Dorrego y Lavalle, arterias que en la Ciudad de Buenos Aires no se cruzan, pero ambos personajes en vida fueron soldados subordinados a órdenes del General San Martín. Resultaron víctimas de la «rastrera política» de entonces, que el Padre de la Patria había sabido evitar.
Vaya para los mencionados la distinción de honra y honor por sus esfuerzos y sacrificios por La Argentina. En su tiempo no pudieron entender aquello de: «Los hermanos sean unidos,/ Porque esa el la ley primera; …» («Martín Fierro» no había sido escrito).
Dorrego y Lavalle, arterias que en la Ciudad de Buenos Aires no se cruzan, pero ambos personajes en vida fueron soldados subordinados a órdenes del General San Martín. Resultaron víctimas de la «rastrera política» de entonces, que el Padre de la Patria había sabido evitar.
Vaya para los mencionados la distinción de honra y honor por sus esfuerzos y sacrificios por La Argentina. En su tiempo no pudieron entender aquello de: «Los hermanos sean unidos,/ Porque esa el la ley primera; …» («Martín Fierro» no había sido escrito).