Por Manuel Lichtenstein.-

A medida que se aproxima la fecha de las elecciones presidenciales, sin que resulte relevante el resultado de las PASO el 9 de agosto, se vislumbran más las posibilidades de acceder a la presidencia de la república del candidato oficialista Daniel Scioli, acompañado por Carlos Zannini.

Estas posibilidades no son mérito de Daniel Scioli, simplemente son el resultado de los desajustes de una oposición, que día a día da acabadas muestras de su incapacidad ya que en su mayoría, por sus egocentrismos y caprichos, no están en condiciones de torcerle el brazo a Cristina, que por ahora viene ganando la pulseada.

Lo racional en mi opinión, sería que en esta emergencia de extrema gravedad, aunque no se comente lo suficiente, es que la oposición si fuera que quisiera ofrecer a la ciudadanía una ecuación progresista, moderna y pragmática, debiera proponer a un ciudadano no enrolado en los vericuetos de esta política desordenada que más conduce al fracaso que al éxito.

En más de una ocasión esbocé la idea de que si deseáramos actuar como una oposición con posibilidades de acceder a la presidencia de la República, todos los políticos opositores debieran en un acuerdo previo, elegir entre destacados ciudadanos en actividades significativas y relevantes, a un solo personaje, que podría ser un CEO de la cultura o de la ciencia, del agro o de la industria, aunque mis lectores esbocen una pícara y sobradora sonrisa, les tiraré algunos nombres que en mi opinión podrían ser: el Presidente de Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere, o el prestigioso neurocirujano Dr. Facundo Manes o el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Dr. Ricardo Luis Lorenzetti.

Los nombres que propongo están en condiciones intelectuales y científicas de comandar un equipo de figuras sobresalientes de probada honestidad, que los hay sin duda alguna, para dar cumplimiento lo que a mi juicio corresponde a las inquietudes de un estadista que no necesariamente provenga de la actividad política.

Pero de lo que estoy seguro es que por lo demostrado hasta hoy por cada uno de los aspirantes al Sillón de Rivadavia, si no hacemos un giro de 180° en esta difícil y singular contienda por el poder, seremos nosotros mismos los que le estamos poniendo el palo en la rueda que nos cortará de un saque las esperanzas de hacer el gran cambio que la República pide a gritos.

Tengo para mí que la ciudadanía todavía no tomó conciencia que desde el futuro inmediato en adelante, la República corre el gravísimo peligro de ser copada por fuerzas de una izquierda perniciosa que, pese a los fracasos en todos los órdenes de este modelo ultra chavista tanto en Venezuela como en Argentina, cuyas retrógradas decisiones de vivir aislados de los países que a pesar de sus errores y chingadas, son más eficientes que los que creen que se cobijan sentados debajo del paraguas de este marxismo interpretado a la bartola.

La oposición, en lugar de concertar el gran acuerdo que nos permita ver la lucecita en el fondo del túnel, al no confiar en sus propias ideas y fuerzas, solo son partícipes y responsables de que cada día que pasa estemos mas lejos de volver a ser una nación confiable en todas las asignaturas que el Estado debe emprender.

De manera que como estoy seguro que hay muchísimos ciudadanos y ciudadanas que opinan lo mismo que yo, mas muchos otros que le pegan en el palo, seguiremos desbarrancándonos al mismo tiempo que las naciones vecinas nuestras, al nutrirse de los increíbles errores que comete nuestro gobierno piloteado por Cristina con su “modelo”, aumentan su PBI que hasta hace muy poco tiempo ni lo soñaban.

Como la realidad es la única verdad, lo que extraigo de los hechos y de los dichos de los tres candidatos a presidente que están más cerca de llegar al poder, como son Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa, a mi juicio son pura cháchara y bla, bla, bla, ya que ni siquiera se atreven a comprometerse con anticipos de planes de gobierno que descentralice la población que de un total de más de 40.000.000 de habitantes, el 45% viven o sobre viven en la Capital Federal, sus alrededores y su con urbano.

Es un verdadero contra sentido que en un territorio de 2.800.000 de Km. cuadrados, en su mayoría totalmente inexplotados en todas sus ingentes riquezas, por desidia de pésimos gobiernos fue aumentando la pobreza y como consecuencia de ello, la mala o inexistente educación, con problemas graves de salud y seguridad, en muchos casos también por inoperancia y corrupción, se incrementa el consumo de drogas y alcohol.

Ninguno de los contendientes dice nada sobre la súper población que generaron la creación de Villas llamadas “miseria” y tampoco nada comentan que un acierto del gobierno, sería remplazar con trabajo digno y bien remunerado a las dádivas que en general envician más que favorecen a los que las reciben, con la agravante que la repartija considerada por este populismo como una inclusión social, no significa nada peor que el envilecimiento del que se vende por unos mangos.

La utopía, ¿podrá darse?

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