Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del 11 de noviembre Prensa Obrera publicó la respuesta de Estudiantes Argentinos por Palestina al comunicado de la DAIA sobre la guerra entre Israel y Hamás: “La DAIA hizo público un comunicado en sus redes sociales en el que busca prohibir las acciones de solidaridad con el pueblo palestino en las universidades e institutos educativos. Se escuda en una campaña de victimización, igualando el sionismo con el judaísmo, para llamar “antisemita” a todo aquel que rechace el genocidio, los crímenes de guerra, la matanza de civiles, los bombardeos a hospitales, ambulancias y campos de refugiados, la destrucción de las infancias, que expresan un intento de limpieza étnica por el Estado de Israel contra Palestina (…) Rechazamos el intento de presentar la defensa del pueblo palestino ante el intento de exterminio por parte del sionismo como “judeofobia”. El pueblo judío no es responsable de las masacres cometidas (…) Allí (en Palestina) no hay una guerra entre dos bandos, sino un genocidio que ya se ha cobrado la vida de 10.000 civiles, el 70% de ellos son niños y mujeres. Y es una política de exterminio que tiene una larga duración, en los últimos 75 años. Todo sobre la base de un régimen de apartheid impuesto sobre la población de Gaza y Cisjordania (…) El sionismo no callará nuestra voz. Seguiremos de pie visibilizando el horror al que es condenado el pueblo palestino en estas horas. Pedimos por el cese inmediato de los bombardeos y por el alto el fuego en Gaza”. Este comunicado no hace más que reflejar la postura de la izquierda argentina sobre el conflicto árabe-israelí, una postura basada en un crudo maniqueísmo. En efecto, para la izquierda argentina hay dos bandos: los buenos y los malos. Los buenos son los árabes y los malos son los judíos. En realidad, para la izquierda argentina los malos no son los judíos en general sino los sionistas en particular. Según la izquierda argentina en estos momentos se está ejecutando en la Franja de Gaza un genocidio ejecutado por el régimen sionista de Israel.

Cabe, entonces, preguntarse lo siguiente: ¿qué es el sionismo? Porque estoy seguro de que la inmensa mayoría de los argentinos hemos sentido nombrar el sustantivo “sionismo”. Pero también lo estoy de que muy pocos saben de qué se trata. Reitero la pregunta: ¿qué es el sionismo? Buceando en Google encontré un ensayo de Mariano de Miguel titulado “Introducción al sionismo” (Academia Edu). Distingue diversas corrientes del sionismo clásico: el sionismo espiritual, el sionismo político, el sionismo religioso, el sionismo socialista y el sionismo revisionista.

SIONISMO ESPIRITUAL

“El sionismo espiritual fue una corriente liderada por el periodista Asher Guinsberg (1856- 1927) quien era conocido por el seudónimo de Ahad Jaam, Uno del pueblo. Guinsberg procedía de una familia de hasidim. Ingresó en el sionismo por medio del movimiento Jivat Tzion aunque llegó un momento en que estuvo en desacuerdo con sus métodos. Después de sus visitas a Palestina en 1891 y 1893, escribió una serie de artículos, Verdades del país de Israel, en los que criticaba los métodos de redención de la tierra y de afianzamiento de las colonias ya existentes, etc. Según él debían de centrarse en crear entre los judíos una conciencia nacional que diera como fruto el renacimiento cultural judío y de su lengua nacional, el hebreo. En 1889 colaboró en la fundación de la organización Bene Mose cuyo objetivo era promover el resurgimiento de la cultura hebrea. Ajad Haam tuvo una influencia decisiva en la renovación de la cultura judía, favoreció la fundación de la editorial Ajiasaf, la revista Hasiloaj y la primera escuela hebrea en Jaffa. De igual manera es importante su influencia en algunos de los escritores judíos más destacados del momento como Bialik, Berdichevski y Klausner. Guinsberg no llegó a participar en la creación de un movimiento activo y político debido a su ideología pero su pensamiento fue muy influyente en jóvenes que llegaron a ser importantes líderes del sionismo como Haim Weizmann y Martin Buber. En lo referente a la gola, Ajad Haam también la negó aunque comprendió que no todos los judíos iban a abandonar su vida para trasladarse e iniciar una nueva vida en un Estado judío. Por ello insistía en la necesidad de la educación de los jóvenes en la cultura hebrea: Por supuesto que no todos los judíos serán capaces de levantar alas e ir a su Estado, pero la sola existencia de éste elevará el prestigio de aquellos que continúen en el exilio, y sus conciudadanos ya no los despreciarán ni los mantendrán apartados como si fueran esclavos indignos, dependientes enteramente de la hospitalidad ajena”.

