El aspirante a la Casa Blanca asegura que será el presidente del empleo; sin embargo no ha dado detalles sobre la aplicación de políticas eocnómicas.

NUEVA YORK (Heather Long | CNNMoney).- Donald Trump lidera las encuestas del Partido Republicano, sin embargo, la mayoría de los estadounidenses no sabe cuál es su posición respecto a las cuestiones económicas clave.

Visitar su página web de campaña no sirve de mucho. Se compromete a «devolverle a Estados Unidos su grandeza» pero no explica cómo.

En los últimos días sus discursos de campaña se han centrado en la reforma migratoria («Toma a los malos y échalos») y a atacar la cultura de cabildeo de Washington (“No estoy usando cabilderos, no estoy usando donaciones, no me importa, soy muy rico»).

Pero la economía sigue siendo el principal tema electoral, es la mayor preocupación para 44% de los estadounidenses. Trump quiere ser el «presidente del empleo». En el discurso donde anunciaba su candidatura a la presidencia, proclamó: «Voy a ser el mejor presidente del empleo que Dios haya creado.»

La gran pregunta es: ¿cómo lo hará?

Sondear el pasado de Trump tampoco ayuda para esclarecer su postura. Ha sido demócrata, independiente, republicano e incluso coqueteó brevemente con ser candidato del partido reformista en 1999. La semana pasada, Trump dijo a Anderson Cooper de CNN que no es que haya cambiado sus puntos de vista, más bien han «evolucionado”.

Esto es lo que sabemos hasta hoy acerca de sus “evolucionadas” políticas económicas:

1. Aplicar grandes aranceles a China y México

La gran promesa de Trump es que traerá los empleos a Estados Unidos «de China, de México, de Japón, de tantos lugares».

Si prestamos atención, Trump ha propuesto lograrlo de dos maneras: imponiendo aranceles sobre las mercancías extranjeras y negociando mejores acuerdos comerciales. En su primer discurso, amenazó con aplicar un impuesto de 35% sobre los vehículos Ford fabricados en México que vuelven a Estados Unidos para ser vendidos, y en 2011 acaparó titulares por sugerir un arancel de 25% sobre las mercancías procedentes de China.

A primera vista, lo propuesto por Trump desencadenaría una guerra comercial inmediata que probablemente perjudicaría los empleos y las exportaciones estadounidenses.

Pero a Trump le gusta jugar todas las cartas. Dice que se opone al Acuerdo Transpacífico de Obama (conocido como TPP), pero también aboga por el libre comercio. En su mente, el problema es que China tiene mejores negociadores que Estados Unidos (aunque China ni siquiera es parte del TPP).

2. Mantener el salario mínimo… pero sin aumento

Trump es uno de los pocos republicanos en la contienda de 2016 que no duda de la utilidad de un salario mínimo federal, pero no cree que la tasa actual de 7.25 dólares la hora deba subir.

Los salarios son un tema sensible para muchos estadounidenses. Si bien el país ha estado creando empleos en la recuperación, los salarios apenas se han movido. Trump argumenta que elevar el salario mínimo restaría competitividad a los empleados estadounidenses frente a los trabajadores extranjeros y por lo tanto dificultaría conservar los puestos de trabajo en el país.

En 2013, Trump lanzó la idea de dos salarios mínimos diferentes: uno para adolescentes y otro para adultos con familias.

La Oficina de Presupuesto del Congreso, un organismo de investigación del Congreso de carácter independiente, ha dicho que aumentar el salario mínimo a 10.10 dólares la hora probablemente costaría medio millón de puestos de trabajo, pero también elevaría de la pobreza a casi un millón de estadounidenses.

3. A favor de un ‘impuesto sobre el patrimonio’… pero también de grandes recortes de impuestos

Este tema sí que es un enigma, en materia de impuestos como bien dice una cosa dice la otra. En 1999 señaló que quería promulgar un impuesto por única vez de 14.25% a los ricos (los que ganan más de 10 millones de dólares) para ayudar a pagar la deuda.

Más recientemente, en 2011, criticó a Obama por no querer extender los recortes impositivos de Bush, incluso para los que ganan más de 250,000 dólares.

En esta campaña no ha tocado mucho el tema. En su libro de 2011, «Time to Get Tough», esbozó una serie de cambios que incluyen eliminar el impuesto estatal, eliminar el impuesto de sociedades y bajar los impuestos sobre las ganancias de capital. También sugirió disminuir los impuestos sobre la renta para todos los estadounidenses. Propuso una tasa máxima de 15% (la actual es de 40%).

La idea suena bien, pero los expertos fiscales dicen que incrementaría sustancialmente la deuda federal. Trump ya ha criticado a los políticos de Washington por endeudarse en exceso, así que no sabemos cómo evitará que eso suceda.

4. Que los profesionales de Wall Street dirijan la economía

Trump dice que conoce a todos los hombres de negocios inteligentes que deberían estar manejando los asuntos de Washington. Gente como el multimillonario gestor de fondos de cobertura Carl Icahn.

«Me encantaría traer a mi amigo Carl Icahn», dijo Trump en el programa «Morning Joe» de MSNBC a mediados de junio. Trump también mencionó al titán del capital privado Henry Kravis y al ex CEO de General Electric, Jack Welch, como los principales candidatos a Secretarios del Tesoro.

5. Derogar el Obamacare

En junio, Trump dijo que la Ley del Cuidado de Salud Asequible era un desastre e insistió en que lo peor no se sentirá hasta 2016.

Aparte de las dificultades para conseguir los votos necesarios en el Congreso para derogar la ley, desaparecerla podría ser costoso. Un nuevo informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso y del Comité Conjunto sobre Tributación estima que el costo de derogar los impuestos recaudados por el Obamacare y los controles de costos establecidos por dicha ley incrementaría el déficit en 353,000 millones de dólares entre 2016 y 2025.

Las empresas también se han ajustado al Obamacare, sobre todo después de que el Tribunal Supremo rechazó nuevamente una impugnación a la ley. Trump aún tiene que explicar cómo sustituiría la Ley de Cuidado de Salud Asequible.

En el pasado, ha apoyado la búsqueda de formas de extender la asistencia sanitaria a los pobres. Y lo reiteró en una aparición en «Morning Joe» en julio: «No podemos permitir que las personas en este país, las personas sin el dinero y los recursos, no tengan atención médica».

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