Por Carlos Vilchez Navamuel.-

Ya lo hemos dicho anteriormente: no somos seguidores del presidente Donald Trump; somos libertarios. Sin embargo, es razonable reconocer que luego de su triunfo en las elecciones pasadas, el presidente electo continuó recibiendo feroces ataques de parte de la izquierda mundial y de la prensa en general, que destacan más que todo sus reveses al intentar cumplir su oferta de campaña.

Una vez instalado Trump en la Casa Blanca, la prensa continuó con la misma saña hasta el presente, en estos 100 días hemos visto a la misma prensa que lo vilipendió continuar en la misma dirección, algunos comparan esta arremetida con la que sufrió el ex presidente Ronald Reagan (1911-2004) a inicios de su administración y de quien en Europa se dijo que no podían creer que un actor quedara electo presidente de la nación más poderosa del mundo.

Que el señor tiene su carácter no hay duda, que no es tan buen orador como Obama y que dice y hace cosas que no gustan a sus enemigos políticos, ni modo, tendrán que aguantarse de la misma forma que lo hicieron todos aquellos que no estaban de acuerdo con las políticas izquierdosas de su antecesor, Barack Obama.

Unos días antes de completar los 100 días en la Casa Blanca Trump reconoció públicamente que él pensó que ser presidente de los EEUU, sería más fácil, cosa nada extraña, puesto que la mayoría de los presidentes en todo el mundo han dicho lo mismo al inicio de sus administraciones.

Los primeros cien días de Trump en la Casa Blanca fueron muy activos, ha sido consecuente con lo prometió en campaña y ha tomado una serie de acciones para lograr sus metas, ha firmado decretos controversiales como el de reducir los fondos ambientales o prohibir la entrada a ciudadanos de 7 países que la corte le rechazó en dos ocasiones, perdió la primera batalla contra el Obamacare en la propia Cámara de Representantes y se vio obligado a retirar su proyecto al no contar con mayoría de los republicanos, no destacan que eso solo sucede en países donde el equilibrio de poderes funciona.

Continúa su estrategia acerca de los indocumentados y confirma que seguirá con la idea de continuar el muro en la frontera sur, entre sus logros se encuentra el que el Senado le diera el sí a su candidato a la Corte Suprema, retiró a Estados Unidos del acuerdo comercial Trans-Pacífico, suavizó las regulaciones para la exploración de fuentes de energía y aprobó el oleoducto que viene de Canadá y atraviesa los EEUU y contrario a lo que pronosticó el premio Nobel de Economía 2008, colaborador de opinión y economista del New York Times, Paul Krugman que predijo que “El mercado de valores “nunca” se recuperará del triunfo de Donald Trump”, desde el primer día electo la Bolsa de New York ha estado en alza, aprobó un pequeño ataque a Siria para demostrarle al mundo que no le tiembla el pulso para tomar decisiones, presentó una reforma tributaria para reducir los impuestos, y si no nos equivocamos en nuestras apreciaciones, el gobierno de Trump podría darle una escaramuza a Kim Jong-un, líder supremo de Corea del Norte, en otras palabras el presidente Trump no ha hecho otra cosa que actuar como lo han hecho sus antecesores, pero de acuerdo a sus convicciones.

En estos 100 días habló con los principales líderes del mundo y se ha reunido con algunos de ellos como la Primer Ministro de Alemania, Angela Merkel y con el presidente chino Xi Jinping a quien invitó a su casa en la Florida, ha dado muestras de que aprende rápido el oficio que desempeña, en algunas ocasiones se le ha visto mal, uno de esos ejemplos fue la reunión con la Merkel, sin embargo, el presidente de los EEUU parece sentirse muy cómodo en la Casa Blanca, tampoco se le ve preocupado por lo que dicen en cuanto hacerle un juicio político como lo han afirmado algunos.

Desde que ganó las elecciones en noviembre de 2016 los enemigos del cuadragésimo quinto líder de esa nación manifestaron que el nuevo presidente de los EEUU no duraría los 100 días en el poder, algunos analistas y senadores demócratas han afirmado que Trump corre el riesgo de “un impeachment” (juicio político), tal es el caso de la senadora demócrata por California, Dianne Feinstein, quien afirmó que “el polémico mandatario estadounidense tendrá que renunciar a su cargo antes de terminar su mandato porque afirma que “la actitud y las decisiones del nuevo presidente supondrán su caída y adelanta que sus medidas erróneas harán que aumenten las críticas, lo que en un prolongado periodo de tiempo podría obligar a Trump a renunciar a su puesto. Feinstein recuerda que el inquilino de la Casa Blanca no toma en consideración los reglamentos y cada día viola las leyes que debería estar respetando, por lo que tarde o temprano tendrá que renunciar”.

Pero como se sabe, el asunto no es tan fácil, un sitio denominado ecodiario.eleconomista nos dice que “La historia juega a su favor. Aunque sus detractores piensen que Trump tiene posibilidades de ser derrocado por la vía legal -en cuyo caso no habría elecciones, sino que sería sustituido por su vicepresidente, Mike Pence-, la historia no le da muchos motivos para el optimismo. El único presidente de EEUU que dejó el cargo antes de terminar su segundo mandato fue el republicano Richard Nixon (1969-1974), que renunció a la Casa Blanca en agosto del 1974 por el escándalo ‘Watergate’. Por otra parte, sólo dos ex presidentes, ambos demócratas, han sido sometidos a juicio político: Andrew Johnson (1865-1869), que entró en la Casa Blanca tras el asesinato de Abraham Lincoln; y el ex presidente Bill Clinton (1993-2001), pero ambos fueron eximidos de las acusaciones que se vertieron en su contra”.

http://ecodiario.eleconomista.es/internacional/noticias/8123993/02/17/Podria-Trump-ser-destituido-Los-posibles-caminos-hacia-el-impeachment.html

No ignoramos que cualquier presidente está sujeto a este enjuiciamiento siempre y cuando viole en verdad la Constitución, cosa que en lo personal nos tiene sin cuidado, al fin de cuentas es un problema de los estadounidenses y ellos tienen las herramientas jurídicas para solucionarlo, aun así, para mal de los demócratas, los republicanos seguirían gobernando. Todo esto sin olvidarnos que el primer escollo que tendrían que superar todas estas personas que quisieran ver al presidente Trump fuera de la Casa Blanca es precisamente el Congreso, porque como se sabe, es a esta institución la que le corresponde esta responsabilidad y por ahora tanto la Cámara baja como el Senado tiene una mayoría republicana. ¿Podrá concluir su administración como lo han hecho la mayoría de los presidentes elegidos? ¿Será un buen o mal presidente? La verdad es que nadie sabe que va a pasar, las respuestas sólo las obtendremos con el pasar del tiempo.

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