Por Luis Américo Illuminati.-

Así está el asunto: el barco se ha hundido en medio del mar y estamos varados en la playa como náufragos perdidos en una isla desierta. Unos meses antes el cuadro de situación era el siguiente: la línea de flotación de la nave kirchnerista casi había desaparecido, ya que presentaba gran parte de su casco sumergido bajo las aguas; en cubierta los pasajeros gritaban desesperados balanceándose peligrosamente y, en la torre de mando, estaba el «Capitán» Massa esperando que alguien escuchara sus mensajes de S.O.S. que nunca llegaron. En tales circunstancias, los argentinos tenemos solamente dos opciones: la primera, quedarnos en la isla donde hay escasos víveres y poca agua, y la segunda es construir una balsa y navegar mar adentro. Si elegimos la primera, no hay riesgo de que el mar nos trague; seguiremos haciendo señales de humo, pero es una forma de morir de a poco. En cambio, si elegimos la segunda opción: salir a navegar, es más probable que en el trayecto topemos con un barco que nos salve. La primera opción es Massa (a quien a último momento un helicóptero lo rescató) y la segunda opción es la alianza Milei-Bullrich-Macri.

La famosa frase “Navigare necesse est, vivere non est necesse” -Vivir no es necesario, navegar sí-, que usaba la Liga Hanseática y adoptada por la Marina del reino de Castilla, es una especie de aforismo o lema de los navegantes y también un desafío para los irresolutos, ya que «navegar» es una metáfora con la que se quiere significar que hay que salir del frasquito o torre de marfil de uno mismo, salir al mar en busca de la salvación, remar uno mismo y no confiar en que nos venga a rescatar el falso misionero que transó con el enemigo que hace 20 años nos tiene a la deriva. Al decir de Maurice Blondel: desde el instante en que tratamos de igualar en nosotros la voluntad querida con la voluntad queriente, somos llevados a reconocer cada vez con más precisión que debemos salir de nosotros mismos antes de retornar a nuestro yo, sufrir múltiples intrusiones y como una desposesión provisional, pasajera, que en todo orden, moral, social o religioso, hace de una heteronomía laboriosamente definida y dolorosamente practicada, el camino necesario de la verdadera autonomía. «Allí donde está el riesgo y el peligro -dijo el poeta Hölderlin- allí está lo que salva».

En conclusión, el próximo 19 de noviembre es el «Día D» para la Argentina. No seamos neutrales e indiferentes en una encrucijada donde la continuidad del kirchnerismo -plaga moral que gana gracias a sus trampas y mentiras- significa permitir la sepultura de la Argentina. El navegar como invitación a no quedarse de brazos cruzados o resignados frente al mal por miedo o apatía congénita nos recuerda otra famosa frase, que invita a internarse en el océano como lo hizo el Almirante Colón y Pompeyo cuando Roma estaba en peligro. “Duc in altum“ – «Remar mar adentro», es un lema de auténtica vocación, una misión en la Tierra, una antorcha que ilumina como un faro, son las palabras con que Jesús animó a sus primeros discípulos a navegar y echar las redes para una pesca que sería milagrosa. Jesús dice a Pedro: Duc in altum y Pedro y sus compañeros confiaron en Él, y echaron las redes».

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