Por Luis Alejandro Rizzi.-

“Prestación pública asistencial de carácter económico y de duración determinada” Primera acepción de la palabra subsidio según la RAE.

Subsidio proviene del latín, “subsidium” que significa ayuda y auxilio, como toya ayuda o auxilio, debe ser focalizado a quien lo necesita, por eso la buena doctrina habla de subsidio a la demanda, nunca a la oferta.

El subsidio se dirige a quien necesita, valga la redundancia, ser ayudado o auxiliado, por ejemplo los sectores sociales que no tienen acceso a ciertos bienes públicos de primera necesidad, cloacas, agua corriente, energía, salud y educación, por poner bienes esenciales o también pueden existir subsidios para paliar lapsos de desocupación o situaciones excepcionales que el estado no puede pasar por alto. Un ejemplo sería una inundación imprevista u otro fenómeno climático que genera daños y perjuicios imposibles de afrontar por la gente individualmente. Es lo que se llama debida focalización del subsidio a la demanda o al acceso de servicios.

Por ello desde ya adelanto que soy enemigo del subsidio a las actividades ya que ello es lisa y llanamente una distorsión que genera derroche de recursos públicos, es decir de los impuestos que pagamos los contribuyentes.

A propósito días pasados escuchaba un comentario de una persona que decía con orgullo que para la AFIP era un “NN”, por eso se sentía perjudicado por el mal llamado tarifazo energético, aumentos al consumo de gas y electricidad.(sic)

En el mismo sentido el personal de las empresas que existen merced al apoyo económico del estado como es el caso de Aerolíneas Argentinas y Austral, no piensan cuando critican que deban pagar impuesto a las ganancias, que precisamente viven merced a que no solo ellos pagan ese impuesto sino muchos otros.

Juan Carlos de Pablo explicaba que una investigación demostraba que en un mundo sin distorsiones, por definición de distorsión la introducción de una de ellas reduce el “bienestar de la comunidad” de donde se deduce que que la eliminación de todas las distorsiones aumentan el bienestar general pero la reducción de algunas de ellas no necesariamente implica una mejora, creo que al contrario ya que además generan corrupción.

Por ello hay que proceder con mucha prudencia para que el subsidio no se convierta en una distorsión, como lo seria comenzar a subsidiar indiscriminadamente al turismo o servicios esenciales para su desarrollo, como está ocurriendo con Aerolíneas Argentinas y Austral. En este caso el subsidio desnaturaliza la competencia con las otras líneas aéreas generando una suerte de dumping tarifario.

Como principio los impuestos tienen como finalidad financiar los gastos de funcionamiento del estado y éste tiene como finalidad la de promover el bien común, objetivo que no se logra trasladando recursos de uno a otro sector de la población.

Por ello el subsidio tiene una razón de ser y un límite. Por ejemplo a nadie en su sano juicio se le ocurriría subsidiar el precio de autos de alta gama o bienes de lujo, pese a que podríamos argumentar como los sofistas que todos tenemos derecho a acceder al consumo de esos bienes.

El turismo no es una actividad esencial, caso distinto es el uso del tiempo libre, que puede o no tener que ver con el turismo, pero es otro tema que no viene al caso. Esto viene a cuento ya que he escuchado algunas voces que para hacer crecer nuestro turismo receptivo, comenzarían a reclamar algún tipo de subsidios o incentivos.

La forma de facilitar el desarrollo del turismo, porque de eso se trata, hay que distinguir entre facilitación e incentivación, es creando la infraestructura necesaria para tal fin, por ejemplo buenos aeropuertos habilitados para operar en toda circunstancia, creo que en Argentina, Ezeiza es el único categoría III a. (no Apto para operar a ciegas) (VER Resolución 110/03 del ORSNA), en Chile el Santiago Merino y el de Lima que es categoría 3C es decir apto para operar en toda condición.

Además, buenos servicios ferroviarios, rutas seguras, hotelería de calidad lo que no significa tener 4 o 5 estrellas, sino calidad de una oferta variada para diferentes segmentos de demanda.

Otro modo de incentivar el turismo receptivo sería el de devolver parcial o totalmente ciertos impuestos que gravan las ventas y los servicios, como el IVA.

Estimo que no se justifica ningún subsidio a la oferta, ya que de hecho se convierte en un incentivo al derroche.

Las actividades comerciales tienen que ser sustentables por si mismas y por la eficiencia con que son ejercidas y desarrolladas, en Argentina tenemos sobrados ejemplos de los daños que nos han causado como sociedad, la política de subsidios, precios y tarifas políticas y gasto público no financiable genuinamente.

Tampoco es cierto, es otro sofisma que se argumente que los costos hundidos en Aerolíneas Argentinas y Austral generen beneficios al estado por el crecimiento de actividades relacionadas. En todo caso también, aunque más no fuere indirectamente, esas actividades vinculadas se beneficiarían con esos subsidios.

Es un tema que da para más.

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