Por Hernán Andrés Kruse.-

El gobierno nacional acaba de asestarle un nuevo y duro golpe al bolsillo que impacta directamente en la salud. En efecto, el oficialismo autorizó un nuevo aumento para las prepagas del 17 por ciento, el techo inflacionario previsto por el equipo económico para 2017. El Ministerio de Salud les dio el okey a todas las entidades de Medicina Prepaga inscriptas en el Rnemp (Registro Nacional) para que implementen el aumento-complementario y acumulativo-de las cuotas. A partir de julio los incrementos serán del 6 por ciento y a partir de agosto, del 5 por ciento. Como el sector había aplicado un aumento en diciembre del 6 por ciento, hay un incremento acumulado que sufren los usuarios del 17,98 por ciento. Este ajuste afectará el bolsillo de millones de personas afiliadas a las prepagas.

Mientras el gobierno intenta controlar la espiral inflacionaria restringiendo el consumo doméstico, impone ajustes en los peajes, la medicina prepaga, los servicios de luz, agua y gas, entre otros. De esa forma el oficialismo continúa con su estrategia de castigar al pueblo (menos consumo y achique del mercado interno) mientras garantiza altas tasas de rentabilidad a los grandes empresarios. Según un informe elaborado por el Centro Atenea, las cuotas de la medicina prepaga experimentaron un incremento del 52 por ciento entre febrero de 2016 y febrero de este año, mientras que la inflación, según el IPC porteño, fue del 32 por ciento. Según el informe de Atenea “el año pasado, el ministerio de Salud autorizó cuatro aumentos: en marzo (9 por ciento), junio (15 por ciento), julio (5 por ciento) y octubre (9 por ciento), lo que arrojó un acumulado de 43,5 por ciento. En 2014, los aumentos de las prepagas fueron un 6 por ciento menor a la inflación y en 2015 empardaron los aumentos”.

La ley 26.682 regula a las empresas de medicina prepaga y su reglamentación establece que dichas empresas no pueden incrementar las cuotas sin no existe un acuerdo de la autoridad de aplicación. Ello explica la decisión del gobierno de publicar una resolución (la 613-E de la cartera de Salud, publicada en el boletín Oficial y firmada por el ministro Jorge Lemus) autorizando el aumento. La reglamentación, vigente desde diciembre de 2011, aclara que para obtener la correspondiente aprobación, las firmas están obligadas a justificar los aumentos y a someterse a un examen de su estructura de costos. El análisis debe contener: a) documentación referida al aumento del costo de las prestaciones obligatorias; b) nuevas tecnologías y reglamentaciones legales que se introduzcan en el Programa Médico Obligatorio; y c) el incremento de costos en relación con los recursos humanos, entre otros.

El gobierno, por intermedio de la resolución mencionada, tuvo en consideración para autorizar los aumentos en las cuotas “las proyecciones de incremento de costos del sector”, por lo que creyó “razonable autorizar un aumento de un 11 por ciento a partir del 1 de julio de 2017”. Un relevamiento realizado por Página/12 en ElegiMejor.net (un buscador y comparador online de coberturas sociales de salud creado hace poco tiempo) demuestra que un adulto de 35 a 40 años debe pagar, según el plan y la empresa prestadora del servicio, una cuota que oscila entre 1311 y 17.543 pesos. En una comparación entre 63 planes de salud de las 13 prepagas más importantes del país, el plan más barato o básico (incluye un copago por consulta o servicio con copago) comienza en 1413 pesos (Hominis). A partir de ese piso la escala se incrementa: 1645 pesos (Medicus), 1771 (Sancor), 1841 (Alemán), 1910 (Italiano), 2186 (Británico), 2403 (Swiss Medical) y 2414 (Omint, sin copago). Si la cobertura alcanza los servicios de odontología, oftalmología, flebología y cirugías, las cuotas y los planes suben geométricamente (desde los 6000 a los 17.543 pesos). Según la EPH (Encuesta Permanente de hogares), carece de cobertura paga el 30,4 por ciento de los individuos, con lo cual sólo están en condiciones de ser atendidos en hospitales públicos. Por su parte, cerca del 70 por ciento (18.928.959 personas) posee algún tipo de cobertura médica (fuente: Cristian Carrillo, “Golpe al bolsillo que impacta en la salud”, Página/12, 24/5/017).

