Por Juan Manuel Otero.-

Comprobar que dentro de un grupo social o político haya una sola persona que tome las decisiones y sus adherentes y afiliados sólo puedan consentir y obedecer a pie juntillas porque no se acepta la más mínima discrepancia ni se escuchan comentarios, ni se permiten debates; y saber que las decisiones que esa persona ordena son las que le indica el monje negro que se oculta detrás de los cortinados, me subleva. Porque soy ferviente partidario del debate enriquecedor, del respeto a la opinión ajena y enemigo del infantil vedettismo que impide la unión de distintas voces, tal vez con diferentes métodos pero idénticos fines, sólo distanciados por el afán de ocupar el primer puesto del podio.

A lo largo de la historia universal, esta situación de manejo del poder se ha dado con asiduidad y ni Rasputín ni Richelieu fueron los primeros ni los últimos. Porque seguramente, al leer este comentario, muchos de ustedes, al igual que yo, habrán imaginado a Cristina repartiendo directivas con la voz enardecida y a sus cercanos colaboradores agachando la cabeza, moviendo el rabo y acatando ciegamente. Directivas que todos sabemos provienen del cacumen del Comunista de Puerto Madero. Y es natural esa asociación… es lo que muestran a diario. Lo que el titiritero diga hoy es palabra santa, aunque contradiga lo que él mismo dijo ayer, los pichichos saldrán corriendo a justificar cualquier cosa por disparatados que fueran los argumentos propalados, total no hay posibilidad de repreguntar.

Pero lamentablemente debo reconocer que, últimamente, a tal representación mental se me superpone otra en la cual, de a ratos, veo reemplazada a Cristina por Mauricio y al maoísta aburguesado por el ecuatoriano misterioso…

¡Qué pena que por simples egoísmos personales no podamos despegar y ser el país que, «hombro a hombro» soñaron y fundaron nuestros abuelos! Porque aunque muchos jóvenes crean que la Patria nació en 2003, debo decirles que se trata de una infame mentira; nació en 1810 y, luego de intensos avatares históricos, de luchas internas, de esfuerzos compartidos, cien años después éramos el país del venturoso futuro, el faro de América, la 6ª potencia mundial, nuestro PBI era admirable, con una de las mayores poblaciones universitarias y más bajos índices de analfabetismo del mundo, todo hasta la década de 1940… lo que sigue es historia cercana que todos conocemos.

El vedettismo individualista de los siguientes gobernantes nos llevaron a este lamentable estado, y no veo voluntad de cambio, todo lo contrario.

Como diría el recordado Américo Barrios… ¿NO LE PARECE?

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