Por Hernán Andrés Kruse.-

Esta frase pertenece a Perón. La pronunció la noche del 21 de junio de 1973, el día después de la masacre de Ezeiza. El mensaje es muy claro. Cuando los pueblos se cansan de tantas mentiras, de tantos engaños, de tantas faltas de respeto, hacen tronar el escarmiento. Lejos de mí trazar un paralelo entre lo que acontecía en el país hace medio siglo y la tragedia que tuvo lugar en Virrey del Pino hace pocos días. Pero la frase de Perón puede servir de advertencia para un gobierno que parece no percatarse de la gravedad de la situación imperante.

Daniel Barrientos era colectivero de la línea 620 (Partido de la Matanza) desde hacía tres décadas. Tenía 65 años y le faltaba muy poco para, empleando una frase futbolera, colgar los botines, es decir, para jubilarse. Eran las 4.30 de la mañana del lunes 3 de abril. En Virrey del Pino subieron dos personas armadas. El intento de robo terminó de la peor manera: Barrientos fue ejecutado a sangre fría por uno de los malhechores. La reacción de sus colegas se tradujo en un paro de actividades que abarcó la Zona Oeste del Gran Buenos Aires y en un corte de la General Paz. Cerca del mediodía se acercó al lugar donde estaban concentrados los colectiveros el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni. Apenas lo visualizaron, varios colectiveros se abalanzaron sobre el ministro y lo golpearon duramente. El ministro fue retirado del lugar por policías porteños quienes, de paso, reprimieron a varios trabajadores. Uno de ellos recibió un feroz golpe en el rostro propinado por un efectivo porteño con su escudo. Las escenas captadas por la televisión fueron escalofriantes.

Lo primero que cabe afirmar es que la actitud de los trabajadores que agredieron al ministro es repudiable. Pero hay que reconocer que semejante desborde emocional es perfectamente entendible. Hartos de tantas promesas incumplidas, de tanta inseguridad, de tanto miedo, finalmente explotaron. Antes de juzgar la golpiza a Berni, conviene ponerse en el lugar de los colectiveros. Imagine el lector que comienza a trabajar a las de la mañana en Virrey del Pino, en esa versión bonaerense del barrio Empalme Graneros de Rosario. Usted se despide de su familia y no sabe si a la noche volverá a verla. Varios colectiveros reconocieron en las últimas horas semejante grado de incertidumbre. Imagine el lector que apenas arranca el colectivo en cualquier momento puede ser asaltado por delincuentes que están jugados, para quienes la vida no vale absolutamente nada. Usted está unas doce horas en el colectivo arriesgando su vida a cada minuto. ¿Cómo no va a explotar como lo hicieron sus colegas al verlo a Terminator?

A la noche, Berni brindó una explicación sorprendente de lo que había acontecido en la General Paz. Afirmó que había sido detenido por la policía porteña porque su intención era quedarse en el lugar. Consideró también que la forma de actuar de la policía porteña provocó el desborde y criticó al ministro de seguridad porteño por no haberlo llamado en señal de solidaridad. Las escenas registradas por la televisión desmienten a Berni. En todo momento la policía porteña lo protegió de los golpes propinados contra su persona por colectiveros fuera de sí. De no haber sido por esos efectivos hoy podríamos estar lamentando una tragedia de impredecibles consecuencias.

Según fuentes judiciales Barrientos fue herido mortalmente en el pecho al quedar en medio de una balacera entre los delincuentes y un policía de civil que viajaba en el colectivo. Horas más tarde Berni afirmó que se trató de una ejecución pública, de un asesinato a sangre fría. Según esta nueva versión de los hechos el tiroteo habría tenido lugar debajo del rodado, cuando los delincuentes trataron de escapar luego de asesinar a Barrientos e intentar robarle el bolso a una mujer que viajaba en el colectivo.

La reacción de la oposición no se hizo esperar. Patricia Bullrich, precandidata presidencial por JpC, afirmó que la tragedia de Virrey del Pino se produjo porque el gobernador Kicillof forma parte de un gobierno que avala el accionar de los delincuentes. Por su parte, Rodríguez Larreta condenó el asesinato y afirmó que los argentinos merecemos vivir en paz.

En su edición del 4 de abril Página/12 publicó un artículo de Raúl Kollmann titulado “Crimen del colectivero: las dudas en torno al caso”. El avezado periodista comenzó a abonar la hipótesis luego enarbolada por el gobierno según la cual no se trató de un hecho delictivo común sino de un atentado político. Escribió el autor:

“Las autoridades judiciales y municipales de La Matanza miran el asesinato del colectivero con bastante desconfianza: en principio, no encaja la participación de tres y hasta cuatro delincuentes y dos autos para un robo mínimo en un barrio más que humilde (…) Llama la atención la forma en que ocurrió la tragedia: al colectivo subieron dos de los delincuentes. El primero le disparó a Daniel Barrientos, el chofer, antes siquiera de saber que en la unidad había un policía. La hipótesis es que Barrientos se movió, el sujeto tal vez entendió que estaba dispuesto a agarrar un arma y le disparó. La segunda alternativa es que se le haya escapado el disparo. Y la tercera variante es que se trató de un crimen para crear una desestabilización política (…).