En su edición del 24 de mayo, Clarín publicó un artículo de Eduardo van der Kooy titulado “La mano de Dios, versión Carrió”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “Debo agradecerle a la mano de Dios”. Elisa Carrió nunca quiso con ese comentario emparentar su situación con aquel gol de Diego Maradona a Inglaterra en el mundial 86, en México. La diputada le apuntó, en cambio, al fallo de la Sala II de la Cámara Federal (Martín Irurzún, Horacio Cattani y Eduardo Farah) que ordenó la reapertura de la causa por una denuncia sobre supuesto enriquecimiento ilícito en su contra. Tal determinación obligó al juez Daniel Rafecas a insistir tres veces con la citación al denunciante para que ratificara su presentación. Al fin apareció Saúl Enrique Paz, un desocupado-albañil de oficio-de la localidad de Derqui, quien confesó que le habían pagado $ 1500 por imputar a la líder de la Coalición. Eso le permitió a Carrió demostrar que había quedado enredada en una operación política y de inteligencia” (…).

“Estoy cansada de andar limpiando la mugre de aquí adentro”, afirmó en las últimas horas ante la perplejidad del macrismo. Se explica esa perplejidad: Marcos Peña, el jefe de Gabinete, y Mario Quintana, uno de los ministros coordinadores, habían estado conversando con ella sin vislumbrar la chance de una erupción pública. Carrió insinuó la complicidad oficial por los beneficios que tendría Julio De Vido” (…) “Carrió no tiene voluntad de echar sombras sobre Mauricio Macri. Aunque sus palabras suelen poseer siempre una onda expansiva ilimitada. Pero le viene repitiendo al Presidente, cada vez que puede, el mismo argumento: hay estamentos del Estado que, pese al cambio de Gobierno, siguen funcionando con la lógica pasada. La del kirchnerismo. E incluso más atrás. La diputada señala varios lugares. Uno de ellos es la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). La comanda Gustavo Arribas, amigo íntimo del Presidente” (…) “Carrió le ha pedido a Macri que reconsidere su incondicionalidad con Arribas” (…).

“El nombre de Arribas volvió a la superficie cuando el cambista brasileño arrepentido, Leopoldo Meirelles, insistió en involucrarlo al declarar por teleconferencia en el capítulo argentino de las coimas de Odebrecht que investiga la Justicia. Varias cosas llamaron la atención. Meirelles casi no pudo brindar precisiones sobre los pagos realizados por la empresa constructora de Brasil en la Argentina. Fueron, según reveló un tribunal de Estados Unidos, U$35 millones girados entre 2007-2014 para ganar licitaciones y, se sospecha, como aportes de campaña” (…) “La obra pública estuvo bajo la jurisdicción del ex ministro De Vido. Nada de todo eso supo precisar Meirelles. Aunque se acordó, en cambio, del apellido Arribas. Otra curiosidad fue la rápida divulgación de ese dicho. Los ojos se posaron sobre Alejandra Gils Carbó y los fiscales que siguen el caso” (…) “La intención sería que la mancha de las coimas salpique también al ciclo macrista. Carrió no desconoce esa maniobra. Pero no alcanzaría para exculpar la responsabilidad de Arribas” (…) “El titular de la AFI nunca logró explicar los motivos de las cinco transferencias hechas por Meirelles a su cuenta en Suiza” (…) “La líder de la Coalición presume que desde la AFI, en combinación con sectores de Comodoro Py, se urdirían las jugadas en su contra” (…).

“Los jueces federales lanzaron la semana pasada una nueva asociación (AJUFE)-paralela a la de Magistrados-que reúne a 200 integrantes a cargo de delitos federales, como la corrupción y el narcotráfico. El objetivo de tal entidad sería resistir las presiones de los Poderes Ejecutivo y Legislativo” (…) “La AJUFE cuenta con la bendición de Ricardo Lorenzetti. El jefe de la Corte Suprema sostiene una batalla judicial contra Carrió. Ante tales circunstancias, el Gobierno ensayó retomar la iniciativa. Las municiones fueron disparadas contra Gils Carbó. El ministro de Justicia, Germán Garavano, comunicó que se convocó a la empresa Odebrecht a brindar la información sobre las coimas a la Oficina anticorrupción” (…) “Esa ofensiva cuenta con dos planos. El político: el Gobierno tenía necesidad de irrumpir en la escena ocupada por otros con un fuerte mensaje anticorrupción. El jurídico: no será sencillo avanzar en el camino para que la empresa brasileña termine develando el detalle de las coimas. Odebrecht demanda dos cosas. Inmunidad para los implicados y la garantía de continuidad de sus negocios en el país, que no son escasos. La Argentina carecería de resortes legales para satisfacer aquellos pedidos” (…) “La revelación del vínculo entre la corrupción y la política permite descubrir situaciones diferentes en la región” (…) “En poco más de un año y medio la Justicia brasileña imputó y encarceló alrededor de 1400 dirigentes (políticos de todos los partidos y empresarios), en especial a partir del escándalo en Petrobrás, que estalló dos días antes que la ex presidenta Dilma Rousseff ganó la reelección. Aquí Macri lleva 17 meses de poder y las novedades suenan magras. Salvo las prisiones de Lázaro Báez y José López, el de los bolsos. Y ahora se abre a pleno la campaña electoral”.

