Por Luis Américo Illuminati.-

«En el mundo actual todas las ideas de felicidad acaban en una tienda» (Zigmunt Bauman).

Zigmunt Bauman es el autor de «La sociedad líquida» y es probable que adhiriera al siguiente concepto. «Gran Hermano» es una tienda en liquidación, una pecera de la estupidez humana en su última etapa de involución. La casa de Gran Hermano parece un reflejo de la sociedad argenta que por obra nefasta del kirchnerismo ha cambiado la razón por la locura. La verdad es una peregrina que a pocos les interesa hospedarla en su casa y conocerla.

¿Algo quedará?

Escribe Hernán iglesias Illa: «Los que vivimos de la venta de humo [metáfora referida a la labor del escritor], de construir catedrales imaginarias que surgen un día y se desvanecen al siguiente, a veces sentimos que no dejamos rastro. La opinión de ayer: para qué sirve. La estrategia de anteayer: olvidada en un cajón. Que quedará de la digital Seúl [el newsletter que creó], apenas un manojo de bits. El sedimento, sin embargo, es pulpa que precipita (así decía la legendaria botella verde de jugo Minerva): algo quedará». («Diez años después», Seúl).

Apostilla. Le encuentro razón a Hernán, pero en una sociedad líquida como la nuestra, que va camino a ser evanescente, los «nietos de la nada» (generaciones punk y postpunk), ya no entienden el sentido literal y trascendental de las palabras, ni mucho menos tienen idea de lo que es la Filosofía. Basta oír las letras de sus canciones para darse cuenta que, de hecho, ya son unos zombis. Si votan, eligen a una víbora venenosa como Cretina, el Diablo o al Anticristo si éste les prometiera distribuir droga gratis. ¿Será ficción o realidad el libro del Apocalipsis?

https://youtu.be/PnElvy4akfU?si=9EwRGH1Toru3fjhP

«La sensación que tiene el hombre digno, valiente y fuerte que no lo dejan hacer justicia, es como si un huracán dentro de un vaso de agua comprendiese que no debe romperlo» (Autor Anónimo).

En el texto «Tesis de la filosofía de la historia», Walter Benjamin recoge el espíritu de su época y hace una descripción fuera de lo común que conlleva un inquietante presentimiento que tiene visos de profecía religiosa. La tesis nos introduce metafóricamente en una forma de ver el progreso en un mundo paganizado. Se trata de una evocación de la obra del pintor Paul Klee, titulada «Angelus Novus», el ángel de la nueva cultura -que hoy llamaríamos NOM o la era de Acuario- de esta época posmoderna, donde se ve un ángel, un ser absolutamente inocente, sin culpas de ninguna clase, en el preciso momento de alejarse de algo sobre lo cual se espanta. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. A partir de este punto se sigue la evocación de Benjamin de otro ángel, el de la Historia, que mira horrorizado con sus alas extendidas. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, Benjamin ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. Benjamin describe una catástrofe en marcha, instantánea; el ángel parece que quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer la destrucción, quiere reparar, redimir el pasado, quitarle infelicidad pero un huracán sopla desde el cielo y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Pues el huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro al cual él ángel le vuelve la espalda, mientras el cúmulo de ruinas crece hasta el cielo.

«Hace un rato cesó la tormenta. Afuera cae una suave y tenue lluvia como si después de la furia de la tormenta, un gigante bondadoso, o un ángel invisible llorara escondido entre las nubes. Qué malas noticias nos aguardará mañana. Hay tanta maldad y locura en el mundo que se diría que todos los diablos están sueltos. El alma del justo se comprime, como un pájaro herido en su nido. Cuando leo los pasajes donde Sansón mató a los filisteos con la quijada de un burro, me dan ganas de pedirle a Dios que me conceda la misma fuerza para combatir los males que padecen los hombres y mujeres de mi tierra. El poeta es como el profeta bíblico, el eco de Dios y del dolor del universo, un anacoreta errante que se postra en el suelo orando como Jesús en el huerto de Getsemaní» (Autor Anónimo).

Share