En principio hay que admitir que existen elementos extraños:

1-En el mundo del delito se sabe que en un colectivo a las 4.30 de la madrugada lo más probable es haya policías y enfermeras (…) De manera que es mucho más lógico robar en una parada-el colectivo suele tardar hasta 45 minutos-que en el colectivo mismo.

2-No parece razonable semejante despliegue para un robo en el que a lo sumo se iban a quedar con una billetera y algunos celulares. El barrio es muy humilde (…).

3-Y, desde ya, si se comprueba que actuaron cuatro personas, dos que se subieron al colectivo, uno en el Siena y otro en el segundo vehículo, el despliegue es inusitado para quedarse con nada o casi nada (…)”.

En La Matanza piensan que detrás de este crimen hay móviles políticos. “Lo mismo piensan de la reacción ante la llegada de Sergio Berni. Se mezcla una feroz interna gremial en que la zona oeste-no la línea 620-es manejada por la oposición a la conducción del sindicato-la agrupación Juan Manuel Palacios-y aparecieron en escena dirigentes de la línea 60, con posiciones más de izquierda, también ferozmente enfrentados a Roberto Fernández, el secretario general de la UTA (…)”.

La hipótesis de la motivación política detrás del crimen de Barrientos comenzó a ser esgrimida por Axel Kicillof. Entrevistado por Gustavo Sylvestre (C5N) el gobernador expresó (fuente: Infobae, 5/4/023): “Viene el colectivo, lo cruza un auto de apoyo y suben dos personas con armas de calibre muy alto para lo que habitualmente es un robo a un colectivo. Parecía el robo a un blindado y ¿qué se llevaron? un bolso y una mochila. Después asesinaron a quemarropa al chofer”. “Indudablemente hay que investigar con la Justicia y por medio de la Policía de la provincia, que ya dio con dos personas. Uno está confirmado que es responsable. Hay que investigar a fondo para entender qué pasó”.

Más adelante, vinculó a Patricia Bullrich con el crimen de Barrientos: “Esto no parece un robo a un colectivo. En un colectivo, a esa hora de la madrugada, no vas a encontrar un botín como para tener ese despliegue. Parecía un robo a un blindado, pero se llevaron una mochila. Es muy raro y ahí empiezan todas las cuestiones, porque lo tengo que decir: un par de días antes había estado Patricia Bullrich hablando de la seguridad de los colectivos. Uno no tiene que pasarse con esto porque hay que investigar a fondo pero bueno”. “Uno prende las luces ante todas estas cuestiones”. “Hay varias cosas dudosas”.

Sobre la golpiza a Berni manifestó: “Hoy a primera hora se presentó en el Ministerio de Justicia una denuncia, primero porque el ministro fue a dar la cara, como lo hace habitualmente, y no se puede admitir una violencia de este tipo. ¿Qué es lo que empezó a encontrar? Había cartelitos que son iguales a los de un acto de Patricia Bullrich y después aparecieron otros indicios. Lo dijeron los propios colectiveros: no conocen a la gente que agredió al ministro. Es raro que en un corte de ruta por un hecho como este, haya gente a la que no conocen”. “Uno no tiene que aventurarse pero si tiene cuatro patas, una cola y ladra…yo lo que diría es que hay que tener cautela y esperar que lo diga la Justicia”.

La respuesta de Bullrich no se hizo esperar. A través de su cuenta oficial en Twitter respondió: “La mentira, la cobardía de no asumir la responsabilidad de los hechos, la búsqueda de culpables y la bestialidad de las palabras del gobernador, nos muestran que nunca la verdad será parte del relato kirchnerista”.

La estrategia del gobernador es clara. Intenta presentar el alevoso crimen de Barrientos como un intento de desestabilización de su gobierno planeado por Patricia Bullrich. Muy pronto dicha estrategia comenzó a desmoronarse como un castillo de naipes. María es la esposa del policía de la ciudad que se tiroteó con los delincuentes. En declaraciones a radio Con Vos expresó (fuente: Infobae, 5/4/023): “Es mentira que cruzaron un auto delante del colectivo. Mi marido, que estuvo ahí, me lo dijo. Hay cámaras que muestran cómo subieron los delincuentes arriba del colectivo porque hay una cámara que los toma, y no había ningún auto detrás o delante del colectivo. El auto los esperaba en una calle paralela para huir”. Más adelante opinó sobre el ataque: “O no sabía manejar el arma, o estaba drogado, o nervioso. O simplemente fue matar por matar, no les importa nada”. “¿Sabés lo que cuesta entender? cuesta muchísimo porque matan al colectivero, porque seguimos viviendo esta situación, por qué no hay policías en las calles y por qué quieren transformar esto en un caso aislado”. “Para ellos esto es raro. Para nosotros no, es el asalto de todos los días de los que vivimos acá”. “En este barrio no tenemos seguridad. Este barrio es un barrio de delincuentes, no por los vecinos, sino porque vienen de otros lugares. Van al “fondo” del barrio y salen a robar al voleo a todo el mundo. La droga nos está invadiendo todo. Por culpa de la droga estaban ahí a las 5 de la mañana”.

María es un ejemplo de sensatez, cordura, sentido común. La clase política debería seguir su ejemplo.

Share