Por Jorge Luis Vitale.-

Los subsidios no son malos. Lo que es malo es la corrupción, que se lleva el 50% de los subsidios.

Sin controles, la empresa creada por Néstor Kirchner, en 2012, manejó 19.000 millones; en 2013, 27.000 millones y 40.000 millones en 2014. Las últimas investigaciones realizadas en el la causa judicial revelarían que no hubieran podido realizarse determinadas contrataciones directas o adjudicaciones direccionadas sin la participación de la Presidenta, el Ministro de Infraestructura y el Jefe de Gabinete. Por eso esta causa comienza a preocupar al Gobierno. Sin perjuicio de ello, hasta ahora el juez investiga a funcionarios menores, cuando los montos que están en investigación nunca pudieron haberse realizado sin la conformidad de las más altas autoridades. Ya hubo declaraciones y valuaciones, cotejo de precios que detectarían grave perjuicio al Estado. Adecuados estos precios permitirán al gobierno pagar la mitad en concepto de importación de combustibles.

Como en el caso específico de los subsidios, a esto no se le llama “ajuste” sino “corrupción”, a la cual hay que atacar, ya que el país queda minado por toda esta metodología en todo el territorio nacional.

Esta empresa fue creada justamente para evitar controles y auditorías y poder realizar adjudicaciones directas y a la medida de las empresas amigas. El ejemplo más claro es la compra de gas mediante buques que vienen de Trinidad Tobago, Angola y otros lugares extraños y por el que se paga el doble de lo que vale.

La empresa estatal ENARSA estaría pagando entre el 60% y el 100% más de los precios de mercado por el combustible que tiene que importar nuestro país, según trascendió de funcionarios de ese sector. Con la agravante de que los desembarques se hacen a condición del previo pago de cada envío. Además del gigantesco desborde de corrupción de esta empresa creada en 2004 por el entonces Presidente Néstor Kirchner se suma en 2010 la adjudicación a dedo a empresas de Lázaro Báez, sin antecedentes de idoneidad alguna, de una planta termoeléctrica que no fue construida; pero 100 millones de dólares presupuestados para su compra “desaparecieron” del horizonte provincial. Así como siete pozos de petróleo que abarcan una superficie en Santa Cruz equivalente a la provincia de Tucumán.

Otro antecedente de presunto fraude al Estado es la denuncia que involucra al dirigente “social” K Luis D’Elía, sindicado dueño en las sombras de la firma Transporte de Combustible Atalaya, sucesora de Transporte de Combustibles del Sur, que celebró contratos presuntamente irregulares con Enarsa por al menos 10 millones de pesos mensuales. El testigo Mario Codarín admitió haber sido puesto por D’Elía con el 95% de las acciones de la empresa transportista. La empresa Energía Argentina S.A. (EnArSA) creada a finales de 2004, para la exploración y explotación de hidrocarburos sólidos, líquidos y gaseosos, así, ha sido transformada por el Gobierno en la mayor caja de corrupción K y, por tal razón, sus responsables fueron denunciados ante la Justicia por administración fraudulenta, fraude a la administración pública y tráfico de influencias. La presentación fue del abogado Jorge Vitale y quedó radicada en el Juzgado Federal 6 a cargo de Daniel Ercolini, causa 6678/13, Fiscalía 6 de Federico Delgado.

ENARSA es una empresa donde el Estado tiene el 53% de las acciones. Pero el 12%, que corresponde a las provincias, nunca no fue distribuido. Tampoco el restante 35% de acciones fue a la oferta pública, como correspondía. Esta empresa es totalmente estatal. Desde el momento de su creación hasta el día 10 de mayo de 2013, la presidió el ingeniero Ezequiel Omar Espinoza (foto con Julio De Vido). Pero ese día tuvo que renunciar, al develarse que también era gerente de “La Rosadita”, como llamaban a la financiera SGI de Federico Elaskar, ubicada en Puerto Madero, donde se comprobó que el empresario Lázaro Báez había lavado, como mínimo, 20 millones de dólares.

