Por Luis Américo Illuminati.-

Dice un refrán italiano: «Para tomar el tren antes hay que construir las vías». Cuando salga publicada esta nota ya se conocerá el resultado de quien de los tres candidatos más probables sea el próximo/próxima presidente/presidenta de los argentinos, luego de fastidiosos e insoportables spots que el sistema electoral autoriza a los candidatos a los fines de que intenten convencernos de que los votemos. En mi caso, cambiaba de canal o ponía en mudo el televisor.

Sea quien sea el que se imponga, tiene el deber ineludible de terminar drásticamente con la corrupción, el despilfarro y la mentira que encubre el ominoso desmantelamiento del Estado, un estado de cosas que ha puesto al país en vías de su disolución y que si formáramos una hilera con cada ilícito cometido se podría levantar un muro como el de Berlín o una estatua gigantesca como la enclavada en el puerto de Nueva York.

Todos los males que salieron de la Caja de Pandora K durante 20 años nos han devastado, desanimado y aniquilado psicológicamente, espiritualmente y económicamente. Sin embargo, quedó guardada y sin salir de la caja -que nunca fue cerrada- la última esperanza que evite, como diría Nietzsche: «que el último hombre apague la luz». El «se» heideggeriano (lo banal) surge con toda su virulencia [y se le pueden aplicar fácilmente al individuo argento], pues todos quieren lo mismo, todos son iguales; quien tiene sentimientos distintos y nuevas ideas que reemplacen las caducas marcha voluntariamente al manicomio y el hombre-masa obedece ciegamente como un autómata a aquellos que han herido por la espalda a la verdad. Pero como dijo Santa Teresa: «La verdad padece, pero no perece.

Este es el mensaje para el nuevo presidente/presidenta.

Para subir al tren construyamos antes las vías. La esperanza de algo que se desea es comparable a este ejemplo. Entre Austria e Italia hay una parte de los Alpes llamada Semmering. Es una zona muy alta, e increíblemente empinada. Construyeron una vía férrea sobre los Alpes para conectar Viena y Venecia. Hicieron la vía mucho antes de que existiera un tren que pudiera hacer el recorrido. La construyeron porque sabían que algún día llegaría el tren» (Bajo el cielo de Toscana). Deseamos que la voz de la cantante Lisa Gerrard sea una plegaria por la paz del mundo en peligro y por el pueblo argentino que necesita dejar atrás un pasado tenebroso y recomenzar el camino perdido.

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