Por Carlos Tórtora.-

El suspendido camarista federal Eduardo Freiler fue destituido ayer de su cargo, por mal desempeño de sus funciones, por una mayoría de cinco votos en el marco del jury de enjuiciamiento que se desarrolló en su contra en el Consejo de la Magistratura. Éste podría ser el último avance del año en esta materia, porque se advierten síntomas de estancamiento en varios sentidos.

Por ejemplo, el proyecto de reforma de la Ley del Ministerio Público que impulsa el gobierno está trabado en la Comisión de Justicia del Senado.

El predictamen que debía debatirse días atrás en comisión eliminó una cláusula transitoria, que era el corazón de todo el asunto, porque suprimía la existencia de direcciones generales creadas por la procuradora renunciante, Alejandra Gils Carbó. «Para nosotros no es aceptable convalidar lo que hizo Gils Carbó en la Procuración: designó al 45 por ciento de los funcionarios, ninguno por concurso y todos de Justicia Legítima», dijo Federico Pinedo.

Las instrucciones de Mauricio Macri a sus jefes de bloques de ambas cámaras serían terminantes en el sentido de que el gobierno no pondrá en marcha la designación del sucesor de Alejandra Gils Carbó en la Procuración General -ésta renunciará el 31 de diciembre- si antes no se sanciona la reforma del Ministerio Público. “Si no hay ley nos vamos a quedar con Eduardo Casal a cargo de la Procuración todo el tiempo que sea necesario”, definió un asesor del presidente.

Ni uno más, al menos por ahora

Volviendo al Consejo de la Magistratura, la Casa Rosada tenía la intención de que aquel organismo acelerara el tratamiento de los pedidos de juicio político de dos jueces federales, Daniel Rafecas y Ariel Lijo. Pero una fuerte contracorriente estaría haciendo sentir desde Comodoro Py, donde Lijo hace sentir su influencia política sobre sus colegas y el planteo mayoritario es que no se deben entregar más cabezas de jueces, al menos por ahora. Un argumento que se escucha es que, en el momento preciso en el cual la Justicia Federal está avanzando decididamente contra la corrupción del poder político, no es bueno que sigan cayendo jueces por causas de corrupción. Otro argumento, que se utiliza más en privado, tiene otro tono y dice “no hay que olvidarse que cuando se agoten las carpetas del kirchnerismo están haciendo fila las del macrismo”.

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