Por Luis Alejandro Rizzi.-

Foto: @Eduardoomar11.

Kristina suele hacer uso y abuso del modelo político y económico que puso en marcha y no solo pone énfasis en sus beneficios para “todas y todos” sino en la necesidad de preservarlo y profundizarlo. Es un mensaje trascendente y esperanzador.

Sebastián Campanario decía días pasados que hablar de desempleo, inflación y PBI es más aburrido y menos relevante que hablar de todo lo que viene.

Su discurso desparrama optimismo a tal punto que ya quienes se etiquetan como “opositores” y “oficialistas” hablan de lo que debe mantenerse y mejorarse del famoso “modelo”. Parecería como decía Perón que dentro de nuestras diferencias, todos somos “Kristinistas”.

Tal es el arrastre del discurso de Kristina que SCIOLI está a unos pocos puntos de ganar la elección del 25 de octubre en primera vuelta.

Precisamente la oposición falla porque carece del don del “optimismo” y su discurso suena aburrido e irrelevante.

Dicho en otras palabras Kristina a días de irse del gobierno mantiene su liderazgo sin haber caído en el síndrome del “pato rengo”.

Los opositores carecen de audacia, virtud que le sobra a Kristina y así ella se da el lujo de hablar de lo que se le antoja con la convicción del que sabe, como lo hacían los más sofisticados sofistas, mientras sus opositores creen que siembran optimismo callando lo que deben decir y diciendo lo que debería callar. Es como tener convicciones al revés, recurriendo a las paradojas de Chesterton.

En términos de juegos de azar diría que ella juega al truco y gana con el 4 de copas y una sota para el envido, con la agravante que muestra sus cartas, y los demás están perdiendo, según la mayoría de las encuestas, con 30 y el siete de oros.

Un ejemplo cabal fue cuando se mostró, estudiadamente compungida y quebrada por la muerte de Aylan Kurdi que uso para esconder la muerte de Oscar Sánchez. Fue obvio que esa parte de su discurso fue una representación plena de cinismo.

Su modo de actuar es precisamente la explotación de las miserias de los otros para tapar las propias, sin embargo y recurriendo a Gramsci nos está demostrando que aun la sociedad no se ha planteado la tarea de la decencia y honestidad porque considera que aun no están dadas las condiciones necesarias y suficientes para ello.

El caso “NIEMBRO” es emblemático en ese sentido, ya que presenta por lo menos en lo superficial, mas visos de realizada que las realizadas antes contra de Narváez y Olivera, en éstas no había siquiera indicios, en la de Niembro hay hechos, que habrá que ver como se encuadran no sólo en el derecho sino en la ética política. En ese sentido el macrismo arrastra la famosa denuncia contra el padre de Filmus en la anterior elección para la Jefatura de gobierno de la ciudad que tampoco tenía fundamentos serios.

En este caso quizás por el sesgo que Macri le dio a su campaña bajo la marca de “Cambiemos”, el caso “NIEMBRO” puede impactar en la sociedad de modo mucho más profundo que todas las denuncias existentes contra los “k”, por la sencilla razón que ese hecho se presentó con la sorpresa de todo “cisne negro” y pone en evidencia para el común de la gente que el estado es para muchos una fuente para hacer negocios con mínimo riesgo.

Este hecho es grave precisamente por lo que consideraba Gramsci y podríamos decir que la sociedad o parte de ella advirtió que aun carece del liderazgo necesario para generar otros usos de convivencia y de comportamiento político.

Lo que no han ponderado MACRI, ni NIEMBRO ni todo el PRO es que para esta elección pincharon nuestra ilusión por la decencia. Como diría Jorge Asís, Mauricio se equivocó feo y la elección la ganará quien se equivoque menos. Lo cierto es que aun no sabemos cuántos casilleros retrocedió el PRO con su “CAMBIEMOS” y lo más probable es que más de uno piense, más vale lo malo conocido que lo bueno, que no parece tan bueno, por conocer.

Kristina sigue exhibiendo con dosis de realismo la fantasía de sus presuntos logros y ahora hizo pie en la resolución de la UN sobre principios que deberían aplicarse en los casos de reestructuración de deudas soberanas, sin tener en cuenta que en todos los últimos casos de “default soberanos” su causa fueron las políticas populistas y a la korrupción de lo que Brasil es claro ejemplo y en cierto modo anticipa la real situación de la Argentina gane quien gane. Por otra parte esa resolución poco le servirá al país para terminar con el reclamo judicial de los holdouts.

All sólo cabe pagar y lo negociable solos era la forma y plazos de pago, sin embargo Massa también pareció adaptarse al discurso K, quizás por influencia de Lavagna que tiene su responsabilidad en el canje del 2005 por no haber previsto alternativas para los que no aceptaran esa quita del 70%, que según algunos análisis en los hechos fue bastante menor.

El éxito del kristinismo se debe esencialmente a la falta de ideas de los opositores y sin ideas, los recursos se malgastan o permanecen improductivos.

La crítica que en estos días sobra, debe ser precedida como lo señala Álvaro Rolón del pensamiento creador, dicho en términos secuenciales, el pensamiento creador debe ser al mismo tiempo crítico, pero de poco y nada vale criticar si somos incapaces de ser creativos.

Los políticos opositores no advierten que la sola crítica nos devuelve al pasado y así contribuyen a mantener vivo lo viejo y abortar lo nuevo.

Tiene razón el “oficialismo” cuando dice que a la oposición no se le cae una sola idea, porque no son ideas afirmar que se le dará respuesta a los problemas de la gente, que existen buenos equipos de trabajo o que los presos una vez que entren no saldrán como ocurre ahora.

En cierto modo los mayores goles-logros de los K son hechos de modo ilícito, con las manos, pero aplicando la doctrina Maradona, se trata de “la mano de dios”.

Curiosamente el Kristinismo se sustenta en un repertorio de ideas que nos han llevado a sucesivos fracasos que se reiteran con un curioso entusiasmo.

Pero la cuestión es que si esas ideas se iteran es porque no hemos tenido otras mejores y eso nos muestra la inercia de nuestro sistema educativo que ha sido incapaz de desarrollar la capacidad creativa que tiene toda persona junto al sentido estético de la vida. Es decir somos consecuencia de nuestra baja calidad de la educación.

Nuestra sociedad es una sociedad apática, le tememos a los desafíos lo que demuestra una peligrosa dosis de “desentusiasmo” y nos hemos convencido que hay un solo modo de hacer las cosas pero esperamos resultados diferentes. Estamos esclavizados de la dependencia del sendero.

El mérito del kirchnerismo -ahora Kristinismo- fue el de hacernos creer que somos víctimas de un mal desconocido, oculto y perverso que se manifiesta de diversas formas como si fuera la bruja de Blancanieves, por lo que debemos celebrar que no nos ocurran cosas peores.

Suelo decir que lo peor es mejor que nada y esa es la idea fuerza que logró culturizar el Kristinismo, recordemos el elogio de Kristina a la villa 31, es su mérito y aun puede ser su carta de triunfo, salvo que los políticos opositores encuentren el modo de entusiasmar a la gente convenciéndola de que puede ser protagonista de lo mejor.

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