Por Alfredo Nobre Leite.-

Señor director:

Es preocupante que el ministro de Educación, Nicolás Trotta, que confirmó la presencialidad en las escuelas debido a que ninguna región se encuentra en alarma epidemiológica, vuelva a las andadas al exigir al jefe de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, que es necesario mantener -por su capricho- el distanciamiento en las aulas, a pesar de que es científicamente comprobado que nos niños no contagian.

Recordemos que Trotta le importó un bledo que el año pasado, durante la extensa e inédita cuarentena de un año, establecida por el DNU 260/2010 del 13.3.2020, que 6.500 niños pobres perdieran las clases para su educación al no disponer de computadoras, y llegó a expresar que los niños que no asistieran a las aulas podrían pasar al grado siguiente, y así formar burros diplomados, por no haber adquirido los conocimientos necesarios.

Es irresponsable e improcedente que los niños sean impedidos de asistir a las clases para su desarrollo sociable con sus compañeritos, y el contacto afectivo con sus maestros/as, ahora por sus caprichos, Trotta vuelva a perjudicarlos con su concepción acientífica, que da de bruces con la realidad y la verdad.

Téngase en cuenta que Rodríguez Larreta expresó el 30 de mayo pasado, que: «Dijimos que las escuelas iban a ser lo último en cerrar y lo primero en abrir y lo vamos a cumplir», destacando que «de acuerdo con lo que establece el DNU nacional, las restricciones a partir del lunes siguiente «se reanudará la actividad de comercios no esenciales…; y también las clases».

Con sus actitudes, Trotta está mostrando que carece de honestidad intelectual, y, por su desempeño político durante el año pasado, debería exigírsele la renuncia al cargo, pues lo que hace no es más que perjudicar a los niños en su desarrollo intelectual y afectivo.

Con cordiales saludos.

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