Por Paul Battistón.-

Sólo fue un paro de transporte.

¿Palabras propias o del equipo?

Fueron un buen detalle para desenredar la madeja en beneficio propio.

Después de todo, de eso se trata.

Saber vender una visión subjetiva de un hecho puede resultar mas beneficioso que el hecho en sí mismo, y ni que hablar si el hecho es en si mismo pernicioso pero sin embargo con un par de palabras bien acomodadas se logra sacar finalmente   provecho del mismo. Algo propio de un CEO.

“Estamos aquí trabajando” fue el temprano inicio de la batalla de palabras que dan cierto indicio común a cada una de las estocadas verbalmente irónicas.

Lo de estar trabajando puede ser puesto en distintas escalas según desde que profundidad (escalón) se lo mire.

La izquierda se esforzaría en asentir sobre la misma afirmación para su propio beneficio, dejando en claro su temprano y sincronizado trabajo de cortar accesos.

El paro fue un éxito… No estamos dispuestos a aceptar este modelo… la respuesta de la CGT al temprano embate del trabajador Mauricio.

Exactamente la misma respuesta de hace 30 años.

Con especial cuidado deben haber retirado del sagrario las palabras manuscritas del profeta   Saúl (Ubaldini), para dar lectura de las mismas en la misa sindical post-paro acostumbradamente televisada. Esa que siempre esta poblada de sonrisas de regodeo en segundo plano, ante la certeza de que se tuercen brazos. Se dan sermones amenazantes y se ponen fechas de cumplimiento so pena de penitencia.

La nueva era, esa que ha creado profesiones, de las que uno podría pasarse horas tratando de dilucidar cuales son sus finalidades. Permite llamarle trabajo a intercambios de palabras, miradas de satisfacción, estrechamiento de manos y reuniones de ambulantes cazadores de oportunidades.

Esa nueva modernidad llegada con esta nueva era también ha aniquilado léxicos y formas de comunicación que en otros tiempos hubieran sido certeros y sencillos (casi de una indiscutibilidad fascista).

El paso del tiempo le está robando el mismísimo tiempo a la CGT, las alarmas están en un silencio cómplice por que la velocidad relativa con el resto los deja a la vista de la mayoría en reversa sin necesidad de que estén dando   marcha atrás.

También la izquierda les ha robado. Bueno de eso se trata la izquierda, de robar cuanto se pueda.

Lo tragicómico es que el principal saqueado a sido el peronismo o en su defecto la CGT y los trabajadores. Desde el cuadro de Eva, el Cordobazo, la plaza de Mayo, la vida de Rucci y casi el partido.

Sin embargo parece que la CGT todo lo olvida y si deben hacer un paro pusilánime, no tendrá objeciones que la izquierda haga su trabajo de izquierda e indirectamente les redunde en un consuelo de tontos, aunque por otra parte les signifique seguir siendo expoliados (su protagonismo) y hasta quizás en el 6A haya sido para ellos una suerte que así fuera.

Antes un paro era un paro, hoy es algo que se lo discute, se lo objeta, se le hace una campaña en contra y se enfrenta cámara en mano a sus punteros. El vello corporal oportunamente asignado en forma de señalización discriminante y despectiva empieza a ser exhibido como ultima moda.

La clase media trabaja por que siempre lo hizo así, los trabajadores en relación de dependencia trabajan por que ya no tienen opción, los Ceos trabajan por jugosas oportunidades, la CGT trabaja sus paros y estrategias por sueldos que no bajan de los 100 mil y la izquierda trabaja para que su reducido espacio mediante una presencia exacerbada ocupe un espacio que no le corresponde: el de la libre circulación y si es posible nuevamente un partido o un movimiento.

En definitiva, el paro fue un fracaso, todos trabajaron.

La grieta se sostiene pero sus orillas se acercan y parece verse con claridad que sus partes no están heterogéneamente separadas. Algunos empiezan a sospechar que quienes le rozan el codo podrían ambiguamente estar de uno u otro lado.

Y como broche final aunque fue una precuela descuidadamente filtrada: No hay plan B, traduciéndolo, el helicóptero es Cicare.

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