Por Paul Battistón.-

El peronismo ya está armado; el peronismo de Perón es el peronismo de Cristina para lamento y desgracia de Julio Bárbaro y algún otro por ahí, que aún sostienen la ausencia de la esencia generalesca, o peor aún, que afirman que el kirchnerismo y peronismo nada tienen que ver.

El cierre de filas ya inevitable en torno a Cristina ha recibido un sábado a la tarde la bendición de la formalidad (por cierto, deforme).

El apoyo en formato de paro de la CGT, recubierto por un feriado simbólico dictado por el presidente simbólico, la opacidad descendida sobre gobernadores acatantes y la no distracción de sus tareas del presidente ejercitante Sergio cintura giratoria Massa, señalan en forma de reverencia la aceptación sumisa del ejercicio divino de la conducción sólo en ella.

El uso y apropiación de elementos del estado (sesión extraordinaria) para reafirmar el carácter de conductora bajo un disimulado título de repudio es el mecanismo de sometimiento en el que la oposición se vio obligada a participar pero también es la formalidad de un triunfo aplastante en el que Cristina se llevó la unanimidad de todas las manos levantadas.

Desde la oposición, un voto de formalidad de modales adecuados acompañando al oficialismo escondiendo en la formalidad su voto de Fe (en la suma numérica indistinguibles). En esencia uno es la reverencia de la Fe ciega, el otro la reverencia del pie en la nuca.

La doctrina vuelve a tener su Guía donde sus palabras nada tienen por encima de ellas. Para quienes cueste entenderla o carezcan de la fe suficiente para comprender su iluminación, valen las palabras de refuerzo profético: “Cristina es incondenable” (Carlotto) o “tienen que parar el juicio de vialidad para que haya paz social” (Mayans). Para aquellos agnósticos que estas palabras de refuerzo les sean insuficientes, les quedan las palabras del profeta díscolo (Mike Pichetto) “la oposición debería prepararse para un evento”.

Se comenta que la ya posesionada conductora podría visitar a su Mehmet Ali Agca (en este caso brasileño). Es sólo ella quien puede llevar perdón con validez de acatamiento desde su gracia

Ese sábado de formalidad ha dado el toque tras el cual Cristina ya no será redactora de maquiavélicos libretos para escenarios inesperados. De ahí en más escribirá nuevas líneas de doctrina que serán aceptadas sin chistar por quienes se sientan atemorizados de ser excluidos, en definitiva por todo el peronismo.

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