Por Armando Ribas.-

El actual presidente de Colombia, ante los últimos hechos de que las FARC atacaran un cuartel militar y mataran 11 soldados e hirieran otros 14, debiera leer “El Cuarto Piso” del ex embajador americano en Cuba a la llegada de Fidel Castro Earl T. Smith. Allí narra con vehemencia la historia de cómo Fidel Castro aparentaba querer negociar, pero nunca aceptaba las condiciones de cualquier acuerdo que se le propusiera. Las negociaciones con las FARC en la Habana llevan ya más de dos años y no hay acuerdo.

Era evidente que el único interés de Castro era el poder político absoluto y así lo logró hasta la fecha. Y en ese sentido valga recordar las palabras Earl T. Smith cuando dijo: “Nosotros somos los responsables de que Castro subiera al poder”. Dime con quién andas y te diré quién eres, y la continuidad de la negociación de la paz en Cuba, muestra la ignorancia de la situación que se enfrenta. Los últimos hechos a los que me he referido, dan la prueba manifiesta de que las FARC no tienen el menor interés de llegar a un acuerdo que no implique la aceptación de lograr el poder e imponer el sistema dictatorial que pretenden.

No debiera caber dudas de que el pretendido acuerdo de Obama con Raúl Castro es un dato de mayor insistencia para las FARC. Ante los ojos de los subversivos, la intención de negociar con ellos implica reconocer el valor de sus intentos. Así el acuerdo citado implica desconocer los crímenes crecientes desde la llegada al poder del Movimiento 26 de Julio.

En Cuba, el ataque al Cuartel Moncada en 1953 organizado por Fidel Castro determinó la matanza de soldados y jóvenes que se estaban bañando en el cuartel. En aquella oportunidad fue el arzobispo de Santiago de Cuba Monseñor Pérez Cerantes quien le pidió a Batista que liberara a Castro y Batista accedió. No obstante ello, tan pronto llegó al poder Fidel Castro nacionalizó los colegios católicos cubanos y los curas, los hermanos y las monjas tuvieron que abandonar Cuba.

Pero la Iglesia parece seguir ignorando aquella desafortunada circunstancia y hace poco el Papa aparentemente se constituyó en un actor importante en la decisión de Obama de acordar con el criminal Raúl Castro la iniciación de las relaciones con Cuba. Según las últimas noticias el Papa Francisco planea visitar a Cuba antes de su visita a Estados Unidos. Es decir que la izquierda se apoderó del Vaticano, por más que el Papa haya actuado frente a la corrupción del banco Vaticano y el accionar de los curas pedófilos.

Ahora las últimas noticias son que los empresarios americanos están entusiasmados de invertir en Cuba. Para los empresarios Cuba se puede convertir en una China del Caribe, ante la posibilidad trabajadores más baratos. Pero existe una diferencia política con China. Los que iniciaron el abandono del comunismo fueron los enemigos de Mao Tse Tung. A Deng Tsiao Ping casi le cuesta la vida cuando lo tiraron desde un quinto piso. Llegado al poder como bien se dijera en Foreign Affaire el objetivo era el comercio y no la guerra. Y así ha sido por más que el gobierno de China que aun se dice comunista no sea democrático.

El acuerdo con Cuba implica ignorar asimismo las relaciones con los narcotraficantes y por supuesto igualmente con las FARC. Por supuesto Sr. Santos tenga cuidado no sea que finalmente la negociación termine con otra Cuba en el continente, tal como se avisora en Venezuela. Por supuesto desde la época de Chávez, ya Venezuela apoyaba a las FARC. Así Santos se aparta de la política del ex presidente Uribe, a quien califiqué el Churchill de América, cuando se opusiera a reestablecer las relaciones de Colombia con Venezuela que había propuesto UNASUR.

Estas consideraciones políticas relacionadas con la libertad no implican desconocer que alguna ventaja vivirán los cubanos en Cuba después del acuerdo. Queda entonces pendiente como quedará el llamado acuerdo de “los pies secos”. Es decir que todo cubano escapado de la isla que llega a Estados Unidos tiene derecho a quedarse. Si así fuera creo que la invasión de cubanos a Miami la capital de América Latina sería imparable. En fin, no puedo menos que recordar las palabras de Churchill al regreso de Chamberlain y Daladier de Munich de la negociación con Hitler y Mussolini. Así dijo: “Han perdido el honor para evitar la guerra y ahora tendrán la guerra sin el honor”. No puedo menos que considerar que la negociación de Obama con Raúl Castro y de Santos con las FARC implica un mismo error de ignorar la naturaleza política criminal de sus adversarios negociadores. Santos se opone a la política de Uribe y Obama sigue los pasos de Kennedy cuando acordara con Krouchev entregar a Cuba a la órbita soviética durante la crisis de los misiles. A los hechos me remito.

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