Por Oscar R. Thompson.-

Especial para The Southern Cross

Haciendo caso omiso a que el libro original de esta ópera pertenece al autor de esta columna, es mi deseo comentar cómo llegó a un escenario. Años atrás creí descubrir a un intérprete de Liszt y a la vez compositor, al que solicité una fotografía para publicar en nuestro periódico. Así fue, y cuando me arrogué el derecho de ser su descubridor y solicitarle la composición de esta ópera, me contestó: Ud. no me descubrió ahora, sino cuando rendí mi examen final en Conservatorio Nacional, a la edad de catorce años, y pronunció las mismas palabras. Emprendimos desde entonces la tarea y hoy comentamos su estreno mundial en el Auditorio San Rafael. Ópera de Cámara en un acto con puesta en escena de Oscar Barney Finn y acompañamiento al piano del destacado maestro Guillermo Salgado. Un público numeroso agotó las localidades y rindió estruendosas ovaciones. Los tres intérpretes, Graciela Oddone, Carlos Ullán y Ernesto Bauer, jugaron las partes con lo mejor de sus privilegiadas voces y talentos interpretativos, a lo que se sumó un personaje emblemático, “la muerte”, con brillante actuación de Paula Canals.

En la obra, un protagonista se pregunta si lo ocurrido es un milagro. Como autor del libro diría que sí, pues se acercó imprevistamente a saludarnos el original seminarista, hoy Padre Ignacio Puente Olivera e inspirador del drama, al cual no veíamos desde hace doce años.

La carrera de Oscar Barney Finn es harto conocida, pero aquí creó un clima que asombró al público entre los que se encontraban una destacada conferencista, un director de orquesta en Viena, una consagrada actriz e innumerables personalidades de la musicología y cantantes actuales y del pasado, de los que no damos nombres por límites de espacio.

Ramiro Campodónico

Ramiro Campodónico, piano

Párrafo aparte merece el compositor y autor del libreto, Ramiro Campodónico, quien logró un clima tan auténtico de la trama con música tonal, que se oyeron comentarios comparándolo con otros afamados compositores a lo que tuve que responder con un “no”. Es un auténtico creador y el mundo será el juez supremo cuando se conozca esta obra.

Share