Por Luis Américo Illuminati.-

Walter Benjamin, en la «Tesis sobre de la filosofía de la historia» (Iluminaciones), trae la figura de El Turco, un muñeco que jugaba al ajedrez brillantemente mientras fumaba narguile (opio). Ganaba siempre el juego porque, escondido debajo de la mesa, estaba un enano jorobado que le movía la mano mediante hilos convenientemente disimulados.

Pensemos en este ingenioso truco pero perfeccionado por la técnica y llevado a niveles globales. Algo parecido ocurre actualmente en el mundo digital de las llamadas «redes sociales» -zona fantasma- cuya apoteosis es la IA, caja de Pandora que no sabemos adónde nos va a llevar. En el artificio de la tesis benjaminiana, el enano jorobado que astutamente dirigía al muñeco vestido de turco podía interpretarse que era la teología y el turco representaba el materialismo histórico o viceversa; en cambio, ahora las redes y las corporaciones digitales han creado un monstruo inmanejable. Un golem extrahumano.

Imaginemos ahora una SUPER HAL 9000, como en «2001, una Odisea en el Espacio», el amable ordenador que imaginó Arthur C. Clarke y que Stanley Kubrick llevó al cine en 1968, pero diferente, potenciada con una inteligencia artificial siniestra e incompatible con la raza humana. No olvidemos que la ciencia ficción desde Julio Verne, pasando por Philips K. Dick, que en sus inicios parecía cosa absurda e imposible, con el tiempo resultaron profecías cumplidas. En este sentido, el mismo libro del Apocalipsis parece una novela de ciencia ficción.

Tal cual se observa en un video, (https://www.facebook.com/share/v/wHV33tJygF5KnuEH/?mibextid=oFDknk), hoy en día un enano maldito -que no se sabe si es humano o un demonio- le da al hombre posmoderno instrucciones de cómo ser un perfecto autómata, es decir, un idiota, una suerte de humano robotizado, o un esclavo voluntario. El hombre estúpido como máquina de máquinas (homo stultus machine). Una guerra de plataformas algorítmicas como nueva estrategia de dominio mundial.

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