La jueza federal Sandra Arroyo Salgado operaría aún para el gobierno nacional y por ello limitó sus esfuerzos para investigar la causa de la muerte de su ex marido, Alberto Nisman. Esto habría tenido que ver con un pedido del ex agente de la SIDE Jaime Stiuso, que habría negociado su exilio en los Estados Unidos a cambio de ser el principal sospechoso en el fallecimiento del fiscal para distraer la atención de la opinión pública. ¿Todo una gran farsa mediática?

Desde la muerte de Nisman, la viuda Arroyo Salgado se ha encargado de desestimar todos los procedimientos investigativos que realizó la fiscal Viviana Fein, aludiendo a un mal desempeño de la misma. Esto culminó en una “guerra de egos” para demostrar cuál de las dos funcionarias públicas ha desarrollado de forma más profesional la búsqueda de la verdad.

¿Sería esta supuesta “guerra de egos” la respuesta de la disputa, o sólo es una mera distracción de la magistrada de San Isidro para ocultar lo sucedido con el fiscal debido a su notable relación con Jaime Stiuso?

En evidencia queda que la supuesta disputa entre Fein y Arroyo Salgado era falsa, ya que la viuda no presentó ni una sola denuncia concreta en ningún juzgado ante las irregularidades supuestamente cometidas por aquella. Esto quiere decir que hubo una actuación meramente mediática y para desviar la atención del foco real, que fue la muerte de Nisman.

En caso contrario, ¿por qué la jueza no pidió la remoción de Fein, si el curso de la investigación de ésta era injustificable? ¿Por qué se limitó a dar notas con distintos medios para desestimarla públicamente y no acudió a la justicia?

Pistas falsas

Lo cierto es que luego de la declaración en la justicia del espía de la ex SIDE, nada se ha sabido más que la fiscalía no ha hecho correctamente la investigación según la viuda de Nisman. Incluso la “parainvestigación” de la querella tampoco ha podido lograr algo concreto; sólo desviar hacia otros caminos los procesos judiciales en marcha.

Esto se debería a una fuerte negociación que tuvo Stiuso con el gobierno nacional para poder encajonar la causa, y la llave de este problema sería la jueza de San Isidro, que encabezando la querella en la causa podría desviar el proceso judicial hacia el abismo.

El pedido de Stiuso habría sido la protección en los Estados Unidos a cambio de su silencio, que sabemos que inquieta bastante al gobierno, por la amplia información que maneja de Cristina y Néstor sobre todas las causas de corrupción del matrimonio santacruceño, cuyas pruebas atesoró aquél en cientos de escuchas telefónicas.

A pesar del discurso de Cristina en la ONU, en el cual acusó directamente al gobierno norteamericano de proteger a Stiuso, pocas son las certezas de que esto sea cierto, ya que la negociación desde el gobierno nacional habría sido pactada con la CIA y habría intereses en común para que el ex agente no hable.

Por otro lado, Oscar Parrilli, el ahora titular de la AFI (ex SIDE), arremetió fuertemente contra Stiuso con una serie de denuncias inconsistentes por contrabando y evasión fiscal, que automáticamente pasaron a segundo plano al resultar débiles judicialmente.

En las últimas horas se dio a conocer la denuncia, que no llegó a buen puerto, para encontrar el paradero de Stiuso, conocida como “circular azul”, y que fue desestimada inmediatamente por Oyarbide, quien sostuvo que el pedido de la AFI no tiene una relación de hechos que puedan impulsar una causa penal.

Es evidente que nadie ha podido con la investigación sobre la misteriosa muerte o presunto asesinato de Nisman. Ni su ex mujer. Ya sea por el mal desempeño de la fiscal Fein o por la relación que mantiene la fiscal Arroyo Salgado con Jaime Stiuso. Sigue y seguirá sin conocerse el paradero del ex espía y por lo visto las negociaciones entre Arroyo Salgado y el gobierno van a continuar, sobre todo para encubrir el tema.

Sin ir más lejos, la jueza aún tiene pendiente de elevación el juicio oral sobre la causa de ciberespionaje iniciada en el año 2008, de la que participó activamente Stiuso, para intimidar a periodistas, empresarios de medios, ex militares y agentes de inteligencia enfrentados con aquél.

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