Por Oscar Edgardo García.-

Martín Lousteau, solitaria y escurridizamente, mantiene conversaciones con el kirchnerismo para voltear la Ley Bases imponiendo su proyecto personal, que no cuenta con el apoyo del resto de los legisladores que integran la bancada radical.

El senador pone cada día más en evidencia que padece del «Síndrome del Llanero Solitario». Solos mi caballo, mi arma y yo, decía una vieja canción.

¿Qué están esperando los radicales que ocurra para pedirle a Lousteau la renuncia a la presidencia del partido?

¿Que la leche rebalse el vaso para luego llorar sobre la derramada?

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