Por Jorge Azar Gómez.-

En política exterior, se hace difícil, comprender cuál va a ser la estrategia de Uruguay, ante la crisis del comercio exterior y después de ver cómo se desacelera la economía.

Sucede lo mismo al elaborar una teoría sobre las relaciones actuales entre Uruguay y el mundo comercial. Para algunos, las relaciones evolucionan en línea recta e ininterrumpida, para otros en forma de espiral.

La crisis por la que estamos pasando demuestra que el gobierno sigue sin rumbos ni estrategias en política exterior, pues lo sucedido, era previsto y debería haber estado en las agendas de la autoridades uruguayas, las cuales no actuaron en su momento con un buen lobby y activando la inteligencia internacional.

Cuando hay problemas nuestra diplomacia debe actuar y cuando surgen dificultades se mira a la falta de previsión del estado sobre los tiempos cíclicos en que los problemas aparecen.

De estas situaciones se desprende que necesitamos ubicar en los mejores lugares del planeta a nuestros mejores negociadores para que cumplan la tarea de adelantarnos a las situaciones que pongan en situación incómoda al Gobierno y la imagen de Uruguay.

En comercio exterior, teniendo en cuenta las trabas que encontramos en forma permanente dentro del Mercosur para colocar nuestros productos, hoy tenemos que dar respuesta eficaz a dos preguntas correlacionadas: ¿Somos competitivos en otros mercados? ¿Tenemos una estructura de venta en el exterior acorde a nuestras necesidades inmediatas?

Aún nos falta mucho para ser competitivos, se tuvo temor de innovar, creando una red de promoción y venta de los productos «made in Uruguay» sin precedentes.

Esta política se debe complementar, como dije anteriormente con la designación de negociadores, con experiencia internacional, que concreten un lobby serio, efectivo y permanente en distintas zonas del planeta que nos permitan abrir nuevos mercados, reafirmar y ampliar los que ya están y que políticamente le abran las puertas que nuestro gobierno necesita para hacer conocer sus estrategias políticas y comerciales.

Debemos estar preparados para realizar aportes de calidad. Como analistas, nuestras principales obligaciones son ofrecer información y proponer iniciativas a nuestros gobernantes pero, también, no cooperar con políticas erróneas.

Desde un ángulo productivo, la exportación es un fin que requiere una organización específica para promoverla y es lo que me lleva a promover junto a otras acciones, la integración de nuestras embajadas al sistema de comercio exterior junto con un equipo de lobistas.

Menciono, entre otras acciones, la reducción eficiente del gasto público, el dictado de una moderna reglamentación de protección de los mercados conquistados, declarándolos «Mercados de Interés Público o Nacional”, con severas sanciones para el exportador que perjudique la continuidad de la colocación de productos uruguayos en ese lugar por una mala práctica en sus operaciones y la reorganización eficaz, de las agencias estatales, vinculadas a la exportación.

Si somos capaces de promover iniciativas inteligentes, Uruguay puede convertirse en un importante exportador de productos elaborados a mercados hasta ahora inexplorados.

Para ello, confianza y dirección con un sólido respaldo técnico son indispensables para recuperar la confianza en el comercio exterior. Debemos y podemos desafiar el futuro.

Producir sin vender no lleva a nada, el Estado si no promueve una dimensión activa del comercio está ausente de las políticas fundamentales.

Al dejar librado todo a las reglas del mercado, que se arregle por sí solas, el Estado estuvo ausente en la definición de una política de comercio exterior.

Por eso tiene que haber una interrelación permanente entre el sector privado y el Estado, una verdadera alianza entre el estado, los que producen, los que comercian, los que exportan. Esto tiene que ser una actividad de todo un país, así como una acción permanente de un lobby profesional que actúe en el lugar y en el momento adecuado.

Cuando hoy nos planteamos los problemas de competitividad, yo me pregunto: ¿por qué hoy?. Porque la crisis nos llama la atención, podemos ser más competitivos hoy, que habiéndolo sido más competitivos ayer mayores hubieran sido los ingresos, mejor la posición para acceder a determinados mercados, por eso no debemos pensar en analizar las causa y después actuar, debemos vender hoy.

La imagen comercial de nuestro país en el exterior es baja, el marketing de nuestro país es inexistente. El sistema de promoción internacional de Uruguay, en el mejor de los casos es ineficiente. Y tenemos poco trabajo de inteligencia internacional.

Pienso que nuestro país tiene la fuerza de lo natural frente a los países desarrollados que han abusado de fertilizantes y productos químicos, pero lo natural está también en la fuerza de nuestros paisajes para la atracción del turismo, que es una manera de exportación.

Por eso, insisto, lo importante que es el lobby permanente, lo importante que es la inteligencia internacional, lo importante que es el comercio exterior, lo importante que es la imagen del país y cómo nuestros productos en el exterior hacen a la imagen del país.

Es necesario crear esa corriente de simpatía y aplicar aquel principio de que hay que producir en función de la demanda antes que trabajar sobre la base de la oferta, el mundo se mueve así. Atendamos a los requerimientos de la demanda y de los mercados y podremos ofrecer más presencia uruguaya en el mercado internacional.

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