Por Carlos Tórtora.-

La diplomacia de la confrontación de JM instaló un triple conflicto con México, Colombia y Venezuela. Una característica de esta situación es que la Casa Rosada no cuenta con aliado alguno en su cruzada y que el gobierno de Lula estaría sumamente molesto con el conflicto. Así las cosas, Milei se encamina hacia uno de los peores escenarios de la política internacional: el aislamiento regional.

Cabe hacer distintas interpretaciones de por qué el presidente se embarca en semejante embrollo a sabiendas de que no tiene ningún acompañamiento internacional. Es obvio que Milei pretende encabezar una cruzada contra el progresismo latinoamericano y asumir así una especie de liderazgo tal vez para posicionarse con vistas al retorno al poder del Donald Trump.

Olvidando el pragmatismo

Las relaciones internacionales se rigen por el más estricto pragmatismo y esto de descalificar ideológicamente a gobiernos de países amigos suena a amateurismo político. Sin duda que los altos índices de aprobación con los que cuenta todavía el presidente lo habilitan para semejante aventura internacional. Pero no es menos cierto que en materia de política exterior las consecuencias suelen acumularse con el correr del tiempo. Milei impuso en la política interior un estilo avasallador y que no reconoce límites. En política exterior, esta misma impronta no da los mismos resultados.

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