bailando y disfrutando de esas fiestas que tanto amaba encabezando los festejos patrios.

El final de esta historia estará a cargo de la Corte Suprema de Justicia, quien deberá decidir si acepta el per saltum presentado por la fiscal Goyeneche, destituida tras la condena a Urribarri (sabido es que la Corte no tiene plazos y se toma, a veces, algún tiempito para resolver algunas causas).

En el mientras tanto, el exgobernador de Entre Ríos se puso en contacto con un costosísimo abogado defensor de causas mediáticas pretendiendo lavar el honor mancillado.

¿Pretenderá seguir “burlando” a la justicia?

Share