Por Carlos Tórtora.-

A 48 horas de que la crisis venezolana llegue a su punto culminante, Javier Milei también tiene sus cartas para jugar en el tema. Existe una mediana probabilidad de que afloje en Caracas una fisura interna en las fuerzas armadas. Esto es, que fracciones del ejército hagan pública su postura de negarse a reprimir al pueblo, apoyando que Edmundo González Urrutia se haga cargo de la presidencia.

De ser así, Venezuela quedaría a un paso de la guerra civil, porque Nicolás Maduro trataría de resistir con el apoyo de Rusia, China y, sobre todo, Cuba.

La instalación de un clima de enfrentamiento armado en Venezuela sacudiría todo el tablero regional cuando es evidente que el terceto dominante en la región, o sea Brasil, México y Colombia, apuesta a evitar el derrumbe de la revolución bolivariana. Mientras tanto, el saliente Joe Biden y el entrante Donald Trump apoyan a González Urrutia y María Corina Machado pero con prudencia. Trump afronta tres crisis internacionales de magnitud: la guerra en Ucrania, el conflicto en Medio Oriente y la tensión entre China y Taiwan y no tendría intenciones de abrir un cuarto escenario de crisis en América Latina.

Una oportunidad

De agudizarse la crisis venezolana, habría en América Latina una profunda escisión entre los que apoyen de algún modo al régimen bolivariano y los que lo condenen. Como cabecera de esta segunda postura, el gobierno argentino podría ser una pieza necesaria para la estrategia de Washington.

A Milei se le abriría entonces una excelente oportunidad de hace valer su condición de principal aliado de los EEUU en la región.

Sería este contexto entonces una oportunidad ideal para que el líder libertario hiciera valer sus méritos ante Trump.

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