Por Carlos Tórtora.-

La lucha por la presidencia de la Corte Suprema de Justicia acaba de iniciarse en el terreno político con la detención en Ezeiza del ex senador nacional K por Santa Cruz Nicolás Fernández cuando intentaba pasar ocultos U$S 30.000. Tras su frustrado viaje a los EEUU, su causa quedó en manos del juez en lo Penal Económico Rafael Caputo, quien también citó a su pareja para que se presente a dar explicaciones. Casualmente, el fuero penal económico hoy empieza a girar en torno a la red de poder de Eduardo Angelici, a través de su operador judicial, el ex sushi Darío Richarte. Una versión no confirmada le adjudica a la SIDE paralela que comanda Jaime Stiuso la operación que lo puso a Fernández en primera pana. Claro está, el objetivo no sería él sino su protector y socio Ricardo Lorenzetti, con el cual comparte un estudio jurídico a una cuadra del Palacio de Tribunales. Distanciado de CFK por razones que nunca se esclarecieron, Fernández se convirtió a partir de 2011 en el operador oculto de Lorenzetti, que así le pagó el haberlo propuesto en su momento para integrar la Corte. Aunque de Fernández se habla poco y nada, no estuvo en absoluto inactivo.

Lorenzetti trató de impedir la postulación oficial de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz para cubrir las dos vacantes en la Corte. El primero ya juró y el segundo lo hará después de la feria judicial, con lo cual se completará la conformación del máximo tribunal.

Fernández, dos semanas antes de que los senadores votaran por ambos postulantes, se reunió con la mayor parte de sus ex compañeros de bancada para asegurarles que Rosatti y Rosenkratz se opondrían a los reclamos por la coparticipación que suman a muchas provincias.

Hay tela para cortar

No fue la única operación intentada por Lorenzetti, que teme que esté en ciernes una maniobra de alto vuelo para desplazarlo de la presidencia del tribunal el año entrante, un resultado que satisfaría plenamente al presidente de la Nación.

Concretamente, Lorenzetti supondría que Rosatti, un hombre de la agenda jurídica del peronismo, ya estaría en contacto con Juan Carlos Maqueda, el cordobés que, junto con Elena Highton de Nolasco, le permite con sus votos a aquél continuar regenteando la Corte. Si Maqueda da un paso al costado -sus relaciones con Lorenzetti nunca fueron amiistosas- éste podría derrumbarse, ya que Highton tiene con él una relación muy deteriorada y Rosenkratz jamás avalaría la gestión del jurista de Rafaela. Rosatti no oculta su ambición de presidir el tribunal y cree que esto podría formar parte de un acuerdo estratégico de Macri con Sergio Massa, José Manuel de la Sota y hasta parte del kirchnerismo.

Pero todos los que subestimaron la capacidad política de Lorenzetti se equivocaron. Éste toca con precisión los timbres del establishment y argumenta que la Corte debe cumplir la función de frenar cierta tendencia autoritaria de Macri.

Con el episodio de Fernández, el juego fuerte acaba de instalarse y lo de los U$S 30.000 es un juego de niños.

Los memoriosos recuerdan cómo Lorenzetti castigó al kirchnerismo con el fallo Chevron. La Corte Suprema hizo lugar a una acción iniciada por el senador Héctor Rubén Giustiniani y, en consecuencia, ordenó a YPF S.A. hacer públicas las cláusulas del Acuerdo de Proyecto de Inversión suscripto con Chevron Corporation para la explotación de hidrocarburos no convencionales en las áreas de Lomas de la Lata Norte y Loma Campana de la Provincia del Neuquén (causa “Giustiniani, Rubén Héctor c YPF – s/ amparo por mora”).

La acción judicial fue planteada por Giustiniani luego de que YPF S.A. se negara expresamente a brindarle la información que había solicitado sobre ese proyecto de inversión, en especial la relacionada con la calidad ambiental y las actividades que desarrollarán YPF y Chevron en las áreas mencionadas.

El tema viene a cuento porque el golpe interno en la Corte nunca sería antes del año entrante y en el gobierno temen que Lorenzetti haga valer su lapicera para castigar al macrismo si ve que avanza un pacto PRO-peronista para voltearlo.

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