En su edición del 24 de mayo, La nación publicó dos artículos, uno firmado por Morales Solá (“En busca de un acuerdo revelador”) y el restante por Andrés Malamud (“El Lava Jato desnuda la debilidad del gigante”).

Los párrafos salientes del artículo de Morales Solá son los siguientes: “El acuerdo en el que el Gobierno trabaja contrarreloj con la empresa Odebrecht para que entregue la información sobre los sobornos pagados en la Argentina podría provocar un escándalo político de dimensiones imprevisibles. El acuerdo deberá estar concluido antes del 1 de junio, plazo en el que vencerá el compromiso de la empresa para mostrar información precisa sobre la trama de corrupción que tejió en Brasil y el resto del mundo” (…) “La decisión de negociar un acuerdo con Odebrecht fue tomada personalmente por Mauricio Macri luego de analizar las últimas declaraciones de su aliada Elisa Carrió y de comprobar que no quedaban muchas esperanzas por el camino de la Justicia” (…).

“Ya de regreso, Macri envió al jefe de Gabinete, Marcos Peña, a que se reuniera con Carrió, quien le explicó al ministro que el caso Odebrecht en la Argentina necesitaba de una solución política urgente. Peña inició en el acto una gestión con el ministro de Justicia, Germán Garavano, quien, a su vez, venía depositando la culpa de las demoras en la acción (o la inacción) de los fiscales comandados por Alejandra Gils Carbó” (…) “Las reuniones del gobierno, realizadas el mismo lunes, incluyeron a los abogados de la empresa brasileña y a su CEO en el país. La propia Carrió se había reunido la semana pasada con los letrados de Odebrecht, quienes le transmitieron la vocación de la empresa para transferirle al estado argentino toda la información confiable sobre los sobornos a funcionarios locales” (…) “La información en poder de los funcionarios que negocian el acuerdo con Odebrecht asegura que en los archivos de la empresa no figuran pagos de sobornos al entonces jefe de gobierno porteño Macri ni al actual jefe de los espías, Arribas. En rigor, los pagos se hacían a través de los socios locales a funcionarios del gobierno de los Kirchner, sobre todo a De Vido” (…) “El presidente dio la orden de seguir adelante con la negociación y el acuerdo. Ésa es la decisión que Carrió encomió públicamente” (…).

“Lo único cierto sobre Odebrecht en la Argentina es lo que la empresa informó a la poderosa SEC (Securities Exchange Commission), la agencia norteamericana dedicada a hacer cumplir las leyes federales en los mercados financieros y bolsas de valores.. En sus oficinas de Nueva York, Odebrecht aseguró que pagó en la Argentina 35 millones de dólares en sobornos. La otra certeza es que nunca se supo el nombre de los ex funcionarios que cobraron semejante cantidad de dinero. Es la lista que podría conocerse en los próximos días si las actuales negociaciones concluyeran en un acuerdo. La agitación actual por ese acuerdo surgió luego de que Carrió denunció públicamente el encubrimiento político y judicial que beneficia a De Vido. Es cierto que quien fue el patrón de las obras públicas durante más de una década tiene muchas causas abiertas…, pero también es veraz que no ha tenido mayores sobresaltos en los tribunales” (…) “Peor: el Congreso está demorando inexplicablemente la ley que autoriza al Estado a confiscar los bienes y el dinero productos de la corrupción y la que también hace responsables penales de la corrupción a las empresas” (…) “Falta también la voluntad de los jueces. El contraste de la Justicia argentina con la brasileña es dramáticamente pernicioso para los jueces locales. Abroquelados en la teoría de que el sistema de garantías argentino es largo y enrevesado, los jueces locales son anestesistas perfectos de las causas penales más renombradas”.

