Por Francisco Viotti.-

Cuando por fin nos enteremos de toda la verdad, referente al “misterioso pacto” del kirchnerismo con Alberto Fernández, ya será demasiado tarde para todos y encontrar una solución ha de ser muy dramática, puesto que los intereses espurios entre el ex Jefe de Gabinete K y la ex presidente, sólo puede entenderse en pactos que muy difícilmente sean respetados por una y otra parte.

En principio, todos imaginamos que el objetivo principal es lograr la impunidad para la ex presidente y sus dos hijos, convertidos en cómplices del latrocinio familiar, cometido en contra el Pueblo Argentino, puesto que el Estado somos todos. Este objetivo, muy especialmente está dirigido a lograr que dicha impunidad, sea prioridad para su hija Florencia, quien actualmente juega el papel de “enferma”, alojada en un hotel de Cuba. Además de asegurar su NO presencia ante la Justicia Argentina hasta después del 27 de octubre, en que de acuerdo al resultado de las elecciones, se curará en el acto o seguirá en la isla cubana, con la cual no existe tratado de extradición con argentina.

A la vez, esta situación es utilizada por la ex presidente para sus innumerables viajes a Cuba, con la excusa de seguir interiorizada por la evolución en la “curación” de su hija, puesto que según los médicos cubanos no puede viajar en avión a la Argentina, a causa de que sus piernas sufren hinchazón, como le ocurre a cualquier persona que sufra problemas de irrigación sanguínea, linfática o tenga várices y deba viajar varias horas sentada no sólo en un avión, puesto que no todos pueden hacerlo y un viaje en ómnibus de larga distancia de 12 horas o más, produce el mismo efecto; con la diferencia que ningún ciudadano común muere por esta causa y sólo debe volver a la normalidad con descanso y los pies en alto. La gran pregunta es: ¿No puede regresar por vía marítima, en uno de los tantos Cruceros Caribeños que arriban y parten desde y hacia Buenos Aires?

Quién sabe lo que hace realmente la ex presidente en Cuba, o bien a qué lugares fuera de la isla viaja, una vez que ingresó a dicho país. Quién puede controlar sus movimientos, si cuenta con el apoyo de su interlocutor Raúl Castro, con quien se reúne en cada viaje y juntos elaboran la trama a ser ejecutada una vez que esta mujer pueda acceder al poder y nos “encanute” a todos en el eje bolivariano, Cuba, Venezuela, Nicaragua e Irán. Quién puede asegurar que desde Cuba, no asista en vuelos privados y secretos a Venezuela, a entrevistarse con Diosdado Cabello, el número uno bolivariano (puesto que Nicolás Maduro, es solamente un ex colectivero grandulón, que se presta a poner la cara hasta que, en cuanto las papas quemen, se la borren de un sopapo) , quien pública y entrometidamente, le “advirtió” a Alberto Fernández, que “no se haga ilusiones”, ya que “los votos son de Cristina Fernández” , puesto que la gente la votó a ella, dando a entender que él es sólo una marioneta electoral.

Esta intromisión del mandamás venezolano, no hace más que reafirmar el concepto que tenemos el 60% de los argentinos. Alberto Fernández ¿es realmente un suicida? ¿Cree él que lo van a dejar hacer su voluntad de gobernar por sí solo? Creerá realmente que el silencio de la ex presidente y su guardia pretoriana; la Cámpora, es por sumisión. No se puede dejar de pensar qué tipo de “arreglo” hizo Fernández con la ex presidente y sus secuaces, después de todos los epítetos que vertiera en los medios, al momento de “separarse” de kirchnerlandia. Fueron afirmaciones muy fuertes y acusaciones de retórica muy graves; por lo tanto y conociendo las actitudes de carácter soberbio y vengativo de la ex presidente, sabe muy bien que más pronto que tarde, se las va a cobrar y con creces.

El choque entre ellos, programado o no, será efectivo al poco tiempo si le tocara asumir y si bien todo ha de estar arreglado de antemano, la traición de ambas partes entre sí, será inminentemente segura y Alberto Fernández renuncia tipo el dentista Héctor J. Cámpora, o se enferma grave y asume la Vice-K, o bien tiene algo muy parecido a un accidente. O lo que es peor, termina con un episodio similar al sufrido por el desafortunado y valiente Fiscal, Alberto Nisman.

La voracidad de venganza de la ex presidente, es infinita y su delirio emocional desequilibrado, sigue latente a pesar del esfuerzo por demostrar lo contrario. Las actitudes facciosas de esta mujer, son auto incontrolables y su egocentrismo desmesurado, harán que ella, una vez solucionada su impunidad y la de sus hijos, en el mayor robo de la historia argentina; vuelva al mando del gobierno con el autoritarismo y el destrato para quienes no aplaudan sus berrinches de patoterismo K, pero potenciado. Ella JAMÁS aceptará ser segunda de nadie, por tanto, para qué lo necesitará a Alberto Fernández, como no sea para “cobrarse” todo lo que dijo de ella en los medios.

Pero la trama secreta entre A. Fernández y la secta K, seguirá siendo un misterio, al menos hasta el 27 de octubre. En tanto, el jactancioso profesor de la UBA, se toma en serio y da por descontado que será presidente y como quedó demostrado, en lo que debía ser un Debate Político y terminó en mini monólogos cronometrados por segundos; comenzó con la retórica K, de utilizar “el dedito acusador”, meneándolo de forma amenazante, como previa a lo que será si es que logran ganar las elecciones. Sólo debemos esperar que con esa actitud, no se convierta en el “Proctólogo” del 60% de los argentinos que no los votaremos.

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