Por Guillermo Cherashny.-

No sólo Fabián «Pepín» Rodríguez Simón y José Torello con el conocimiento del presidente sino también Elisa Carrió sumó ideas para el cuestionado fallo del 2×1, que permitía la salida anticipada de militares y policías y motivó una reacción adversa de la sociedad que no se imaginaban.

Esta iniciativa de origen político se basó en la exitosa marcha del #1A, que tomó impulso por la jornada del 24 de marzo, donde se reivindicó la lucha armada de ERP y Montoneros, que indignó a una parte importante del voto duro del PRO, es decir, de la familia militar, fuerzas de seguridad y policial y sectores civiles que con razón quieren que se juzgue a la guerrilla, especialmente a los montoneros que acompañan a Cristina y de este modo satisfacer a su electorado, que quedó decepcionado cuando el gobierno dio marcha atrás.

Pese al recule, los votos de la familia militar seguirán votando al PRO y sólo una pequeña minoría puede votar en blanco o abstenerse.

Pero el daño mayor que produjo el fallo del 2×1 -que es correcto jurídicamente- es el desprestigio de la Corte Suprema, otro ingrediente más para que no lleguen las inversiones que necesita el gobierno para que arranque la economía, por lo cual fue el principal perjudicado por la maniobra de Carrió y «Pepín».

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