Por Rodolfo Patricio Florido.-

Comprender lo que está pasando en nuestra región es casi más importante que el resultado mismo. Scioli (FPV) gana las PASO, Pichetto (FPV) pierde la Gobernación, Maru Martini (FPV) pierde la Intendencia y el PRO que era antes el Partido Provincial Rionegrino (PPR) gana y retiene Dina Huapi. Es por eso que Scioli, a pesar de que su candidata había perdido por paliza, se apresuró a llamar por teléfono al ganador, el Ingeniero Nuclear Gennuso haciendo de cuenta que nada había pasado. Pobre Maru Martini. Después de haber perdido la elección, su teléfono dejó de sonar o por lo menos Scioli ya no se ocupó de acompañar a quien fracasó en su nombre. Genusso debe de haber quedado sorprendido. Lo llamó para garantizarle apoyo nacional si era Presidente el mismísimo candidato que apoyaba a su opositora hasta horas antes. Cosas de la política sciolista. Soledad para la derrota, amor y sexo para los triunfantes si traspasan algo de sus votos, aunque estos no tengan nada que ver con el “proyecto nacional y popular que conduce la compañera Cristina”. El saludo de Scioli sonó un poco sobreactuado. El republicanismo de este “nuevo kirchnerismo” que perdona y apoya a quien le gano una elección es muy loable, pero llamar a la viuda del muerto cuando todavía le están tomando la temperatura al cadáver, parece un poco sobreactuado.

Bariloche y Dina Huapi se parecen mucho, muchísimo. Gente que trabaja en Bariloche vive en Dina Huapi y gente que trabaja en Dina Huapi vive en Bariloche. Son tan iguales que incluso hay candidatos de Dina Huapi que fueron funcionarios de poderes de Bariloche. Para los barilochenses como para los dinahuapenses ambos son una especie de barrio lateral que es siempre una opción para mudarse.

La geografía es continua y a nadie le habría impresionado pensar que una localidad y otra sean la misma. Entonces las preguntas se imponen ¿Por qué en ambos municipios ganaron dos partidos distintos y en ambos casos el Frente Para la Victoria perdió? ¿Por qué la candidata que apoyó Cristina y Scioli, perdió frente a un vecinalista con una alianza de un nuevo partido provincial?

Las respuestas no son tan complicadas si se tiene verdadera vocación de comprender el pasado inmediato e imaginar el futuro y sus demandas sociales y económicas.

Ambas comunidades son simétricamente iguales. Pero en una gano el PRO y en la otra Juntos Somos Bariloche que es una ingeniería política local con acuerdo estratégico con Juntos Somos Río Negro, que es otra ingeniería política, solo que de carácter provincial, nacida al calor de la muerte de Carlos Soria (Frente Para la Victoria) y de la gestión de Alberto Weretilneck. Parece complejo pero no lo es. En realidad lo que sucedió en Bariloche y en Dina Huapi es simple.

En un caso se llama gestión. Esto es en Dina Huapi, donde el ex PPR de Danilo Rojas se convirtió al PRO y le dio continuidad a una gestión que la comunidad ratificó.

En el otro, se llama fallas de gestión. Esto es en Bariloche en donde la Intendenta kirchnerista, apoyada por la Presidente Cristina Fernández, por Martín Soria y por Daniel Scioli, no pudo con un candidato vecinalista que es un gran interrogante y cuya única experiencia política de gestión fue acompañar aceptando un cargo -aunque renunció rápidamente- al malogrado intendente también kirchnerista Omar Goye. Intendente que llegó con mucho apoyo y lo perdió en menos de un año de gobierno, terminando como todos sabemos expulsado del poder.

Gennuso es un gran interrogante. No es un líder carismático como supo ser el fallecido “Beto” Icare. Es un Ingeniero Nuclear devenido en educador-fundador de escuelas exitosas, que fue ocupando espacios ante las fallas consecutivas de una dirigencia política fallida que trata una y otra vez de refundarse a sí misma, migrando una y otra vez de partidos políticos.

En paralelo, los ciudadanos de estas localidades; ciudades que por cierto han crecido de una manera impresionante con fenómenos migratorios en su gran mayoría porteños, bonaerenses, cordobeses y de algunas otras provincias, conformaron una ciudadanía exigente que busca más encontrar gestionadores exitosos que le den algún marco de crecimiento ordenado; que referentes ideológicos o partidarios que los incorporen a sus miserias, a sus devaneos ideológicos proscriptivos o llamadores a la exclusión de los diferentes pensamientos.

Lo que fue pasando es que todos se dan cuenta de que este el fenómeno de la demanda ciudadana y después quedan presos de grupos minúsculos que desafían el sentido común general y terminan condicionando el ejercicio del poder siendo que la representatividad real de esos grupos minúsculos es extraordinariamente baja.

Ahora Gennuso que presidio Juntos Somos Bariloche tiene un mandato que deberá transformar la demanda social de desarrollo, planificación, orden y trabajo. Demanda que por otra parte es casi común a cualquier complejo social que se reconstruyó a partir de fenómenos migratorios intensos de familias e individuos que salieron a buscar una nueva oportunidad en sus vidas sin detenerse demasiado en comprender las tramas sociales, empresariales y de poder preexistentes en los lugares del nuevo arraigo.

El mismo crecimiento geométrico de estas comunidades desnudó de manera brutal las falencias de una conducción que; o nunca comprendió o no supo o no pudo, darse cuenta que la migración llegó para quedarse y las demandas de energía, gas, cloacas, planificación, educación, salud, desarrollo y seguridad, no entienden de tiempos ni de supuestas prolijidades. En sociología se sabe que las comunidades conformadas por migraciones explosivas no son muy receptivas a pensar los tiempos de manera pausada o escalonada. Ya dejaron lo conocido y necesitan sentir que su aventura hacia lo desconocido no naufraga por la impericia y los tiempos de un pueblo que ya no es y de una ciudad que no entiende que ya lo es.

Gustavo Gennuso tiene un gran desafío por delante y de él dependerá satisfacer esa expectativa socio política y económica. Su triunfo fue abrumador, pero puede perder todo su capital con la misma o incluso mucha mayor velocidad que lo que le costó construirlo. Sobre todo evitando entrar en discusiones tramposas, planteadas desde usinas ideológicas minoritarias que esmerilan el poder y no conducen absolutamente a nada a la hora de resolver las necesidades ciudadanas. Bariloche le dio a Gennuso el poder total. Mayoría absoluta en el Concejo Deliberante y también el control del Tribunal de Contralor. De él dependerá y sin excusas el futuro que le trace a la ciudad y el futuro que se trace a sí mismo. Bariloche es mucho más compleja a la hora de tolerar fracasos y la boleta única demostró que los ciudadanos usan muy bien su decisión, llevándose por delante todos los aparatos que otrora fueron invulnerables y hoy parecen un remedo de sí mismos.

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