Por Malú Kikuchi.-

Las desesperanzas son muchas. Demasiadas. La Argentina de hoy, entre la pandemia, la cuarentena eterna (142 días), la economía destruida, la educación cuesta abajo, la inseguridad creciente, el desempleo que aumenta, más el intento de desmantelar el poder judicial, desesperanza.

El proyecto de reforma judicial en la mayoría de sus propuestas, es aberrante. Un burdo, explícito intento de impunidad para la corrupción de los funcionarios K, con Cristina y su familia en primera línea. En 2019, en Cadena 3, Alberto le juró a Mario Pereyra que no reformaría la justicia.

Es más, le pidió al periodista cordobés que grabara sus palabras. Lo hizo. Una vez y otra vez Alberto dice una cosa y hace otra. Desesperante, derivado de desesperanza. Pero, dentro de este panorama sombrío, aparecen algunas luces, que permiten que la esperanza no desaparezca.

Hechos. Se está cerrando el acuerdo con los bonistas y parece que se saldrá del default. Ahora hay que cerrar con el FMI, no será fácil. Y salir de la cuarentena. Y esperar que la sociedad reaccione como lo viene haciendo contra las inverosímiles propuestas del gobierno de Cristina F.

Hechos. La Corte (que no “funciona mal”) confirmó la condena y prisión de Luis D’ Elía por la toma de la comisaría 24 en 2004. La Cámara Federal limitó el período durante el cual se analizarán las llamadas de M. Macri. El gobierno admitió un aumento en la inseguridad. Desmintió a S. Frederic.

Hechos. En la provincia de Buenos Aires se registra un delito cada 3 minutos. No es un invento de los medios. UNICEF pronostica para fin de año un 63% de niños pobres. Se calcula que la pobreza alcanzará a más del 50% de habitantes. De cada 10 familias 1 come en comedores solidarios.

Hechos. La Cámara del Crimen afirmó que la reforma judicial es inconstitucional. La Cámara en lo Civil y Comercial se sumó a la Cámara del Crimen y rechaza la reforma por inconstitucional. No quiere ser “adjuntada” con la Jurisdicción en lo Contencioso- Administrativa.

Hechos. ADEPA* rechazó la propuesta del senador nacional Oscar Parrilli, que pretendía introducir en el proyecto de reforma judicial un artículo que le permita a los jueces plantear una “presión mediática” en el caso que un periodista se refiriera a los jueces en cuestión. Eso es censura.

Pero todos estos hechos y la sensación de la sociedad que empieza o termina de estar cansada, cansada de escuchar una cosa y que los hechos generados por el gobierno desmientan lo dicho, parecen decir algo. Los habitantes de la Argentina quizás empiecen a ser ciudadanos.

Lo hicieron con la salida de los presos con el pretexto del covid-19, lo repitieron con el tema Vicentín y entendieron que todos juntos, pueden. La enorme fuerza del uno más uno es imparable. Y la reforma judicial, esta reforma, debe ser abortada antes que la República se desvanezca.

La República está fundamentada en la división de poderes y estos son tres. No puede el ejecutivo poner de rodillas al judicial y tenerlo a su servicio. El poder judicial debe ser reformado, pero con calma, discutido y sin intereses espurios de por medio. Una reforma que fortalezca la República.

Entre tantas desesperanzas, todavía hay esperanzas. Están puestas en las personas que quieren vivir en libertad, con justicia, seguridad y trabajo. Algo que le promete la Constitución Nacional, el contrato social que parece desconocer el gobierno.

* ADEPA, Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas.

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