Por Carlos E. Viana.-

Los números no mienten. ¿Y los otros…?

Los voceros del Papa, la izquierda y algunos peronistas, entre ellos los K, han expresado que el imperialismo de Estado Unidos tiene interés en el petróleo venezolano.

Veamos los números. Desde 2016 Estados Unidos se ha convertido en el mayor productor de petróleo del mundo; y este año alcanzará más de 11 millones de barriles por día, contra los 47.700 que produce Venezuela, según el último informe de la OPEP. Es decir que la producción de PDVSA, es del 4% de la producción de petróleo en Estados Unidos. Es más, Estados Unidos debió reducir su producción porque, la extracción llegó a tal punto en los yacimientos de Formico en Texas, que no dan abasto los oleoductos y otros servicios conexos.

Este salto en la producción petrolera de Estados Unidos, se dio gracias a su explotación del shale oil, similar al desarrollo de Vaca Muerta en Argentina.

Estados Unidos ahora exporta

Estados Unidos importaba de Venezuela el 10% de su consumo, cosa que ahora no necesita. Inclusive Arabia Saudita; su principal proveedor; está buscando aumentar sus mercados para su petróleo en China e India, debido a que la producción norteamericana seguirá creciendo y ha hecho caer los precios internacionales.

Por otra parte Estados Unidos está exportando petróleo a Europa Occidental y ha contribuido a la baja de los precios de este combustible. Cosa que preocupa a la OPEP que ahora, con el apoyo de Arabia Saudita, está regulando la producción para parar la caída.

Nuevas Fuentes de Energía

Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo, seguida por Arabia Saudita. Sin embargo los Estados Unidos, Alemania y Japón están detrás de nuevas fuentes de energía.

Toyota, General Motors, BMW, Air Liquide y otras compañías han creado el Hydrogen Council, para impulsar al hidrogeno como combustible y han efectuado avances en la descomposición del agua, en oxigeno e hidrogeno, lo cual además no deja residuos ni gases tóxicos. Para el 2020 ya tendrán en funcionamiento automóviles y varias estaciones de reabastecimiento, mientras que Tesla en el Sur de Australia ha construido una usina con una batería (litio) gigante que abastece una ciudad de 30.000 habitantes. Toyota, el mayor fabricante de autos de Japón, está n el auto con nafta y la mayoría de sus nuevos modelos son híbridos o eléctricos, mientras que Tesla ya produce carros eléctricos y sigue desarrollándolos, siendo sus autos los más deseados en Estados Unidos.

Es decir que el petróleo dejará de ser el combustible esencial en una o tres décadas y quien tenga agua, litio y tecnología no necesitará del petróleo venezolano, ni de ningún otro. Es más, Abu Dabi ya ha reemplazado su dependencia del petróleo por la del turismo que ya abraca el 70% de sus entradas y el Príncipe Salman de Arabia Saudita está diversificando la producción de su país, ante esta evolución de las nuevas fuentes de energía. En consecuencia, ninguna potencia, planea quedarse con el petróleo de Venezuela, salvo para lo inmediato el interés de China.

Otra prueba de la revolución petrolera en Estados Unidos, es que está retirando sus fuerzas militares del Medio Oriente, porque no ve la riqueza petrolera de esa región, como un interés nacional y está decayendo su importancia estratégica.

Es más, tres compañías norteamericanas del Golfo de México, Valero Energy, Chevron y Phillips 66, se quejaron ante el Presidente Trump por las medidas contra Venezuela, que afectaría a sus refinerías, especiales para el crudo extra pesado de dicha nación, pero este lobby no pudo influir en la política exterior de la Unión, por la sencilla razón, que las importaciones de petróleo en la misma han perdido importancia.

El petróleo está perdiendo importancia como recurso estratégico y en el futuro se profundizará esta tendencia.

La preocupación del gobierno de la Unión por Venezuela

El gobierno estadounidense está más preocupado en que Venezuela se convierta en un narco estado que desestabilice a la región, con el apoyo iraní y el terrorismo islámico. Se han hecho fuerte en las tierras de Bolívar, las organizaciones narcoterroristas FARC y FLN, de origen colombiano, pero que se refugian y reorganizan en dicho territorio. Pero esto se agrava ante otra amenaza.

Se suma a esto la posición del nuevo Presidente de México, López Obrador, de negociar con los narcotraficantes, que provocan 60.000 muertos por año en ese país. Esto agrava el tema Venezuela, porque lo único que puede negociar López Obrador es como administrar el comercio de drogas controlado por el estado, lo cual incidiría en un aumento de los 25 millones de consumidores que hay en Estados Unidos. Esta posición de López Obrador refuerza el consenso hacia Trump para la construcción del muro y agrava la amenaza del narcotráfico venezolano.

Crisis y libertad

En definitiva, la crisis venezolana es provocada por su propio régimen, que entra en colisión con la tradición liberal de la cultura occidental, que prevalece en gran parte de su pueblo. Ahora que se corta el negocio con Estados Unidos comienzan a liquidar todas sus reservas, pero estas se agotarán.

Que más de un 10% de la población de Venezuela se haya ido de esta Nación, es una muestra de la crisis provocada por querer imponer el socialismo totalitario a sangre y fuego, con el apoyo de Cuba, que sí depende del aprovisionamiento petrolero de Venezuela.

El imperialismo debilitado

El petróleo está perdiendo su posición estratégica de hace unos pocos años y la revolución de los medios de comunicación, ha sobre iluminado las elites políticas y empresarias, controlando sus acciones de una manera que el imperialismo se ha visto sumamente debilitado. La gran mayoría de Hispanoamérica condenando al régimen venezolano y sesenta embajadores de todo el mundo, se retiraron de su asiento en la Asamblea General de la ONU cuando habló el representante de Maduro. La izquierda y los nacionalismos extremos se están quedando sin una de sus razones, pero les queda la más importante, acabar con las libertades individuales, para imponer sus regímenes socialistas o neofascistas. Ahora a la democracia le llaman neoliberalismo y buscan la solución autoritaria mediante populismos; dictaduras indirectas; que desembocan como en Venezuela en una violenta tiranía, que nosotros hubiéramos tenido, sino fuera por el movimiento del 24 de marzo de 1976 y la victoria de Macri en 2015.

El pueblo venezolano ha optado por la libertad ante el totalitarismo socialista del S XXI y está a punto de obtener la democracia, que necesariamente se funda en una tradición de libertades, como la que inició Francisco de Miranda.

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