Por Luis Alejandro Rizzi.-

UN NUEVO PAPA

Me pareció muy significativa la elección del nombre de León XIV por Robert Prevost para ejercer el pontificado.

Quiso la casualidad que hace años vengo trabajando en la actualización de la encíclica Rerum Novarum, que fue una piedra fundamental de la doctrina social moderna.

Debe superarse el derecho laboral que ha cumplido su ciclo y debe irse hacia una filosofía de la participación en los sistemas de producción de bienes y de oferta de servicios.

El “trabajo” ya no debe ser una tarea de subordinación, sino de participación activa y de responsabilidad en los resultados económicos.

La iglesia seguirá su camino de adecuarse a las alturas de los tiempos y posiblemente también el Vaticano se renueve.

Su primera tarea debería ser la de saldar la cuenta pendiente que Francisco dejó con Ucrania; lo paradójico, un Papa norteamericano.

Regresemos a la Argentina

Raúl Alfonsín enunció en su campaña electoral de 1983 la celebración de un “pacto sindical militar” que garantizaría una santa transición política del gobierno militar al gobierno civil peronista.

No hubo evidencia documental alguna de su existencia, pero había sospechas fundadas de que por lo menos habría existido algún tipo de “entendimiento” o de “valor entendido” entre el gobierno militar saliente y el peronismo, ante un eventual triunfo de Ítalo Luder.

Lo cierto es que la denuncia de ese pacto pudo haber tenido influencia decisiva en el triunfo de Alfonsín, del que dudaban sus más íntimos asesores, hecho que me consta personalmente.

También me consta que Alfonsín no tenía duda alguna de que ganaría.

Viene a cuento esta historia de “supuestos pactos”, porque el rechazo por el Senado del proyecto de ley de “ficha limpia”, proyecto al que siempre me opuse, como les consta a mis lectores de este “Furgón”, ha generado la sospecha cierta de la existencia de un acuerdo o pacto entre el gobierno y el peronismo “K” o -Cristina-, pero nadie piensa que ese eventual pacto podría ser lesivo para ambos.

Para Cristina, la sanción del proyecto de “ficha limpia” le hubiera permitido jugar con su proscripción, como lo anunciaron varios senadores “K” en sus discursos del miércoles.

Esa “proscripción” seguramente le hubiera permitido potenciar su actual magro capital político y tener mayor capacidad de negociación para las elecciones de octubre próximo.

Por otra parte, es difícil que la Corte se pronuncie antes de octubre en su Recurso de queja y yo personalmente pienso que tendría fundamentos para admitirlo.

La caída del proyecto de “ficha limpia” la pone en la obligación de tener que presentarse como candidata en octubre, donde deberá exponer sus cartas.

Va de suyo que a Cristina le convenía mucho más la proscripción, que incluso le daba la posibilidad de impugnar las elecciones.

Por el lado del gobierno, su estrategia electoral se basa en tres pilares.

Uno, la apreciación del peso; dos, el control de la inflación, por cierto, en niveles altos del 25/30% anual, pero mucho menos de la dejada por el gobierno peronista en diciembre de 2023, y tres terminar con Cristina en las próximas elecciones, borrarla definitivamente de los calendarios electorales.

De paso, concretaba los tres objetivos que no pudo lograr Mauricio Macri.

En mi opinión, “ficha limpia” se cayó porque se presentó en el momento inoportuno, en un año electoral, pero las travesuras de los sótanos de la política le darán visos de una verdad que no fue.

El “pacto”, que no fue, será usado en lo que resta en estas PASO de la CABA y pondrá al propio Milei en la necesidad de acreditar un hecho negativo. Tarea casi imposible.

Paradojalmente, toda la trama de este verdadero entuerto que fue el trámite de “ficha limpita” y el fracaso de la sesión del 24 de noviembre pasado en diputados le daba altos grados de verosimilitud a un “pacto” que, en mi opinión, no existió.

Al fin de cuentas, el adelanto de las elecciones de la CABA se ha convertido en un plebiscito para Javier Milei, justo cuando cae “ficha limpia” y debe esquivar su responsabilidad evidente en el caso $LIBRA, del que los hermanos Milei no pueden explicar lo que hicieron.

El Senado defendió a la Casta, ni ficha limpia ni interpelación a Milei y su hermana. Muy sabiamente los puso en pie de igualdad en cuanto a la cuestión de la “corrupción.

¿Sería una prueba del pacto implícito?

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