Por Luis Américo Illuminati.-

Defendamos la Universidad argentina. ¿Cuál Universidad? ¿El lugar donde te enseñan a odiar y ser una rémora del Estado? Por caso, la Fundación Universitaria Popular de Escobar (FUPE) tiene a Milagro Sala como Rectora Honorífica y Profesora «Honoris Causa» en la diplomatura “Transformación Social”. La FUPE es un desprendimiento de la agrupación marxista «Madres de Plaza de Mayo». Previamente fundaron la «Universidad Popular», que pasó a depender del Estado argentino, merced a la Ley 26.995, sancionada en octubre de 2014 por el Congreso Nacional, por iniciativa del bloque del FPV y «Madres de Plaza de Mayo», que se vio más tarde imposibilitada de seguir administrándola por causa de una deuda millonaria (la estafa de «Sueños Compartidos», escándalo que estalló en 2008, por lo cual se inició un largo proceso penal). La ley fue promulgada el 10 de noviembre de 2014 por la expresidenta Cristina Fernández. En dicha «universidad» se establecieron dos asignaturas obligatorias para todas las carreras: Formación política, la cátedra Carlos Marx e Historia de las Madres de Plaza de Mayo. Paralelamente, en el resto del país es un hecho comprobable que, en general -para desgracia de la Argentina- las universidades estatales -salvo honrosas excepciones- están hoy sumamente ideologizadas por el pensamiento de izquierda, deletérea labor de adoctrinamiento que comenzó hace tiempo -de Alfonsín en adelante- por obra de erráticas organizaciones estudiantiles (Franja Morada, JP y otras), influenciadas por seudo intelectuales, admiradores del Che y la Revolución Cubana.

Opiáceo universitario

Para completar el panorama, hay que poner de relieve que la UBA tiene 310 mil alumnos y se reciben 17 mil por año. Harvard tiene 22 mil y se reciben 9 mil por año. Sucede que de esos 9 mil que se reciben en Harvard, 6 mil son de postgrados que duran 1 o 2 años. En el caso de la UBA, las carreras duran en promedio 18 años. Se nota que disfrutan mucho del estudio. Un lugar ideal para perder el tiempo. Un virtual fumadero de opio mental. El mismo opio que Marx quiso endilgarle al cristianismo, creando la religión del Estado Absoluto para abolir la libertad y la propiedad privada. El absolutismo del pensamiento único como en los peores tiempos de la monarquía absoluta. El opiáceo argento, un progresismo berreta que ha colaborado y sigue colaborando con el kirchnerismo en la destrucción moral y material de la Argentina. A casi seis meses de una nueva gestión de gobierno que se ha propuesto bajar el excesivo gasto público -herencia dejada por Cristina y Alberto-, los autores del descalabro de la economía intentan desestabilizar el gobierno de Milei con una Marcha Federal orquestada por ellos, acompañados por sus furibundos acólitos de la izquierda militante. Una morralla o rebaño manipulado que como torbellino avanza con protestas, pancartas y consignas gastadas, individuos a los que han convencido de que vociferando y presionando lograrán algo constructivo; antes bien, todo eso no hace más que contribuir al caos y al desorden, impidiendo que el país salga adelante. Una protesta multitudinaria de jóvenes que marchan por las razones equivocadas. La furibunda arenga de Taty Almeida -en sustitución de la difunta Hebe de Bonafini- dirigida al público: «Perdimos una elección. No nos han vencido», confirma el firme maridaje y eterna coyunda ideológica del kirchnerismo con las «Madres de Plaza de Mayo». En su desvarío creen que están recreando los reclamos del Mayo Francés o del Cordobazo y no es otra cosa que un infructuoso desplazamiento humano, una multitud sin rumbo fijo, un abuso de la democracia. Milei va por el camino correcto, no hay marcha atrás. No van a poder torcerle el brazo. No se intimida fácilmente. Ya se ha visto por sus convicciones que tiene más agallas que Macri, lo cual constituye más un nuevo estilo de gobernar que una diferencia radical. Los «protestantes» olvidan que el kirchnerismo ha dejado la colosal deuda por YPF que los fondos buitres reclaman desde Inglaterra el pago de 16 mil millones de dólares. Una mala praxis que le debemos a Axel Kicillof que fue el ministro de economía de Cristina Kirchner. La demanda surgió luego de la expropiación de YPF en 2012. La verdad es que da asco tanta hipocresía. Digo yo: ¿algún dirigente de las organizaciones que hoy marcharon contra el recorte dispuesto por el gobierno, alguna vez hizo una marcha de protesta multitudinaria por el desmantelamiento y desguace de YPF?

Un Nuevo Esquema de Financiación de los Estudios Superiores

Al parecer, los estudiantes y los profesores universitarios están convencidos de que el Estado es un barril sin fondo, o la olla con piedras preciosas que hay en uno de los extremos del Arco iris, creencia que alentó y sufragó el kirchnerismo durante 20 años. En la década del setenta existían los aranceles que eran muy razonables. Se dirá que en esa época había otra economía, pero a esto se debe contestar que hoy día nada en el mundo es gratis. No somos un país del Primer Mundo. Somos un país emergente. El estado argentino en este momento no puede darse el lujo pagarle a todo el mundo los estudios superiores, incluidos los extranjeros en cuyos países de origen los alientan a emigrar a la Argentina para estudiar en sus universidades gratuitas.

El arancelamiento podría solucionar muchos problemas de la universidad pública: pagar mejores sueldos, y dar becas a los que no puedan pagar. Y dar créditos a los que no puedan pagarlos. Así ocurre en Chile, en EE.UU. y muchos otros países. Por ejemplo, una cuota de 100 dólares por mes. Así la UBA recaudaría 30 millones de dólares por mes para insumos equipos, infraestructura y sueldos. 360 millones de dólares por año, o si se prefiere, con 50 dólares por mes, se recaudarían 180 millones de dólares. Otra buena idea sería incorporar la ayuda económica de las empresas privadas, como ocurre en Francia, donde por ley todas las empresas tienen que aportar a la educación pública. Para la armonización de este esquema habría que bajarles a las empresas equitativamente los impuestos que pagan, sancionando los lobbys que siempre son nefastos generadores de corrupción.

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