SIONISMO POLÍTICO: THEODOR HERZL

“El impulso definitivo al movimiento sionista fue dado por Theodor Herzl quien consiguió que dejara de ser minoritario para convertirse en un movimiento de difusión mundial. Herzl (1860- 1904) nació en Budapest aunque después su familia se trasladó a Viena. Fue educado en la asimilación de la que se convirtió en un ardiente defensor. Después de estudiar en la Universidad de Viena, empezó a trabajar en la redacción de la “Neue Freire Presse” donde obtuvo el cargo de corresponsal en París donde fue testigo del “asunto Dreyfus”. Habitualmente se afirma que Herzl desarrolló su pensamiento sionista a causa del “affaire Dreyfus” pero la lectura de sus diarios y correspondencia demuestra que la causa de su cambio de judío asimilado a sionista es más compleja. En los diarios de Herzl entre 1895 y 1904 apenas hay un par de menciones a Dreyfus, sin embargo revelan la gran influencia que tuvo en él el desarrollo de la política y la cultura de Austria. Cuando era estudiante en la Universidad de Viena se vio rechazado de todas las hermandades estudiantiles por su condición de judío ya que éstas estaban bajo la influencia de los movimientos antisemitas; también fue testigo del ascenso que tuvieron los partidos políticos y movimientos racistas y antisemitas. Se puede afirmar que fue en Austria y no en París donde Herzl comenzó a observar el fracaso de la asimilación: “I will fight anti-semitism in the place it originated, in Germany and in Austria”, afirmó en una de sus cartas. En sus diarios habla repetidamente de cómo el liberal imperio Austro-Húngaro iba camino de la ruptura a causa de los movimientos nacionalistas y racistas y se muestra consciente de cómo esta situación iba a afectar negativamente a los judíos que iban a encontrarse en el centro de los conflictos étnicos sin ningún lugar a donde poder huir”.

EL PENSAMIENTO DE HERZL

“Herzl expuso los puntos claves de su pensamiento en su obra “El Estado Judío” publicada en 1896. En ella no sólo explica cuál es su solución al problema judío sino que también habla de su visión de cómo debe de ser el Estado de los judíos. Herzl era un hombre del siglo XIX, vivió en un momento en que los progresos de la técnica y la ciencia hacían creer que en ellas estaba la clave para el progreso y la mejora en la calidad de vida de las personas; y esa creencia es fundamental en su visión de cómo debía de estructurarse el Estado judío. Herzl creía en un Estado utópico que tiene en cuenta los errores cometidos en el pasado y aprovecha las mejoras tecnológicas y científicas además de aplicar mejoras sociales. Según él la construcción del Estado debía ser el resultado de un proceso gradual. Los primeros en instalarse debían ser los judíos pobres quienes proporcionarían la mano de obra necesaria para cultivar la tierra y crear las infraestructuras necesarias: carreteras, puentes, ferrocarril, etc., y una vez hecho esto llegarían los demás. La estructura social y política del Estado soñado por Herzl muestra aspectos contradictorios, por un lado plantea un Estado con revolucionarias innovaciones sociales como la jornada laboral de 7 horas, la exención del trabajo para las mujeres embarazadas, educación para todos los niños, empleo pleno y destierro del hambre y la pobreza; pero por otro lado demuestra un fuerte conservadurismo al considerar que el gobierno debía de ser ejercido por la élite ya que no creía que el pueblo pudiera estar capacitado para tomar decisiones … “The masses are also more prone even than Parliaments to be led away by heterodox opinions, and to be swayed by vigorous rantin. It is impossible to formulate a wise internal or external policy in a popular assembly”.

En su novela “Altneuland” publicada en 1902, Herzl describe cómo quiere que sea el Estado judío 20 años después de su creación. En esta obra se puede comprobar el claro carácter utópico de su pensamiento. Él ve un Estado basado en una sociedad justa, en la que la educación es gratuita para todos y a todos los niveles, la mujer ha conseguido la igualdad de derechos que también tienen las minorías no judías, no hay un servicio militar obligatorio, el ejército es profesional aunque todos los jóvenes deben realizar dos años de servicios a la comunidad. La tierra es de propiedad pública y la economía se basa en el cooperativismo. Herzl sueña con un Estado perfecto, que, como él decía en “El Estado Judío”, había aprendido de los errores de las demás naciones e incorporaba todos los avances sociales, científicos y económicos de los que todos disfrutaban. Para Herzl la mejor forma de conseguir sus objetivos era utilizando la vía política exclusivamente, por ello se oponía a los esfuerzos colonizadores de los jovevei Tzion. Por otro lado, la obsesión de Herzl por la vía política hacía que dejara de lado cuestiones que para muchos sionistas eran importantes como la cultura y la lengua hebrea”.

