Por Israel Rabinowicz.-

Las vías de acceso al enorme cementerio de Holón en las afueras de Tel Aviv fueron bloqueadas el viernes 5 de diciembre de hace dos años por cientos de agentes de seguridad, incluidos los guardias de fronteras, la policía y la unidad especial de protección de personalidades, una interminable caravana de vehículos transportaban a lo más selecto de la política israelí, concurrían al funeral de Esther Liberman, la madre de Avigdor Liberman, el hoy designado nuevo Ministro de Defensa de Israel.

Un momento, una sola imagen grabada en mi memoria de ése funeral transmitido por la televisión. Alrededor del cuerpo, junto al hijo, en aquel momento Ministro de Relaciones Exteriores quien había regresado apresuradamente de una visita a Suiza donde se encontraba, entre rezos de Salmos y Salmos eran las sugestivas miradas y conversaciones, obviamente con las manos cubriendo los movimientos de los labios para evitar que se los leyeran, que se intercambiaban los únicos que con fuerza política, bajo diferentes variantes, podían hacer peligrar al gobierno de Netanyahu. La conexión entre ellos no se basa únicamente en la amistad y el respeto mutuo, ellos compartían una sensación de disgusto, la incredulidad, y sobre todo altamente reconocidos que era hora de obligar a Netanyahu a renunciar como primer ministro. Un sepelio que dio a estos hombres la imagen de «reunión de conspiradores».

Si esa imagen quedó grabada en mi retina es de suponer que en la de Netanyahu fue explosiva, tan es así que intentando adelantarse a los acontecimientos hizo caer a su gobierno para llamar a nuevas elecciones en las que surgió una nueva coalición, la actual, con una mayoría mínima, para sorpresa de todos Liberman debilitado quedó fuera.

Ya que escribimos sobre imágenes grabadas en las retinas ahora un poco más cercanas en el tiempo, cada una de ellas tiene un simbolismo especial, marcan tiempos y caminos, el reportaje póstumo poco antes de su fallecimiento, el testamento político de Meir Dagan, ex jefe del Mossad en donde desnudaba actitudes y comportamientos de Netanyahu, Irán y la voluntad de Netanyahu y Ehud Barak, su Ministro de Defensa de esos momentos de atacar en el centro de las discusiones.

Menos de 2 semanas atrás, momentos en que el recientemente destituido Ministro de Defensa se despide en medio de la formación que acompaña su salida, con una mano saluda, el otro brazo, el izquierdo, pegado a su cuerpo, su mano cerrada y crispada de la que un dedo se destaca entre todos, apunta hacia el piso, en cada país tiene un simbolismo diferente, desde el “que te recontra por las dudas” en Argentina, a otros de sentido similar, “a ti lo que me deseas a mí”, en ése momento para Netanyahu nacía un nuevo y respetado enemigo político.

Las renuncias, independientes una de la otra, por un lado de una diputada integrante del partido de Liberman que lo deja con solo 5 y la de un importante ministro que integra la coalición en protesta, en desacuerdo por la designación de éste como Ministro de Defensa, lo califica un riesgo para la seguridad de Israel, son solos puntuales ejemplos de una descomposición en crecimiento.

Y de repente alguien que se había auto exiliado políticamente reaparece con fuertes declaraciones, Ehud Barak, ex Jefe del Laborismo, ex Primer Ministro y Ministro de Defensa recién aterrizado de un corto viaje a los Estados Unidos en donde se entrevistó con el Vicepresidente, con el Ministro de Defensa, con el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y con el director de la CIA de ése país, todos amigos suyos, además tuvo tiempo de cosechar para su cuenta bancaria US$ 500.000 como honorarios por el dictado de 2 conferencias, con fuerza ataca al gobierno de Netanyahu por la falta de un plan de paz con los Palestinos, advirtiendo sobre el aislamiento internacional, solo nubes negras en el horizonte cercano, con sus declaraciones quiso decir, aquí estoy nuevamente, reaparecí.

Pero la imagen que deja mucho material para el análisis es la que tiene menos de 1 semana, se produjo a la firma del acuerdo político entre Netanyahu y Liberman, ambos parados detrás de sus respectivos atriles pronunciando palabras que dejan atrás las mutuas y cruzadas descalificaciones e insultos, según ellos en política “nada es personal”, trabajarán por el bien y la seguridad de Israel, la sonrisa sarcástica y con sorna que los labios de Liberman transmitían, la mirada picaresca y sobradora que permitía leer su pensamiento, palabras más, palabras menos seguramente pensaba, en mi momento de mayor debilidad política, con solo 5 diputados llegué a donde quise llegar, a partir de aquí recién comienza mi verdadera carrera política. Netanyahu revivió a su mayor amigo y peor enemigo político, un error que en poco tiempo le pasará factura.

Con los últimos e insólitos cambios en su coalición política, ¿qué ganó Netanyahu? Pasó de 61 diputados a tener 66 pero todo sigue exactamente igual que antes, pero peor, sin necesidad se abrieron nuevas grietas, cualquier grupo al retirarse del gobierno lo deja en minoría, nadie puede garantizarle nada pues cada uno, incluso cada diputado en forma individual juega su propio partido hacia el futuro, las encuestas, pese a demostrar que Netanyahu aún continúa siendo el número uno, su fuerza se desvanece, se disgrega, su imán comienza a desgastarse, a pesar que nadie quiere romper el gobierno para obligar a nuevas elecciones deben esperarse permanentes cimbronazos con amenazas de romper la coalición, es el costo a la fragilidad.

Conoce que políticamente algo debe hacer para revivir su figura, retomar impulso, es posible que apoyándose en Liberman y éste en Netanyahu, cada uno con los mismos objetivos políticos personales que en su punto final obligará a un enfrentamiento total, como los magos extraigan de sus mangas, de sus galeras un plan de paz que mucho ruido internacional producirá, el mismo incluirá a Egipto y Arabia Saudita, será más de lo mismo, en concreto nada en espera que el tiempo pase.

Liberman pretenderá demostrar que pese a su declarado extremismo de derecha es un político pragmático, tan pragmático como que puede girar desde sus posiciones de derecha a las de la izquierda con asombrosa facilidad y convincentes explicaciones como que son de derecha, que se puede confiar en él, Netanyahu quiere demostrar que aún hay Netanyahu para mucho, su objetivo pasar a la historia como Ben Gurión o Begin, el primero como creador del Estado, el segundo por la paz con Egipto, Netanyahu todavía no hizo algo trascendente como para dejar su marca para la historia y allí está el gran peligro pues su tiempo político se agota.

Ambos, Netanyahu y Liberman, están cortados por la misma tijera, se conocen como nadie desde hace casi 35 años cuando Liberman al poco de llegar como nuevo inmigrante desde la vieja Unión Soviética, mentalidad y costumbres incluidas, la intriga como la principal, comenzó a incursionar en política, un vertiginoso ascenso que demuestra que en inteligencia y picardía transitan por los mismos caminos, uno quiere permanecer como Primer Ministro, el otro desplazarlo, a ninguno de ellos interesan los medios si ayudan para llegar a los objetivos propuestos, mientras tanto conviven, en el medio muchos signos de interrogación hacia el futuro.

Hasta la próxima.

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