Por Hernán Martínez.-

Las innumerables versiones de planes tipifican a cada ciudadano según el plan que los asiste, permitiendo por esa segmentación estar inscripto y percibir en cuanto plan se invente generando una dependencia extrema que desalienta cualquier intención de búsqueda de trabajo en camino hacia la formalidad. Este dinero incalculable alimenta la economía informal más grande de la Argentina. La falta de bancarización, ni hablar de controles, impide la percepción de los impuestos de cada actividad o pago que realicen en esa economía paralela donde nadie paga impuestos y todo se arregla con dinero emitido sin control desde el Banco Central. Son ciudadanos privilegiados, no necesitados, por recibir dinero sin trabajar y estar exentos de cualquier impuesto. Esa carga la pagamos todos con nuestra actividad formal.

La asimetría es mayúscula, y ya nadie quiere seguir sosteniendo esta creciente y nueva sociedad paralela que no genera nada, sólo necesidad por ausencia de una real inclusión en la economía del trabajo y del esfuerzo a través de un sistema de gobierno eficiente. Esto, con esta bendita casta, jamás va a ocurrir y seguiremos, si es que antes no emigramos, manteniendo este sistema perverso que beneficia a los inútiles de siempre.

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