LA OPOSICIÓN A HERZL

“Uno de los principales opositores a Herzl fue Ajad Haam quien le reprochaba su ignorancia de la cultura y lengua hebrea. Como ya vimos anteriormente, Herzl era un judío educado en la cultura alemana, el laicismo y el asimilacionismo mientras que Ajad Haam fue educado en la profunda religiosidad del hasidismo que abandonó para convertirse en un maskilim. Ajad Haam consideraba que Herzl estaba equivocado al plantear un Estado judío sin tomar en cuenta la cultura e idioma hebreo. Haam creía que lo primer que debía hacerse era recuperar la identidad nacional judía, recuperar el idioma y la cultura para todos los judíos y después conseguir la solución política, no podía existir un verdadero Estado judío sin que antes existiera una identidad judía, Igualmente Haam criticaba el hecho de que Herzl centrase el problema judío en el antisemitismo y que al plantear Eretz Israel como el lugar donde debía de asentarse el Estado judío ignorase, al igual que hicieron la mayoría de sus sucesores, el problema de la población árabe que vivía allí. No fue Ajad Haam el único que criticó a Herzl. Al ver que su actividad diplomática fracasaba, aumentaron las críticas, las cuales se centraban fundamentalmente en tres aspectos: su inclinación hacia la actividad diplomática, lo que para él significaba su acción diplomática, dejando de lado a sus colaboradores. Se le reprochaba que buscara la independencia judía como resultado de una acción externa y no de los esfuerzos de los propios judíos. Además había pedido a Turquía y otros países garantías políticas para desarrollar su plan y como no las había conseguido, pidió a los sionistas de estos países que no interfirieran en su política interna con el fin de no irritarlos, con ello obligaba a los sionistas a una inactividad en muchos asuntos importantes para la vida judía y, por ello, muchos sionistas fueron apartándose del movimiento. Finalmente el que Herzl considerase la recuperación de la cultura y lengua hebrea como algo secundario también fue muy criticado, no sólo por Ajad Haam, sino por gran cantidad de sionistas. Todo esto dio lugar a la formación de un nuevo grupo de oposición a Herzl que se presentó en el Quinto Congreso Sionista (Basilea, 1901) con el nombre de Facción Democrática. Este grupo exigía que se enfatizaran las características nacionales del judaísmo, que existiera democracia interna en la composición de los congresos y en las instituciones sionistas y que se ahondara en la actividad cultural. Los opositores ortodoxos a la Facción Democrática fundaron el grupo Hamizraji cuyo objetivo era apoyar el sionismo político y contrarrestar la actividad cultural de la Organización Sionista Mundial. El Hazmiraji se convertiría poco tiempo después en la principal corriente del sionismo religioso”.

EL SIONISMO RELIGIOSO

“El sionismo religioso fue una corriente basada en el pensamiento de los rabinos Alkalai y Kalisher y tenía fuertes conexiones con el movimiento Jivat Tzion. Sus primeros ideólogos fueron los rabinos Shmuel Mohiliver (1824-1898), Itzak Iacov Reines (1839- 1915) e Iejel Mijal Pines (1843-1912). El rabino Reines fue el fundador del Hamizraji que, como ya vimos, defendía el sionismo político de Herzl. Reines, al igual que antes habían hecho los rabinos Alkalai y Kalisher, diferenció entre la Redención por la llegada del Mesías y la necesaria redención del pueblo judío. Reines consideraba que los judíos debían liberarse de la persecución por sí mismos y emigrar a Eretz Israel. Su divisa fue: “La Tierra de Israel para el pueblo de Israel según la Torah de Israel”. El principal pensador de esta corriente fue el rabino Abraham Itzak Kook (1865-1965) quien consideraba que el centro de la identidad nacional judía era Eretz Israel. Para él la emigración a la Tierra de Israel no era simplemente la solución al rechazo de la sociedad gentil para con los judíos; Eretz Israel era el único lugar donde los judíos podían desarrollar plenamente su identidad nacional y religiosa. “Hemos olvidado que tenemos una carne sagrada, no menos que un espíritu sagrado. La regeneración de Israel debe ser también corporal”. Las ideas del rabino Kook fueron la base del Mafdal cuya política se basaba en la cooperación con el gobierno, preservación del statu quo entre religiosos y laicos, subvenciones para las yeshivot y un mínimo de enseñanza judía en los programas escolares. Con esta ideología los sionistas religiosos se enfrentaron a la postura mantenida por la ortodoxia religiosa: rechazo del movimiento sionista. En 1912, rabinos ortodoxos de diferentes países fundaron Agudat Israel que mantenía que todo judío religioso tenía el deber de establecerse en la Tierra de Israel pero que rechazaba como pecaminosos los esfuerzos del sionismo de establecer un Estado judío, privilegio que era exclusivo del Mesías. Pero cuando el Estado de Israel fue un hecho y a la vista de sus logros, la postura del Agudat Israel fue, muy lentamente, haciéndose más tolerante hacia el sionismo aunque sin aceptarlo y fueron acercándose a la actitud del Mafdal, lo cual hizo que adoptaran una colaboración de facto con los sionistas presionándoles para que actuaran de acuerdo con los principios religiosos. Mientras tanto, un sector ultra-ortodoxo del Agudat, Naturei Carta ha mantenido su postura contraria a los sionistas y a Medinat Israel considerándolo como apóstata y no reconociéndolo llegando incluso al extremo de luchar contra él con todos los medios a su alcance, incluso dando su apoyo a la OLP”.

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