Por supuesto que la fuga de El Chapo no es irrelevante. Pero si usted está leyendo este artículo, quizá ya haya leído una docena de artículos o análisis que explican por qué lo es. No es necesario que yo los repita. Además, es más útil y divertido escribir en contra del pensamiento convencional. Por eso aquí presento las razones por las que la fuga de Guzmán es irrelevante.

Es poco probable que la fuga de Guzmán afecte la situación de seguridad en México. Si se revisan las estadísticas de los dos últimos años, el arresto de Guzmán no mejoró ni empeoró significativamente la situación general de seguridad en México y es poco probable que su fuga cambie las tendencias actuales. El hecho de que Guzmán lidere el Cartel de Sinaloa no afecta a las personas del común. La seguridad del mexicano promedio se ve mucho más afectada por los atracadores en los parques, las pandillas que extorsionan restaurantes locales, los deshonestos taxistas que realizan secuestros exprés, o por los policías que no hacen su trabajo. Los grandes asuntos en el mundo del crimen organizado afectan la seguridad y la estabilidad general de México, pero el arresto o la fuga de un solo líder no altera las estadísticas que le interesan a la población en general.

La fuga de Guzmán no afectará la viabilidad del Cartel de Sinaloa. La organización criminal no pareció haber sufrido un golpe grave cuando Guzmán fue capturado. Su arresto no generó grandes pugnas internas por el liderazgo dentro de su grupo criminal (aunque sí hubo enfrentamientos por el liderazgo en algunas ciudades). Lo más seguro es que su regreso no alterará la dinámica interna o las actividades cotidianas del grupo criminal. El hecho de que su organización haya logrado construir el túnel por el que escapó también sugiere que quizás Guzmán nunca perdió el control de la misma, incluso desde la prisión. En todo caso, el Cartel de Sinaloa es una red criminal más dinámica que su propia dirigencia y funciona aun sin ella.

Es poco probable que la fuga de Guzmán altere las relaciones entre México y Estados Unidos. México y Estados Unidos tienen muchos temas bilaterales importantes que trascienden el de este solo individuo de alto perfil. Siendo optimistas, Estados Unidos no permitirá que este tema interfiera en una importante relación que va más allá de asuntos de seguridad. Y siendo pesimistas, Estados Unidos raramente permite que fracasos como la fuga de Guzmán causen grandes cambios o replanteamientos en sus políticas, alianzas y estrategias de seguridad y antinarcóticos. A pesar de que algunos funcionarios hacen críticas extraoficiales en los medios de comunicación, Estados Unidos seguirá firme en su alianza de seguridad con México, porque eso es lo que hace Estados Unidos en este hemisferio.

La fuga de Guzmán no afectará la situación política de Enrique Peña Nieto. Todos los analistas que afirman que esta fuga fue un duro golpe para el plan de seguridad del gobierno tendrán dificultad en encontrar a alguien que haya cambiado de ideas debido a este escape. Casi todos los comentarios en los medios de comunicación acerca de si éste es un gran golpe para el presidente Peña Nieto provienen de personas que ya criticaban al presidente antes de este evento. Sin duda, para quienes eran escépticos antes, esta fuga sin duda reafirmó su escepticismo. Pero es probable que quienes creían en el gobierno antes de la fuga seguirán creyendo en las actuales declaraciones de gobierno sobre su promesa de volver a capturar al líder criminal. En los últimos tres años, en México se han presentado varios eventos que han llevado a los analistas a afirmar que «ahora sí va a cambiar la opinión pública”; sin embargo, pocos eventos generan un cambio de paradigma en la opinión pública, y éste no es uno de ellos.

Los líderes criminales están sobrevalorados. Para un autor siempre es más fácil escribir acerca de los líderes criminales que sobre los grandes sistemas penales y las macrotendencias que los crean. En el caso particular de El Chapo, es difícil no sentirse atraído por la historia del multimillonario criminal prófugo y de su fuga hollywoodense. Pero los analistas saben que los líderes individuales importan menos que los grandes problemas que generan el crimen y la violencia.

México, como muchos de los países del hemisferio afectados por altos niveles de violencia y crimen organizado, necesita reformar su policía, su sistema judicial y su sistema penitenciario. Debe proporcionar oportunidades de educación y empleo económicamente viables para su población. Necesita desmontar las redes de corrupción y de lavado de dinero, y cooperar con Estados Unidos en la reducción del tráfico de armas y de las grandes cantidades de efectivo que cruzan por la frontera sur.

Independientemente de que El Chapo esté libre o en prisión, vivo o muerto, esos grandes temas impactan la seguridad de México mucho más que cualquier líder criminal individualmente. Perseguir a los peces gordos puede ser parte de una estrategia, pero el juego de policías y ladrones en búsqueda de los líderes criminales no puede sustituir a las grandes reformas ni a las políticas bien diseñadas que podrán traer paz y seguridad sostenibles. (InSightCrime)

Este artículo apareció originalmente en Bloggings by Boz, el blog de James Bosworth. Fue traducido y reproducido aquí con permiso.

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