Bernardino Montejano.-

Internet es un medio, tan medio como un cuchillo, aunque más complicado. Como el cuchillo, que puede servir tanto para cortar un bife cuanto para matar a un inocente. El Evangelio nos previene de aquellos que pueden mandar el cuerpo y el alma a la gehenna, que es el más allá, en este caso el infierno. El texto dice: “Os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo y después de esto no pueden hacer más. Os mostraré a quien debéis temer: temed a Aquel que, después de matar tiene poder para arrojar a la gehenna, sí os repito temed a ése” (Lucas, 12, 4/5).

Hablemos primero del patrono, San Isidoro de Sevilla (560-636), teólogo, sacerdote, obispo, historiador, político, vive en una época de transición de la unidad imperial romana a la unidad espiritual católica, de la cultura clásica a la cultura medieval.

Es un tiempo de luchas. A la independencia política se opone la influencia bizantina, la unidad religiosa se encuentra quebrada por la herejía arriana, a la monarquía hereditaria se opone la monarquía electiva.

Desde el año 609, cuando se produce la restauración católica, hasta su muerte, brilla en la península ibérica la estrella política de San Isidoro, considerado “maestro de reyes”.

Fue elegido patrono de Internet por haber escrito “Etimologías”, obra que en veinte libros intenta presentar y no encerrar todos los saberes de su tiempo. Esos libros son: I. De gramática; II. De la retórica y la dialéctica; III. De las cuatro disciplinas matemáticas: Aritmética, Geometría, Música, Astronomía; IV. De medicina; V. De las leyes y de los tiempos; VI. De los libros y oficios eclesiásticos; VII. De Dios; de los ángeles y de las órdenes de los fieles; VIII. De la Iglesia y sectas diversas; IX. De las lenguas, gentes, reinos, milicia, ciudadanos y afinidades; X. De algunos vocablos que se usan entre los hombres; XI. Del hombre y de los monstruos; XII. De los animales; XIII. Del mundo y sus partes; XIV. De la tierra y sus partes; XV. De los edificios y de los campos; XVI. De las piedras y metales; XVII. De la agricultura; XVIII. De la guerra y de los juegos; XIX. De las naves, edificios y vestidos; XX. De las provisiones y de los instrumentos domésticos y rústicos.

Más de un lector se sorprenderá de la cantidad de temas tratados en “Etimologías”, que constituye un anticipo de nuestros diccionarios. Solo comentaremos su concepción político jurídica, que se encuentra en los libros V y IX.

Allí, señala los requisitos que necesita reunir la ley humana positiva: “debe ser honesta, justa, posible, conforme a la naturaleza y a las costumbres patrias, conveniente al lugar y al tiempo, necesaria, útil, clara, no sea que induzca a error por su oscuridad y dada no para el bien privado, sino para la utilidad común de los ciudadanos”.

Con referencia a la autoridad política, San Isidoro postula el imperio del derecho y afirma: “la palabra rey viene de regir y no rige el que no corrige. Los reyes conservan su nombre obrando rectamente y lo pierden pecando; de aquí aquel proverbio entre los antiguos: rey serás si obras rectamente; si no obras así, no lo serás”.

Este aforismo es incorporado al Liber Iudiciorum, máxima expresión jurídica de la España de su tiempo y sobrevivirá a la monarquía visigoda, pasando como un legado esencial a la Alta Edad Media.

Ahora debemos hablar de Carlo Acutis, el nuevo santo, quien, en su corta vida, fue un ejemplo de amor a Dios y al prójimo y que nos recuerda al Libro de la Sabiduría cuando se refiere a la muerte prematura del justo: “alcanzó en breve la perfección, llenó largos años. Su alma era del agrado del Señor, por eso se apresuró a sacarle de entre la maldad. Lo ven las gentes y no comprenden ni caen en cuenta que la gracia y la misericordia son para sus elegidos y su visita para sus santos” (4, 13/15).

Carlo fue un joven piadoso, asistía a Misa todos los días, comulgaba con fervor, era devoto de la Virgen María; además en este tiempo de tinieblas, probó con hechos que las palabras de Paul Claudel: “La juventud no está hecha para el placer sino para el heroísmo”, todavía pueden encarnarse.

Consulté con mi nieta Charito Montejano G.B., santóloga de la familia, de 19 años, quien me dijo que Carlo era un ejemplo a seguir por los jóvenes, algunos de ellos muy desorientados, que sus reliquias estuvieron el año pasado en el Colegio Mallinkrodt de Martínez y me regaló un par de frases del novel santo: “Mi proyecto de vida es estar unido a Jesús” y “Todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”.

La figura de este santo tan original me trae al recuerdo la canción de la Acción Católica de mi adolescencia: “Aquí va la legión de la JAC, la moderna cruzada, juvenil escuadrón que nació bajo el sol de la fe, a forjar con su acción la patria viril del mañana, a instaurar en ella el reinado de Cristo, su Rey” (cito de memoria, con los límites de una esclerosis que avanza sin prisa, pero, también sin pausa).

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