Por Manuel Lichtenstein.-

Hoy Lionel Messi con sus primeros 29 años en el Planeta Tierra confunde al Mundo porque cada día está más cerca de mostrarse como un extra terrestre que vino a parar a la Argentina por aquello de que Dios también tiene sus caprichos por derecho propio.

Es que no encuentro una explicación racional que me ilumine sobre la paradoja que se compone de un milagro hecho por un ser parecido a los humanos.

Qué duda cabe que lo que hizo como futbolista desde el día que tocó una redonda por primera vez en Rosario, creando un halo misterioso que ni siquiera lo pueden descifrar ni los expertos, especialistas y comentaristas más encumbrados.

El caso es que remitiéndome a lo que veo en su accionar, no encontré parangón con algún con algún otro que logre inter transmitirse, pelota de por medio, con quien ha de ponerle punto final a la jugada pre concebida con la velocidad superior a la de un rayo en sus neuronas y su pie izquierdo y cuyo punto final es la de enredar la redonda entre los piolines de la red de la valla contraria.

Además habida cuenta que Lio todavía no tiene 30 años, atesora un bagaje de muchas jugadas creativas escondidas en su mochila que nos da la sensación que es mucho lo seguirá ofreciéndonos y mucho el pasto del que se valdrán los medios de comunicación que ya a estas horas llenó toneladas de papel impreso como también en cuanto medio audio visual que se surta de sus improvisaciones mágicas, milagrosas o extra terrestres.

Hasta ahí la semblanza de este poeta de la redonda, es pura realidad, habida cuenta que Lio cubre todas las instancias al responder como nadie, a las exigencias máximas que le caben a cada jugador que integre a nuestra Selección Nacional del querido y bien amado futbol.

Hasta ahí, Messi demostró hasta donde es importante cada vez que integre nuestra Selección, pero mucho más notable es cuando brilla por su ausencia.

Nos tocó sufrir con la Selección un nefasto Martes 11, perdimos un partido de importancia fundamental contra el Seleccionado paraguayo.

El público que concurrió al estadio Mario Alberto Kempes en la ciudad de Córdoba, lloró por la ausencia de Lío, ya que su presencia en el campo de juego gravita en el rendimiento del resto de los jugadores, debida a la clara demostración de que él los hace jugar con una concentración que se advierte como inexistente cuando él por su ausencia , no interviene.

En fin, creo que esta es una circunstancia que nunca se dio en ninguna Selección Nacional, ya que en esta dimensión se demuestra palmariamente cual es la importancia de  llamarse Messi.

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