Los párrafos salientes del artículo de Malamud son los siguientes: “En los últimos 20 años nos comimos todos los amagos. Las elites brasileñas decidieron que eran una potencia mundial y que debían liderar la región. En 2000, Fernando Henrique Cardoso convocó a los presidentes sudamericanos en Brasilia para crear Iirsa, el plan de infraestructura regional que dio inicio a la expansión de Odebrecht por el continente. En 2008, Lula volvió a reunirlos para crear la Unasur, la organización que Brasil concibió como su OEA de bolsillo. El objetivo fue delimitar un área de influencia que eliminase la competencia de México y la interferencia de Estados Unidos” (…) “Pero cuando la crisis disipó la humareda, el gigante estaba desnudo”.

“¿Cómo medir el poder de un país? Una regla de hierro es no hacerlo por el discurso de sus gobernantes: la retórica oficialista es siempre inflacionaria. Y el poder no se declama, se ejerce. En tiempos de paz, el poder se llama liderazgo. Existen dos tipos, uno es posicional y consiste en estar al frente de los demás: el equipo que lidera la tabla tiene más puntos que los demás, pero éstos no quieren seguirlo, sino derrotarlo. El segundo tipo de liderazgo es relacional: consiste en reclutar e influenciar seguidores, que aceptan la posición subordinada porque también obtienen beneficios. El liderazgo posicional busca someter; el relacional, articular. Brasil siempre fue un líder posicional por la sencilla razón de que era más grande que los demás, pero nunca logró de sus vecinos más que alineamientos esporádicos e interesados” (…) “Los países, como las personas, tienen tres recursos de poder: la fuerza, el dinero y el encanto. Con ellos se logra que alguien haga algo que de otro modo no haría. Por un tiempo, Brasil pareció disponer de los tres tipos. Fue una ilusión: algunos recursos se fueron por la canaleta de la corrupción, y otros nunca existieron”.

“Brasil no tiene fuerza. Con el 3 por ciento de la población mundial, su presupuesto militar representa sólo el 1,5 por ciento del gasto global, y tres cuartos se dedican a pagar salarios y pensiones” (…) “Brasil no tiene capacidad para imponerse por la fuerza en la región. Por suerte, no la necesita: le alcanza con el dinero. Pero Brasil tampoco tiene dinero. La emergencia del gigante fue un cuento para enanos. En los últimos 25 años, el ingreso per cápita chino redujo la brecha con los Estados Unidos un 25%; el brasileño, cero. En los años 90, Brasil llegó a ser un exportador industrial, pero después del mayor boom de la historia volvió a ser un exportador de recursos naturales. Varias empresas públicas, como Petrobras, están al borde de la quiebra” (…) “Brasil ya no tiene plata para comprar a sus vecinos. Por suerte, pensaron algunos, alcanza su encanto para seducirlos. Pero Brasil perdió el encanto. El país del fútbol, el samba y el carnaval conquistó el mundo no por su exotismo, sino por otra razón: una increíble seguidilla de presidentes que cualquier país envidiaría. Durante dieciséis años, Fernando Henrique Cardoso y Lula capturaron la imaginación y los corazones del mundo. Sociólogo brillante el uno y sindicalista carismático el otro, sumaron a su atractivo personal un frenético activismo internacional” (…) “La diplomacia presidencial sobrevendió Brasil y lo hizo pelear muy arriba de su categoría. Pero Dilma acabó con la magia y Temer la enterró. Hoy, el soft power de Brasilia, o sea su capacidad de atracción y seducción, rankea poco encima de la de Caracas” (…).

“Con Lula, Brasil perdió las principales candidaturas que disputó, tanto en la región (BID) como en el mundo (OMC). Con Dilma llegó el canto del cisne: dos brasileños dirigen hoy la Organización Mundial del Comercio y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. El poder diplomático del país, sin embargo, se disipó” (…) “El gran Brasil quedó reducido al Mercosur, un bloque con menos acuerdos comerciales que las fantasías más salvajes de Donald Trump. El repliegue del grandote hizo ruido y alimentó delirios. En el mundo pocos lo lloran, y en el barrio algunos sonríen” (…) “sucede que si Brasil no pudo (liderar la región), teniendo la mitad de la superficie y la mitad de la población de América del Sur, menos podrán los enanos que lo rodean. Las fuerzas armadas de Chile y Colombia están bien equipadas, pero son minúsculas para proyectarse fuera de sus fronteras. Las economías argentina y colombiana son varias veces menores que la brasileña. Y aunque los tres desafiantes concitan simpatía internacional, están lejos de atraer inversiones masivas o producir bienes científicos o culturales que les permitan influir a sus vecinos” (…) “La consecuencia internacional del Lava Jato fue develar la quimera de Brasil como líder regional. Ojalá no haga falta tanto para bajarles las ínfulas a los que deliran con sucederlo”.

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