El Estado Nacional financia a EnArSA. En 2012 le giró 19.209 millones de pesos. En tanto, para 2013, recibió 27.000 millones de pesos. Una enormidad de fondos públicos que durante diez años han sido manejados sin el menor contralor. La Auditoría General de la Nación confirmó que en los informes anuales que realiza que los balances de esta sociedad “son un misterio”. Los medios y los organismos de contralor revelan que en EnArSA sólo se hacen contrataciones directas, violando los más elementales principios de contratación pública que ordena la administración del Estado. Pero además, existirían contrataciones digitadas, tráfico de influencias, sobreprecios y designación de personal exclusivamente kirchnerista. Sin duda, las decisiones para esta contratación no sólo pueden provenir de las autoridades de esta empresa, sino que son autorizadas expresamente por el Ministerio de Planificación Federal, cargo de Julio De Vido, y la lógica aprobación presidencial.

Otra grave irregularidad es que los responsables de esta empresa tampoco permiten auditorías, y se agrava la responsabilidad por la posible existencia de facturas truchas.

Este conjunto de irregularidades graves contra el Estado y el Erario Público motivaron, en su momento, una inspección integral de la AFIP, que intempestivamente fue paralizada por el Gobierno.

Creada para aportar al autoabastecimiento de combustibles y la producción energética argentina, la producción de EnArSA ni llega al 1% de la producción nacional. El dato confirma que su principal papel es constituir la principal caja descontrolada que maneja la presidenta de la Nación. A modo de ejemplo, digamos que. sólo en 2012, esta empresa importó combustible por 10.000 millones de dólares y que este año ese mismo tipo de operaciones oscilarán entre 14.000 y 15.000 millones de dólares. Irónicamente, la formación de esta sociedad había sido para aportar al autoabastecimiento del petróleo y la energía para nuestro país. Desde su fundación hasta el pasado 13 de mayo, día en que renunció, Enarsa fue presidida por Espinoza. Su alejamiento lo precipitó el hecho de que, junto a su contador Jorge Cerrota, era también directivo de S.G.I. (La Rosadita). Espinoza, a cargo ya de la empresa estatal, estuvo involucrado en la contratación del avión que en 2008 trajo al venezolano Antonini Wilson con su bolso con 800 mil dólares destinados a la campaña de CFK.

Otro escándalo que, sin embargo, estuvo muy oculto, fue cuando, en junio del 2012, el director de Finanzas, Ricardo Alberto Cabrales, tuvo que renunciar por haber sido descubierto responsable de graves irregularidades en los seguros de Enarsa. Las denuncias internas y también la de la Auditoría General de la Nación (AGN) fue sobre “gastos portuarios, pagos injustificados y las irregulares licitaciones de la centrales térmicas de Ensenada y Brigadier López”. Otro dato que subraya la modalidad K de integrar a familiares en los directorios de empresas estatales fue que la escribana Martha Cascales, esposa del secretario Guillermo Moreno, Síndica de Enarsa, además de ser funcionaria de la empresa Ar-Sat (Empresa Argentina de Soluciones Satelitales), de estrecha amistad con la Presidenta, fue la responsable de armar la sociedad Meldorek de Sergio Schoklender, involucrada en la estafa del Programa de Viviendas “Sueños Compartidos”. A lo que hay que añadir que la escribana fue la asesora legal en los negocios del Gobierno nacional con Venezuela y también creó 46 empresas “fantasma” destinadas a recibir subsidios del ONCAA, cuando este organismo lo dirigía el hoy titular de la AFIP, Ricardo Echegaray.

El nuevo presidente de Enarsa es Walter Gagyas, un amigo de De Vido. En tanto, Gastón Ghioni, el nuevo director. En definitiva, se sabe que la inmensa mayoría de las autoridades de EnArSA son familiares y amigos de funcionarios kirchneristas. De ahí la importancia mayor de que la investigación ponga su foco en las contrataciones directas, licitaciones y particularmente si los precios que paga el Estado sufren los enormes sobreprecios que han trascendido.

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