Por Rodolfo Patricio Florido.-

En las elecciones de 1983, cuando la argentina volvió a la democracia, votó casi el 86% de los electores, o sea, 15 millones y medio sobre casi 18 millones votantes habilitados. O sea que se han ido perdiendo votantes a razón de un 2% por cada elección desde aquel momento y se duplicó el voto en blanco. En las últimas PASO (PRIMARIAS ABIERTAS, SIMULTÁNEAS Y OBLIGATORIAS), el número de votantes fue 8% menos que en las últimas nacionales y 14% menos que el registro de 1983.

Esto nos debería decir algo. Más bien, nos debería decir mucho. Especialmente cuando las diferencia entre los 3 primeros candidatos es inferior en todos los casos a los potenciales votantes que se ausentan de su deber cívico. Quizás, o peor aún, es que, cuando llega el momento de protestar, el universo de protesta incluye también a aquellos a los que nos les importó votar o no les importa nada.

Así las cosas, es como si la Democracia se fuera degradando. Las excusas no importan. Hartazgo, disconformidad, fiaca dominguera, etc., no son más que excusas. Nadie puede decir que no haya opciones de los más diversos arcos ideológicos y el ciudadano debe elegir. Entre otros motivos, porque es una carga pública, una obligación cívica constitucional, no una opcionalidad que sólo se extraña cuando la libertad se pierde.

Si creen que esto ya de por sí es grave para una democracia joven que por primera vez en la historia de nuestra país logra estabilizarse sin alternancias militares o partidos proscriptos, es casi más grave que, a 10 días de votar, entre el 20 y el 30% de todos los votantes no tengan ni idea de a quién van a votar. Y digo entre el 20 y el 30% porque todas, absolutamente todas las encuestadoras sólo se diferencian en esos porcentajes. Y, esto, a 10 días de votar, es una locura y casi una irresponsabilidad.

Una votación presidencial no es una prueba sorpresa en el colegio. Es una obligación de 10 minutos o menos cada 4 años. Si lo pensamos bien y responsablemente, estamos destruyendo paso a paso la democracia y con ella la libertad sobre la que tanto hablamos pero tan poco honramos. Si lo pensamos bien, nos daremos cuenta de que entre los ausentes y los que aún no tienen idea sobre lo que harán, está entre el 40 y el 50% del total de los ciudadanos que decidirán, de cualquier manera, nuestro destino. El de todos, el de los responsables y el de los irresponsables.

Sólo mirar algunos de los principales diarios de ayer, los más leídos, los que tienen más tiraje, para darse cuenta de que a 10 días de elegir a quien va a decidir luego sobre nuestras vidas, trabajos, libertades, finanzas, ahorros o pérdidas, etc., las cinco notas más leídas no tienen en lo absoluto ninguna relación con aquello que es importante.

En uno de ellos, el orden de lo más leído es:  1- ¿Qué le pasa al cuerpo cuando dejás de comer azúcar por un mes? 2- La cabeza de este pájaro vale 3 veces más que el marfil. 3- Otro apagón afectó a miles de usuarios en zonas de Recoleta y Palermo. 4- Los puntajes de la selección, tras el empate ante Paraguay: Tevez, la figura rebelde. 5- Asexuados en el trabajo, pero no del todo; cada tanto hay un indicio.

En el otro, el orden de lo más leído, sólo que bajo el eufemismo de “lo más visto”, es:  1- Campi la rompió imitando a Canaletti. 2- Un chico que sufrió abuso y bullying apareció ahorcado. 3- El uno x uno de la Selección en Paraguay. 4- Conocé a Sabrina Carballo, la nueva novia de Eduardo Feinmann. 5- Rosemary: la hija oculta y discapacitada del clan Kennedy.

Bajo ningún punto de vista estoy diciendo ni afirmando que los ciudadanos no tengan derecho a chusmear y divertirse. De hecho, me parece fantástico. A mí también me divierte. Pero que NINGUNA de las 10 noticias más leídas y/o vistas tenga relación alguna con la decisión que afrontarán y que decidirá sus futuros y el de todos los argentinos, cuando el 30% no sabe qué va a hacer y más del 25% ni siquiera va a ir votar, es una irresponsabilidad tan abrumadora como escuchar a una de las finalistas de Gran Hermano 2015 preguntar: “¿va a haber una urna para cada candidato así yo puedo poner mi voto adentro sin equivocarme?” mientras algunos se ríen, otros ponen cara de no saber cómo es y nadie le explica a esta supuesta “finalista” que así no se vota y siquiera aprovechar un minuto de rating para explicarle a ella y quizás a otros cientos de miles o millones que tampoco saben. ¿O alguien piensa que esta linda niña con estudios secundarios es un caso aislado surgido al calor de un gimnasio y una mente sólo entrenada para hacer mohines y transformar la estupidez en una cualidad tierna? No sé cómo se llama ahora la materia (le cambiaron tantas veces el nombre) pero es más que claro que se recibió sin que nadie le haya enseñado nada sobre democracia, el voto y que quizás piense que la división de poderes es una operación matemática.

Es necesario que los ciudadanos piensen que su ausencia o su falta de decisión van socavando la base misma del contrato social que supone la democracia y el ejercicio del voto ¿Por qué? Porque si esto continúa y se sigue profundizando, puede llegar el día en que la manipulación del poder, sumada a la negligencia ciudadana devenga en un cuestionamiento a la democracia misma y luego ya será tarde para llorar por los derechos perdidos.

 

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