Por Enrique Arenz.-

Los K. han acuñado el concepto del «odio» para denostar a la Justicia que persigue a los corruptos, a la oposición que impide que se sancionen leyes contrarias a la República, y al periodismo independiente que cumple su trabajo de mostrar lo que se esconde, como en cualquier nación libre del mundo.

Según el diccionario, odio es «Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea».

Si se considera odiadores a quienes sienten antipatía y aversión por la corrupción que saqueó a la Argentina, por el asesinato del fiscal Nisman, por el ataque feroz a uno de los poderes del estado, por la inflación que le quita de la boca el pan a los más pobres, por la decadencia generada por la alianza peronista de izquierda gobernante, por el accionar constante de multitudes arreadas casi a diario a las calles para hacer imposible la vida de las personas que quieren trabajar; si odiadores son los que no soportan la alineación del gobierno con países autocráticos; los que no aceptan ni aceptarán jamás que el Sur se transforme en un violento reinado mapuche alentado por funcionarios; si odiadores son los que aún lloran a sus muertos porque a la vicepresidente se le ocurrió rechazar la vacuna Pfizer que estaba disponible para nosotros y traer en su lugar la Sputnik de su amigo Putin que llegó tarde; si ser odiador es repudiar el encierro dictatorial de casi dos años al que nos sometieron y que arruinó vidas, fortunas y familias enteras; si ser odiador equivale a rechazar el vacunatorio VIP y las fiestas de Olivos, la pobreza en la que han caídos miles y miles de familias de clase media por culpa de la impericia y los prejuicios ideológicos de quienes nos gobiernan, SI TODO ESO ES SER ODIADOR, NO HACIA HACIA ALGUIEN, NO HACIA PERSONAS, SINO HACIA HECHOS INSOPORTABLES, HACIA EL DESASTRE INSTITUCIONAL AL QUE NOS ESTÁN ARRASTRANDO, ENTONCES YO ME CONSIDERO UN ODIADOR, PORQUE ODIAR LO QUE NOS ESTÁ PASANDO ES SINÓNIMO DE RESPONSABILIDAD CÍVICA Y PATRIOTISMO.

Odiamos la corrupción, odiamos el ataque hacia nuestra sabia Constitución que algunos consideran anticuada porque garantiza nuestros derechos y establece un sistema de control entre tres poderes independientes, odiamos que una minoría de ignorantes se sientan con el derecho de transformarnos en un rebaño para parecernos a Venezuela o Nicaragua.

No le deseamos el mal a nadie, sólo queremos castigo justo, dentro de la Ley y del estado de Derecho para los ladrones y para los asesinos de Nisman, y el castigo moral e inhabilitación perpetua para los que dejaron morir a miles de argentinos por razones miserablemente geopolíticas.

Odiamos, en fin, que esta Nación se desintegre en mil pedazos y que tal vez no lleguemos a tiempo para rescatarla.

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