Por Jorge Azar Gómez.-

Quien esto escribe viene analizando las relaciones de Uruguay con Argentina desde hace más de una década.

En estos días, con sorpresa y estupor, cuando vi al candidato kirchnerista venir y abrazar al presidente Vázquez, reviví una vieja película, cuyo primer protagonista fue Néstor Kirchner, cuando durante el gobierno del Dr. Jorge Batlle cruzó el charco para abrazar al Dr. Tabaré Vázquez, darle su apoyo y proclamara a los cuatro vientos que las relaciones entre ambos países, durante sus gobiernos serían fraternales en lo político y en lo ideológico.

En cada uno de los dos gobiernos frenteamplistas, las relaciones comenzaron a ser melosamente fraternales, pero -siempre hay un pero con el gobierno argentino- de a poco, la miel se fue convirtiendo en vinagre y las aguas del Río de la Plata se fueron abriendo y comenzaron a separarnos.

Durante el primer gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, la Administración del entonces presidente Néstor Carlos Kirchner pensó que, por haber enviado a siete mil uruguayos en las elecciones para votar al Frente Amplio, conservaba autoridad para manejar nuestra política exterior.

Y fue así que todo era armonioso hasta que vieron que el Dr. Vázquez apoyaba la instalación de la planta de celulosa y les sacaba a ellos el pan de la boca. Pan que ellos tuvieron en sus manos y, por ser desmesurados en el pedido de coimas a los finlandeses, lo perdieron.

Desde ese momento, trasladaron el problema al medioambiente y a su protección. Todos se volvieron ecologistas, olvidándose del apoyo que Busti, Urribarri y Kirchner le dieron a la instalación de Botnia en Río Negro.

Hasta ahí todo marchaba bien, los viajes presidenciales entre ambas orillas eran frecuentes, como también los asados fraternales en Anchorena.

Cuando en marzo del 2006, el presidente Vázquez apoyó y acompañó el proyecto Botnia, Argentina comenzó a protestar por la instalación de la “pastera” en Uruguay. En todos mis artículos, de esa fecha en adelante, afirmé que el conflicto no se solucionaba mientras Vázquez y Kirchner estuvieran en el gobierno. Por desgracia, no me equivoqué: es que todos los analistas estudiaban el conflicto sin poner dentro del “paquete” lo que se habían perdido por las groseras exigencias de Busti, Urribarri y Kirchner, las cuales fueron la causa del enfrentamiento de los presidentes.

La historia del conflicto la conocemos todos y sería pesado volver a repetirla pero, lamentablemente, la historia volvió a repetirse en el gobierno del presidente Mujica. Otra vez, la coima alejó a los gobiernos.

Cuando el presidente uruguayo, con gran entusiasmo firmara unos “papelitos” con la mandataria argentina (a los cuales les llamaron “acuerdo histórico”), expresé en ese momento que no íbamos a ver los resultados y que se transformaría en un “acuerdo de historieta”.

Mujica viajaba, la Presidente venía, el canciller Héctor Timerman se reunía con integrantes del gabinete, Almagro (cerebro de la “operación rodilla”) aplaudía y se reía con una sumisión tal que se asemejaba a un asalariado. Se constituían comisiones para estudiar los avances de lo que en los “papelitos” habían acordado los presidentes. Luego, Argentina nos denunciaba en el G20, comenzó a interponer trabas en las importaciones uruguayas y todos se preguntaban en qué había fallado Mujica, que todo le estaba saliendo mal, y que recibía un tratamiento grosero de parte del poder político arrabalero porteño.

Nadie sabía que Uruguay le hizo caer el gran negociado del dragado del Canal de Martín García al denunciar un “intento” (llamémoslo así) de soborno para aceptar un mayor precio en la continuidad del actual dragado y un precio a acordar en la licitación de la profundización del Canal, sobre precio que igual se aceptó y nadie sabe, después que se retiró el Embajador Bustillo… en qué bolsillo aterrizó el millón de dólares que estaba en la elegante mesa del salón del Jockey Club Argentino. Porque que estuvo, estuvo.

El tema es que, a partir del momento en que salieron a luz las versiones desmentidas y luego confirmadas, comenzaron las represalias contra el Uruguay y las relaciones se agriaron. Tal como en su oportunidad le sucedió al Dr. Vázquez, lo propio le sucedió al presidente Mujica, es decir, que mientras él y la Señora de Kirchner estuvieron en el gobierno, no se concretó la profundización del Canal de Martín García.

¿Acaso las coimas, los sobornos, las “atenciones”, los sobreprecios, etcétera, serán en el futuro quienes regulen las relaciones entre Argentina y Uruguay?

Seguramente, la República Oriental del Uruguay logrará, antes que la profundización del Canal Martín García, concretar ser sede para el Campeonato Mundial del 2030. Por supuesto, si la Argentina se hace cargo de las licitaciones y maneja las finanzas de dicho torneo…

Instalando un GPS en este artículo, escuchemos el “recalculando” de la española que nos guía en el aparatito y comencemos a leer el artículo y donde dice Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, Busti, Urribarri, recalcule y póngale Scioli y dígame porque tiene que ser diferente.

¿Porque Scioli, que estará blindado por el equipo corrupto de CFK, va a actuar diferente?

Scioli, un viejo conocido de los presidentes argentinos, ministro de Menem, vicepresidente de Néstor Kirchner, amigo de Aníbal Fernández, compañero de Duhalde, dice que es peronista. en su momento apoyó el gobierno militar como única salida para derrotar a los montoneros que los Kirchner apoyaban , ahora anuncia justo desde Uruguay , ante la atónita mirada de Vázquez , que Urribarri, uno de los peores enemigos que tuvo Vázquez durante su primer gobierno, será su ministro del Interior o sea su mano derecha… justo la que le falta.

Este hecho debe ser leído entre líneas por el gobierno uruguayo, Scioli le hizo saber a Vázquez que los Kirchner no se van del poder en Argentina, seguirán siendo los dueños del mismo y a Scioli le dejarán el mantenimiento y la administración de la Casa Rosada, como a Vázquez le han dejado la de la Torre Ejecutiva.

Todo esto me lleva a reiterar que Scioli, es el candidato “chatarra” para Uruguay y mientras los Kirchner sigan en el poder, él en el gobierno y Vázquez en el gobierno de Uruguay, las relaciones seguirán siendo calamitosas.

Que estas líneas queden como documento, para que, en caso de que Scioli sea electo presidente, en un tiempo puedan ser leídas con la realidad de dos gobiernos, cuyas relaciones estarán guiadas por las coimas, los sobreprecios y la corrupción.

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